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La mañana transcurrió a pesar de tener a Lucifer tirado en el sofá pensando que había perdido a su hija para siempre, Husk miraba al dramático rey observar a Charlie mientras jugaba con Vaggie con las muñecas. Lucifer intentó acercarse con varios peluches en sus manos, unos lindos que estaba seguro de que a su hija le gustarían, si le gustaron, se los quitó de los brazos y siguió ignorándolo.

Vaggie le dijo que no se preocupara, que después de un rato volvería a ser la misma Charlie de siempre, pero ya era la Charlie de siempre, solo que estaba enojada con él. Lucifer aprovechó el tiempo y fue a la cocina a quejarse con Alastor, no tenía a quién más acudir, Husk ignoraba todo lo que le diga o simplemente no le daría alguna respuesta que le sirviera, Angel estaba en el trabajo y Niffty... bueno ella estaba atrapando las cucarachas para hacer una corona a su hija como para prestarle atención.

Al entrar a la cocina lo recibió el olor a la comida que se estaba preparando, era delicioso, pero nunca se lo menciona a Alastor. El pelirrojo estaba sentado esperando en una de las sillas mientras leía el periódico, miraba de vez en cuando el horno para cerciorarse que la comida estaba bien. Se dejó caer la silla enfrente a la del demonio radio y lo miró fijamente hasta que lo logró incomodar.

—¿Te puedo ayudar en algo? — bajo el periódico y lo dejo a un lado de la mesa.

—Estoy desesperado, ¿qué puedo hacer para que Charlie vuelva a hablarme? — realmente estaba desesperado como para recurrir a él, eso le causó gracia al demonio

—No lo sé su majestad, ha pensado, no se... ¿en disculparse con su hija? — dijo como si fuese lo más obvio, la respuesta tomó desprevenido al rey del infierno.

Después de esta pequeña charla, Lucifer no pudo volver a hablar con Alastor porque su hija entro a la cocina, Charlie parecía chicle en su zapato, siguiendo a Alastor y pidiendo ayudarlo con la comida que preparaba. Lucifer se acercaba, pero verlos lo hacía sentir mal así que se iba del lugar.

Después de unas horas vio como Lucifer aparecía nuevamente, ahora se escondía entre los muebles y de alguna forma logró acercarse a él

—Pss — Alastor miró en dirección en dónde provenía el ruido y vio a Lucifer arrodillado en el suelo, mirando hacia todos lados por si alguien los miraba—no me mires o Charlie sabrá que estoy aquí

—¿Se puede saber qué está haciendo? — Alastor mantuvo su vista en Lucifer a pesar de las quejas del rey de que no lo mirase

—Salgamos con Charlie al parque— el demonio pareció meditarlo, no estaba convencido—Alastor, esto de ser enemigo público número uno de mi hija está acabando conmigo, debes ayudarme... por favor

El demonio podría ignorarlo, hacer como si no escuchase sus peticiones y que sus problemas no eran algo de su interés para seguir con sus asuntos, pero sabe que Lucifer no descansaría hasta arreglar las cosas con Charlie, además sus ojos se asemejan a los de un perro triste... es escalofriante.

Ah... maldita sea

...

—¿Por qué no salimos un rato? Vamos a dar un paseo al parque— la pequeña la miró emocionada y fue a buscar sus zapatitos rojos, Alastor busco el abrigo y el sombrero de Charlie por si tardaban, no quería que la pequeña se enferme. Le dio una mirada a Lucifer para que se acerque.

—Parece que van a salir, ¿les parece si los acompañó? — la pequeña negó con la cabeza, pero Alastor tuvo que intervenir

—Que nos acompañe y que se encargue de pagar los helados—dijo sin más, tomó la mano de Charlie y salieron, Lucifer los seguía a un lado de ellos y trataba de conversar con su hija.

