Capitulo 8

212 28 0
                                    



El Rey Sombra se revolvió inquieto en su cama, atrapado en los confines de una pesadilla perturbadora. En su sueño, se encontraba en un oscuro pasillo del castillo, con Twilight Sparkle a su lado, vestida de blanco y radiante como una luz en la oscuridad. Había una sensación de celebración en el aire, pero el Rey Sombra sentía un nudo de ansiedad retorciéndose en su interior.

De repente, las paredes del pasillo se cerraron a su alrededor, transformándose en una jaula de sombras que los atrapaba. El Rey Sombra se dio cuenta con horror de que no estaba controlando sus propias acciones. Sus ojos se volvieron negros como la medianoche, y su voz resonó con un tono siniestro mientras se dirigía hacia Twilight.

—Twilight... —murmuró, su voz llena de malicia—. Has caído en mi trampa. Ahora eres mía.

Twilight miraba horrorizada, incapaz de comprender lo que estaba sucediendo. El Rey Sombra avanzó hacia ella lentamente, su mirada llena de una oscuridad que la hacía estremecer.

—No... no puedes ser tú —susurró Twilight, retrocediendo con temor.

Pero el Rey Sombra continuó avanzando, sus pasos resonando en el pasillo vacío. Finalmente, cuando estuvo frente a ella, levantó una garra oscura y la apuntó hacia su corazón.

—Esta es tu condena, Twilight Sparkle. Tu destino está sellado —dijo él, con una risa fría que heló la sangre de Twilight.

Antes de que pudiera hacer algo, el Rey Sombra descendió sobre ella con una fuerza devastadora, y Twilight gritó en agonía mientras la oscuridad la envolvía por completo...

El Rey Sombra se despertó de golpe, bañado en sudor frío y jadeando por el esfuerzo. Se sentó en la cama, temblando, mientras trataba de recuperar el aliento y calmar su corazón acelerado. La pesadilla había sido tan real, tan vívida, que le costaba distinguir entre la realidad y la fantasía.

Pero una cosa estaba clara: tenía miedo. Miedo de lo que podría llegar a hacer si sus sentimientos hacia Twilight se salían de control. Miedo de lastimarla de la misma manera que había lastimado a tantos otros en el pasado.

Sin pensarlo dos veces, el Rey Sombra se levantó de la cama y se vistió con premura. Necesitaba alejarse, encontrar un lugar donde pudiera estar solo y lidiar con sus propios demonios internos. Sin mirar atrás, salió sigilosamente de su habitación y se deslizó por los pasillos del castillo, evitando a cualquier persona que pudiera cruzarse en su camino.

Finalmente, llegó a la entrada del Castillo de Canterlot y se deslizó por los terrenos del castillo, pasando desapercibido bajo la luz de la luna. Sus pasos lo llevaron hacia el Bosque Everfree, un lugar de sombras y misterio donde podría perderse y encontrar la soledad que tanto anhelaba.

Encontró refugio en una cueva oculta entre los árboles, sumergiéndose en la oscuridad y el silencio. Allí, lejos de todo lo que conocía, se permitió sentir el peso de sus propias emociones, confrontando sus miedos más profundos y oscuros.

Mientras tanto, en el Castillo de Canterlot, Twilight Sparkle se despertó sobresaltada por la ausencia del Rey Sombra. Buscó por todo el castillo, llamando su nombre en vano mientras las lágrimas se acumulaban en sus ojos. Una sensación de pánico la envolvió mientras se preguntaba dónde podría haber ido y si estaría a salvo.

Con el corazón lleno de angustia, Twilight se dirigió hacia la entrada del castillo, decidida a buscar al Rey Sombra y traerlo de vuelta a salvo, sin importar el costo.


Mientras Twilight se apresuraba por los pasillos del castillo, su mente estaba llena de preocupación y confusión. No podía entender por qué el Rey Sombra había desaparecido de repente, y mucho menos dónde podría haber ido en medio de la noche.

Al llegar a la entrada del castillo, se detuvo por un momento, observando el paisaje oscuro del Bosque Everfree extendiéndose frente a ella. Sabía que era un lugar peligroso, lleno de criaturas y misterios que podrían poner en peligro a cualquiera que se aventurara allí, pero también sabía que no podía quedarse de brazos cruzados mientras el Rey Sombra estaba en peligro.

Con determinación en su corazón, Twilight se adentró en el bosque, utilizando su magia para iluminar el camino y buscar cualquier rastro del Rey Sombra. Cada susurro del viento y cada crujido de las ramas la mantenían alerta, esperando encontrar alguna señal de su amigo perdido.

Pasaron horas en las que Twilight buscó sin descanso, recorriendo cada rincón del bosque en busca del Rey Sombra. Sus pensamientos estaban llenos de preguntas sin respuesta, y su corazón latía con la incertidumbre de lo que podría haberle sucedido a su compañero.

Finalmente, cuando el sol comenzó a asomarse en el horizonte, Twilight divisó una cueva oculta entre los árboles. Un presentimiento la guió hacia ella, y con el corazón latiendo con fuerza en el pecho, se acercó y miró dentro.

Lo que vio la dejó sin aliento. Allí, en el interior de la cueva, estaba el Rey Sombra, sentado en silencio en la penumbra, con una expresión de angustia en su rostro.

—¡Rey Sombra! —exclamó Twilight, corriendo hacia él con alivio—. ¡Estaba tan preocupada! ¿Estás bien?

El Rey Sombra levantó la mirada al escuchar su voz, y por un momento, sus ojos se encontraron en el resplandor de la luz matutina. En ese instante, Twilight pudo ver la tormenta de emociones que se agitaba dentro de él, la lucha entre la oscuridad y la luz que lo consumía.

—Twilight... —murmuró él, su voz apenas un susurro—. No deberías estar aquí. Soy un peligro para ti.

Twilight se acercó aún más, decidida a enfrentar sus miedos y ayudar a su amigo en apuros.

—No me importa el peligro, Rey Sombra. Eres mi amigo, y haré todo lo que esté a mi alcance para ayudarte —declaró ella con determinación.

El Rey Sombra la miró con sorpresa y gratitud en sus ojos, incapaz de comprender cómo alguien como él podía inspirar tanto amor y lealtad en otro ser.

—No merezco tu amabilidad, Twilight. Soy un monstruo, un ser de oscuridad que no tiene lugar en tu mundo —dijo él con tristeza, apartando la mirada.

Pero Twilight se negó a aceptar sus palabras. Con su corazón lleno de compasión y esperanza, se acercó y tomó su mano con gentileza.

—Todos cometemos errores, Rey Sombra. Pero eso no significa que estemos condenados a vivir en la oscuridad para siempre. Siempre hay una oportunidad de redención, una oportunidad de cambiar y crecer —afirmó ella, mirándolo directamente a los ojos.

El Rey Sombra sintió un cálido resplandor de esperanza en lo más profundo de su ser, una luz que había estado buscando durante tanto tiempo. En ese momento, supo que no estaba solo, que tenía a alguien que creía en él, incluso cuando él mismo no podía hacerlo.

—Gracias, Twilight. No sé qué haría sin ti —susurró él, dejando que sus defensas se desmoronaran ante la fuerza de la amistad y el amor que encontraba en los ojos de la princesa.

Twilight sonrió con ternura, sabiendo que habían superado un obstáculo importante en su camino hacia la redención y la reconciliación. Juntos, se levantaron y salieron de la cueva, listos para enfrentar lo que el futuro les deparara, unidos en su determinación de encontrar la luz incluso en los lugares más oscuros.

Luz en mi oscuridad  🕯 |Twilight Sparkle X Rey sombra | 🕯Donde viven las historias. Descúbrelo ahora