A la una veintiuno los invitados habían llegado y a las dos treinta y siete empezó la cena. Dimitri mandó el mensaje cuando había llegado por ellos y Akira se encargaba de recoger el cuerpo del Español, pues ese sería el plato fuerte de nuestros invitados. Era buena señal que no hubiera perturbaciones, la señorita Sunset se había sumergido en un largo sueño después de pasar largos minutos dando vueltas por la cama. Yo por fina había tenido tiempo de relajarme y dejar de pensar en todo el problema que Hobbes había ocasionado. De alguna manera sentía que conocía a Hobbes, su manera de operar era muy similar a la de los heraldos. Siempre trabajando en las sombras. Cabía la probabilidad que el fuera uno de ellos, el excomulgado que ganó el perdón de la alta mesa por desafiarlos y haber ganado en su propio juego. Era difícil saberlo, pero era seguro que buscaba joder todo, sus planes no eran certeros para nosotros. Y estaba casi segura que el gobernador podría saber quién era, pero no hablaría por haber tanto en juego, por el momento todo era incierto. Una vez que los agentes del orden tuvieran suficiente información sabría bien cómo actuar ante esta situación, por el momento lo más adecuado era esperar y dejar que el maldito de Hobbes, si es que existe, vuelva a actuar para así poder saber a quién está dirigido el ataque. Había muchos nombres y demasiadas personas involucradas, por lo menos sabía que Ador Walker tenía motivos para querer exponer a la alta mesa. Era la única pista concreta, una venganza por no dejarlo salirse de este negocio.
Suspiré cansada de pensar demasiado y me sumergí en un mundo de letras, sobre la Alemania Nazi y el arte gótico. Así pasé las horas aprendiendo y maquilando mi plan de tortura y para hacer todo más interesante mandé traer a unas cuantas mujeres que serían el señuelo perfecto.
Finalmente llegó la hora. Me puse en pie, miré una última vez a la mujer que dormía plácidamente y acaricié su cabello, pensado en que después de esto, todo estaría bien. Salí de mi habitación y me dirigí a recibirlos, ellos no tenían ni idea de que pasaría ahora.
— Los estaba esperando. — dije en un tono amable.
Akira sonrió ante mi comentario y se dirigió a la cocina con una bolsa cargada al hombro, Dimitri estaba por detrás de ellos, cerrando la puerta y mostrándose tranquilo.
— ¿Dónde está el Español? — pregunté falsamente, como si no supiera que está camino a la cocina para ser preparado para la cena.
— Se nos unirá más tarde, se está encargando de otras tareas. — Dijo Dimitri en ese acento brusco que lo caracteriza tan bien.
— Bueno, ustedes fueron los encargados de la tarea de la noche. Obedecieron como es debido.
Hasta ese momento ninguno había dicho una sola palabra, a decir verdad, parecían estar nerviosos y ausentes al mismo tiempo. Parecían cautelosos y ese era un problema, los quería confiados y tranquilos. Así sería más divertido todo, está vez yo me encargaría de ellos personalmente, como en los viejos tiempos cuando era más joven. Me sentía excitada por eso, pues hacia bastante tiempo que no mataba a nadie por diversión, solo trabajo. Y lo mejor de jugar con las víctimas es que no lo esperan, de esa manera cuando se ven en el problema y descubren la verdad, el miedo comienza y la adrenalina se dispara. Luchando por sobrevivir. Eso es lo divertido, verlos luchar, pensando que se pueden salvar.
— Sí, señora.
Contestó uno con aspecto desaliñado, sonriendo por el elogio, orgulloso de su trabajo. Así que en ese momento empezó mi juego y tenía que hacerlos hablar con rapidez, pues no tenía la paciencia para tenerlos ahí con sus estúpidas caras, los quería sufriendo. Deseaba hacerlos sufrir, necesitaba verlos de esa manera tanto como el respirar.
— Perfecto, pasen al comedor. — mientras los guiaba me mostré indulgente, justificando un pequeño altercado al que le restaba importancia. —El Español me hizo una petición que he decidido cumplir por su buen trabajo. Nadie los descubrió en el secuestro y cumplieron perfectamente con lo indicado, creo que saben que tuvimos un altercado por eso, pero son cosas menores.
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La Adjudicadora
FanfictionEn las sombras de Nueva York, donde el oscuro mundo del crimen se entremezcla con la opulencia, una misteriosa figura femenina lidera la Alta Mesa, un consejo de criminales intocables. Su rostro, marcado por el fuego, se oculta tras una máscara de p...