Al llegar al parque vieron cómo había unas cuantas personas, unos pocos niños jugando y otros llorando porque se habían caído de los juegos. Cuando la presencia de Alastor y Lucifer se hizo notar en el lugar muchos de los pecadores se alejaron de ahí y tomaron la decisión de ver de lejos que es lo que pasaba.

—¿Quieres un helado? Bueno creo que...—Alastor no había terminado de hablar cuando vio como Lucifer se alejó de ellos para conseguir los helados, apresuró al demonio y se presentó frente a su hija ofreciéndole uno

—mhmm—tarareó la pequeña mientras agarraba el helado de vainilla

—Ten, también conseguir uno para ti

—Gracias majestad, no era necesario—a pesar de no ser fanático de las cosas dulces no quiso rechazarlo, lo acepto por educación, si, de todos modos, podría tirar el helado en cualquier momento.

La pequeña empezó a jugar, a veces se le acercaban varios demonios para acompañarla, pero no tardaron en alejarse cuando vieron que detrás de ella estaba una figura roja escalofriante y el mismo Lucifer viéndolos de lejos... vaya padres tenía esa pequeña, eso pensaron.

Cuando Charlie se cansó de jugar se acercó a los adultos para sentarse con ellos, ella pidió más cosas, pedía dulces y aun con las negativas de Alastor, Lucifer iba por lo que pedía su hija. Al final el demonio radio se deshizo de todo, diciendo que ya eran suficientes dulces por ese día, era una reprimenda, pero la niña le generó gracia como Alastor la cuidaba.

Lucifer solo quería escuchar la risa de su hija, lo que todo padre quiere para sus hijos es que ellos estén protegidos y que sean felices o eso es lo que piensa Lucifer. Ver a Charlie feliz y divertirse con Alastor le generó una especie de tranquilidad que no había sentido desde hacía mucho tiempo. Quería atrapar ese momento en donde Alastor y su hija eran felices. Suspiro, era momento de hablar.

—Charlie, te quiero pedir disculpas por todo lo que pasó, enserio no sabes cómo me arrepiento de haberte mentido— la niña miraba a su padre mientras disfrutaba el algodón de azúcar que había guardado en sus bolsillos a escondidas de Alastor, era extraño, era algodón de azúcar pero no sabía bien, desde que empezó a alejarse de su padre las cosas no habían sido como antes, ya no se divertía mucho al jugar y los dulces no sabían tan bien como antes ... lo extrañaba— juro que no volveré a mentirte, manzanita.

Charlie vio a su padre que la miraba con una tristeza que nunca había visto antes en él, ya no quería seguir molesta, quería jugar con él y que la lleve al trabajo y que le compre dulces, aunque Alastor le diga que ya no era tiempo de dulces...

La niña no puede seguir con su enojo y se lanza hacia los brazos de su padre, había aceptado sus disculpas.

—Y a ti Alastor, se cuánto quieres a Charlie y siento ese día si fui duro contigo, a partir de hoy podemos dormir todos juntos— la niña brinco emocionada a las palabras de su padre, este solamente se le ocurrió esa propuesta por la felicidad de ser perdonado por su hija. Alastor suelta una pequeña risa por todo, era tan extraña lo que se sentía en el aire, esa propuesta hizo que se emocionase un poco.

Muchos miraban la escena, claro, desde muy lejos. No sabían que decían con exactitud, pero por la cercanía de Lucifer hacia Alastor y como la mano del rey rodeaba los hombros del temible demonio radio para estar mucho más cerca los hizo dudar sobre lo que sucedía. Algunos pensaron que se encontraban frente a la gran noticia del año, ¡el gran y apasionado romance del rey del infierno con el demonio radio!

Muchos miraban atónitos, sacaron sus celulares, unos resultaron dañados y otros lograron captar el momento con sus cámaras, imágenes distorsionadas, pero era prueba de lo que atestiguan sus ojos.

Eso iba a ser noticia 

¡Devuelve a mi hija! ; appleradioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora