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El trabajo se había extendido de más, la reunión que tenía para hablar con la realeza para discutir situaciones de los círculos del infierno y cómo iban las cosas últimamente, tenía que hacer esta inspección cada cierto tiempo para así no estar desinformado de lo que sucedía y procurar que las cosas no se salieran de control, más de lo que usualmente era lo cotidiano en el infierno.

Decidió volar de vuelta al hotel, era una forma de evitar el tráfico y también a las personas sorprendidas por encontrarse al mismo Lucifer en su paso. Durante todo el día pensó en su hija, estaba preocupado de cómo estaría y si lo habría extrañado mientras estaba fuera. Cuando Charlie era pequeña solía quedarse despierta hasta muy tarde esperando que llegase a casa para que la lleve a la cama, algunas veces se despertaba e iba a su estudio para jugar con los patitos mientras Lilith le preparaba leche caliente. Eran recuerdos que siempre apreciaría.

Lo único que Lucifer esperaba era que Charlie estuviera cansada esa noche para que no se levantara en la madrugada, podría haberle dicho a Alastor que él iría por Charlie, pero siendo sinceros, Lucifer solo quería dormir.

Al llegar al hotel lo recibió la fuerte música de Jazz, era conocido que ese tipo de música suele escuchar el demonio radio. Muy aparte de la música, se escuchaban risas que provienen en la estancia, cuando se acercó, vio a su pequeña Charlie bailar lo más que podía al ritmo de la canción, ella no estaba sola, sino que la acompañaba el demonio de rojo. Alastor tomó la mano de Charlie y la hacía girar y por su parte, él movía sus piernas al ritmo de la música

Lucifer no pudo evitar soltar una carcajada por la escena que estaba viendo, alertando a los demás de su presencia. Todo se veía tan acogedor y hogareño que olvidó el estrés del que venía. La niña cuando escuchó a su padre reír lo empezó a buscar entre las personas para correr e ir a abrazarlo.

—Que es todo esto, no sabía que mi princesa era una bailarina también —la pequeña fue cargada por su padre.

—Tuvo que verla bailar tango con Husk o la macarena con Niffty, realmente es una experta— dijo Vaggie, al parecer se había divertido en su ausencia, miro a los demás que se notaban cansados, imaginaba que intentaban acabar con la energía de Charlie así podría dormir toda la noche, Alastor fue al último que miro, el demonio suspiro y se desplomó en el sillón evidentemente cansado.

—Claro si eso lo sacó de su padre — dijo orgulloso Lucifer— creo que es hora de tu baño, manzanita y después a la cama —eso le hizo recordar a Lucifer que muy probablemente Charlie pediría dormir con él y con Alastor, miro al demonio radio y recordó que esa misma tarde le había dado un beso. ¿qué pasaba con él? simplemente fue un accidente, uno muy vergonzoso que no debería de estar pensando.

La pequeña se quejó pues no quería ir a dormir, pasó a los brazos de Vaggie junto con Angel y Niffty que dijeron que se encargaría de bañar a la pequeña. Cuando terminaron de bañarse, todo el baño era un desastre con agua en el sueño, el shampoo y demás cremas se habían caído a la bañera, desperdiciando los productos. Al final de esa complicada batalla salieron victoriosos los mayores y la pequeña fue envuelta en una toalla y le pusieron su pijama de manzanas.

—Al —dijo la pequeña somnolienta, Angel, Niffty y Vaggie ya se habían ido a sus habitaciones, ahora Charlie se encontraba acostada y sus ojitos luchaban para mantenerse abiertos, podría dormir tranquila, pero esperaba a que el demonio radio llegase para dormir todos juntos. Charlie dio un último bostezo, su padre pasaba sus manos por su cabeza y eso provocó que cayera profundamente dormida. Lucifer pensó que moriría de ternura al ver a su hija dormir de forma tan tranquila y casi angelical que, como padre que quiere guardar recuerdos, sacó su celular y le tomó una foto. Unos golpes en la puerta hicieron que se levantase rápidamente y dejará su celular.

—Hola majestad — el demonio radio estaba frente a su puerta, sonriendo y con su pijama puesta

—Hola Al- Alastor, verás, Charlie se acaba de quedar dormida por lo que no es necesario que hoy pases la noche aquí, puedes dormir en tu habitación. — Los labios de Alastor se separaron como si quisiese refutar lo que había dicho el rubio, pero solo se limitó a decir:

—Bien, buenas noches, señor. — y con eso el demonio radio se retiró a su habitación, Lucifer lo miro caminar por los pasillos, parte de él sentía que había hecho mal pero no tenía por qué dormir todas las noches con el demonio radio y Charlie entendería que Alastor tiene su cuarto y su propia cama.

[...]

Con esto, Lucifer cerró la puerta de su habitación y fue directo a la cama donde cayó dormido rápidamente junto a su hija. La noche transcurrió tranquila, la pequeña Charlie no se levantó llorando, pero si se levantó mucho más temprano que el resto de las personas en el hotel. Eran exactamente las 5:30 am cuando Charlie, media despierta y somnoliento, palpó a su lado y vio a su papá durmiendo tranquilo, cuando se movió hacia el otro lado no vio a nadie. La pequeña de cabellos rubios se sentó en la cama y busco al demonio de rojo. No lo vio en ninguna parte de la habitación por lo que decidió bajarse de la cama y salir a buscarlo.

La puerta fue complicada de abrir para alguien pequeña como ella, pero con el uso de sus poderes, de forma muy descuidada, logró abrirla y salió a buscar al demonio radio. Hacía frío y estaba descalza, los pasillos se veían aterradores ante sus ojos pues estaban mayormente oscuros. Iba caminando y subiendo la escalera esperando encontrar a Alastor en alguna parte.

—¡Al! — no pasó mucho para que la pequeña se empezará a impacientar y a llamar al demonio mientras sollozaba en la oscuridad del hotel, Charlie ya no sabía ni en qué parte se encontraba, solo quería que alguien la sacase de esa oscuridad aterradora, empezó a tocar las puertas esperando que alguien abriese y le ayude.

—Charlie? — la pequeña se detuvo apenas escuchó la voz de Alastor, se giró y vio como los ojos rojos del demonio parecía brillar en la oscuridad del pasillo, sin importarle si se veía aterrador o no, fue corriendo mientras lloraba—ay querida qué haces fuera de tu cuarto? tuviste que tener mucho miedo— el demonio radio la cargó y Charlie se acurruco en su cuello mientras hipaba

—Si

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¡Devuelve a mi hija! ; appleradioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora