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—¡Lucifer! —es lo último que puede decir y es lo que el nombrado necesita para derribar la puerta haciéndola pedazos en el proceso. Fue un pedido desesperado que jamás habría salido de los labios de Alastor si no fuese necesario, el temor lo hizo actuar sin saber que encontraría una escena tan horrible frente a sus ojos.

Sobre la cama estaban dos cuerpos que era evidente que habían estado forcejeando entre ellos, la posición de sus cuerpos, la ropa desacomodada y el abrigo junto con la camisa abierta de Alastor no era una buena señal de lo que intentaban hacer. Es una escena devastadora, el sentimiento que deviene a su corazón cuando contempla cómo Alastor desalineado y jadeante, era demasiado para que su corazón se aprieta en su pecho, las orejas yacían planas y sus expresión era desesperada con sus manos en toda la pantalla del soberano.

El cuerpo actúa primero en alejar a ese tipo del demonio que se ha convertido en alguien importante para él, no dejaría que alguien como Vox lo toque.

—Apártate de Alastor — el demonio trata de recobrar su presentación, tapa su pecho y mira como Vox suelta una risa de un chiste que solo él mismo conoce, el aire de superioridad no parece cesar aún en la presencia de Lucifer.

—Majestad, parece que tengo que aclarar las cosas: Alastor y yo tenemos un acuerdo, ¿no es así Al? — la mirada que da es mortal, el rey sabe que todo esto es parte de una manipulación, conoce mucho del odio y sobretodo la rivalidad que tienen los dos soberanos es algo que se nota a millas de distancia—pero si así lo prefiere Alastor creo que ya sabe las consecuencias que le esperan...

—Yo... — ambos miran al demonio de gran sonrisa, el soberano y el rey esperan que las próximas palabras logre que el contrario salga de la habitación, el tiempo parece transcurrir más lento y eso carcome la paciencia de uno de ellos — quiero hacer un trato contigo, Majestad.

Era todo lo que necesitaba para que Vox se acerque a él con la pantalla hecha un desastre del enojo que sentía; en un intento de agarrarlo de los hombros, no pudo hacer nada ya que fue detenido por Lucifer que lo mandó a la pared más cercana. Alastor miró asombrado a su costado, con un mínimo de movimiento casi había dejado fuera de combate a Vox, tenía demasiado poder y ni siquiera lo había intentado genuinamente.

Alastor tragó.

Miró los ojos dorados del rey que no comprendía sus palabras anteriores, pero estaban llenas de emoción y disposición. No estaba en sus planes cambiar su trato con Vox, pero no pudo quitar la imagen de Lucifer de su cabeza, el sentimiento de traición a la calidez de los toques del rey, todo era mucho mejor a comparación de Vox. No imaginó que el pánico vendría y mucho menos supo cómo manejarlo o cómo quitarse a Vox de encima.

Ahora con Lucifer delante suyo no puede pensar otra cosa que no sea estar a su lado en la habitación antes de dormir, burlarse de sus patos o ...

Alastor meditó seriamente, no tenía nada que ofrecerle al mismo rey del infierno, pero Lucifer no negaría en hacer un trato con él, ya sea por su odio o para usarlo como bufón, sabía que Lucifer Morningstar no rechazaría la oportunidad. Entonces, ¿qué podía decir para que fuese convincente? ¿Qué le podría dar?

No queda más que él, su cuerpo y alma, pero no era un ingenuo pecador, pondría reglas.

—Alastor, ¿a que te refieres con trato?— sus mano cubre los dedos de Alastor en un apretón, sigue pensando ya que no le presta atención.

—Si te deshaces de Vox podrás hacer lo que sea conmigo... solo por una noche, esta noche  — sentenció el demonio de la radio, le resulta extraño ponerse en peligroso como dejar su alma en manos de alguien más, eso solo significa lo fuerte que es este contrato; el color verde y negro inundó la habitación, los símbolos impregnaban en el fino tapizado viejo de las paredes del hotel. Lucifer no piensa dos veces antes de tomar la mano extendida en un fuerte apretón y cerrar el trato.

¡Devuelve a mi hija! ; appleradioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora