CAPÍTULO 07

1.7K 83 0
                                    

Mila

Respiro a Jax, apoyando mi cabeza en su hombro. Casi me entraron ganas de llorar cuando me sacó del set. No porque estuviera enfadada con él, sino porque no solo se había dado cuenta que estaba dolorida, sino que le importaba. Me sentía como si no pudiese respirar. Además de estar de pie con la luz golpeando sobre nosotros durante horas, pensé que iba a desmayarme. Pero cuando me recogió, me sentí como si todo hubiera bajado de mis hombros.

A él le importó. Le importa. Ese pensamiento no para de sonar en mi cabeza. Esto se siente como mucho más que un trabajo para él, pero todavía quiero oírle decir eso. Quiero algo. Sé lo que me hizo decir cuando estaba de rodillas delante de mí dándome placer como nada que hubiera sentido antes, ¿pero decía la gente esas cosas habitualmente durante el sexo?

—Ha sido increíble —comento finalmente, después de empezar a sentirlos dedos del pie de nuevo. Queda muy lejos el dolor que me causó el vestido. Ahora estoy hormigueando de felicidad. Me muevo un poco y siento su pene duro en mi culo. Deja escapar un gruñido, su mano apretándome más fuerte para que no pueda moverme. Es entonces que me doy cuenta de que estoy desnuda y bastante envuelta a su alrededor.

—Más que increíble. —Sus palabras ruedan sobre mí, haciéndome sonreír contra su cuello. Mantengo mi rostro enterrado para que no vea mi timidez.

—¿Y tú? —pregunto. Esta es la tercera vez que me ha hecho correrme. Dos veces hoy y una vez anoche, y no le he dado nada a cambio.

—He conseguido lo que quería.

Alejándome le miro confundida.

—Pero tú no.... —Dejo de hablar.

Me sonríe. La sonrisa cambia todo su rostro.

—He estado muriendo por tener mi boca en tu coño todo el día. —Se inclina más cerca, su boca rozando la mía. Mi lengua sale y se desplaza a través de su boca mientras lamo sus labios. Consigo saborearme. Es erótico. Me gusta—. Gracias, niña bonita. Por darme eso. —Entonces me besa. Creo que la agradecida debería ser yo.

Cuando nos separamos los dos estamos respirando con dificultad y quiero más.

—Debemos vestirnos y salir de aquí.

—No creo que pueda salir, sin embargo —digo con un suspiro, deseando que pudiéramos.

—Puedes hacer lo que quieras, niña bonita —responde, metiendo mi cabello tras la oreja. Su dedo se arrastra por mi cuello.

—Realmente me gusta cuando me llamas así —admito. Nunca he tenido un apodo antes. Bajo la mirada por un momento, y lleva su dedo a mi barbilla, haciendo que le mire de nuevo.

—Puedes decirme lo que quieras.

—¿Cómo supiste que quería decir algo más? —pregunto.

—Soy bueno leyendo a la gente. —Roza sus labios contra los míos— Dilo.

—¿Llamas a todas "niña bonita"? —Mis mejillas se sonrojan ante la pregunta. No tengo ni idea de por qué me sonrojo por eso. Estoy sentada en su regazo, desnuda. ¿Por qué debería sentir vergüenza por una simple pregunta?

Suelta una risa profunda.

—No, no puedo decir que sí. Solo me sale contigo.

—Oh. —Le sonrío—. Me sorprende que no estén golpeando a la puerta para que vuelva. —Exhalo fuertemente. Todavía tengo un evento al que ir esta noche.

—Tuve que hablar con Cara para hacer eso. —Se levanta conmigo en sus brazos y me deja sobre mis pies.

—Es amable —digo con aire ausente mientras camino hacia el estante de ropa. Quiero saber si alguna vez hubo algo entre ellos. Parece como si se conocieran desde hace mucho tiempo.

—Sí. Ponte las cosas. Nos vamos. Ya has tenido suficiente por el día. —Le miro y veo que se ha cruzado de brazos.

—Está bien. —Agarro mi bolsa y busco en ella. Viene por detrás y envuelve un brazo a mi alrededor, acercando mi espalda a su frente. Su boca se acerca a mi oído.

—Accedes tan dulcemente —dice.

Me giro en sus brazos para mirarle.

—Eres la primera persona que realmente se preocupa por mí y mi bienestar. Si dices que crees que nos tenemos que ir, entonces... —Me encojo de hombros. Es la verdad. He conocido a este hombre durante un día y se preocupa por mí más que nadie. Otras personas se preocupan, pero no de la misma manera—. Tengo un evento esta noche —señalo—. Debería ir. Es para una organización benéfica con la que he trabajado en los últimos años.

—¿De verdad quieres ir? ¿Piensas que estás preparada? —Me examina en busca de reticencia. Asiento—. De acuerdo. Pero estaré a tu lado todo el tiempo.

Deslizo mis manos por su pecho y le rodeo el cuello con los brazos.

—Como una cita.

Me tira contra él, su dureza clavándose en mi estómago. Me levanta un poco para que mis pies no toquen el suelo.

—Me perteneces. —Repite las mismas palabras de antes, y me quedo sin aliento. Realmente me gusta como suena eso.

Sonrío, y esta vez lo beso, envolviendo mis piernas a su cintura. Pasan otros treinta minutos antes que finalmente me vista.

Niña Bonita - ARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora