XVIII

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A partir de ese momento, Aidan se mantuvo apartado de ella. Conocía sus propios límites. La besaba púdicamente a diario, pero evitaba que volvieran a surgir aquellos momentos de erótica sensualidad entre los dos.

A principios del mes de junio, se vio obligado a viajar a Seattle por negocios. Era la primera vez que dejaba sola a _____ tras su estancia en el hospital. Ella lo miró con tristeza, con una expresión que no supo interpretar, cuando se lo comunicó.

-¿Acaso has estado posponiendo ese viaje por mi culpa? -

-No, en realidad no. - Contestó él faltando ligeramente a la verdad. - Nadie ha requerido mi presencia con tanta urgencia, hasta este momento. -

-Pero normalmente tú viajas mucho más de lo que lo has hecho últimamente... - Repuso _____.

-Sí, pero he estado pensando en dejar de hacerlo. Durante estas semanas he estado haciendo una prueba. He enviado a algunos de mis ejecutivos más capaces, para ver qué tal iban las cosas. Y no ha ido mal. No quiero ser uno de esos padres para los que el trabajo es más importante que la familia. - Añadió tomándola por los hombros. - Voy a empezar a delegar la responsabilidad de salir de viaje en mis empleados. Tendré que seguir viajando de vez en cuando, es inevitable, pero me quedaré en casa casi todo el tiempo. Volveré cuanto antes. - Continuó sin dejar de observar tristeza y algo indescifrable en los ojos de _____. - Lamento no poder ir a la próxima consulta del médico. -

-No importa. - Ella sonrió. - Ya soy mayorcita, Finn cuidará de mí. Tampoco esa consulta es tan importante. Ni siquiera me toca hacerme una ecografía. -

-Sí, lo sé. ¿Me echarás de menos? - Preguntó él vacilante.

-Sí... - Afirmó ella en un susurro, asintiendo sin dudar con la cabeza, para sorpresa de Aidan.

-Volveré en cuanto pueda... - Añadió él estrechándola en sus brazos.

Ella asintió, cabizbaja y llorosa. Cuando él la soltó, _____ dio un paso atrás y añadió:

-No te preocupes por mí, últimamente estoy muy sensible y emotiva. - Pero Aidan sí se preocupaba. Detestaba abandonarla, pero sabía que no podía confesárselo. La forma en que _____ se había aferrado a él lo enternecía hasta límites insospechados. Él dio un paso adelante, la atrajo una vez más hacia sí y la besó, antes de decir:

-Volveré antes de que te des cuenta. -

[...]

Pero no fue así. Aidan estuvo fuera nueve días.

Para _____, fue una eternidad.

Al segundo día, después de haberse marchado Aidan, _____ acudió al médico. Una vez más este le rebajó paulatinamente la medicación, pero en esa ocasión, para su sorpresa y alivio, las náuseas no volvieron a aparecer. Y hubo otra novedad, mucho más excitante aún. _____ apenas podía esperar el regreso de Aidan....

Todas las noches, a las ocho en punto, él la llamaba por teléfono, pasara lo que pasara. Ella sabía que debía de costarle un gran esfuerzo porque, con la diferencia horaria, para él no eran más que las cinco de la mañana. Tras la consulta, Aidan la llenó de preguntas sobre el peso y el crecimiento de las niñas, sobre la medicación. Ella contestó con paciencia, y le preguntó a su vez por los negocios. Entonces él le preguntó por la galería y por el préstamo que había solicitado.

-¿No esperabas que te contestaran por fin esta semana? -

-Sí, no me lo han concedido. - Respondió _____.

-¡Maldita sea!, ¿qué le pasa a esa gente? -

-Te echo mucho de menos. - Dijo ella cambiando el tema, antes de colgar.

Y era cierto. La casa le parecía demasiado grande, sin él. Finn y ella seguían jugando como siempre, pero la ausencia de Aidan había dejado un vacío que se sentía incapaz de llenar. Entonces fue cuando _____ comprendió que eso era lo que siempre había echado de menos en su apartamento.

Lo había decorado tratando de llenarlo, pero nunca había sido más que el lugar en el que se dejaba caer tras una dura jornada de trabajo. De pronto _____ comenzó a sospechar que quizá, de soltera, se había lanzado de lleno en el trabajo tratando simplemente de llenar ese vacío, de evitar volver a una casa solitaria.

Aidan había cambiado su vida. Le había hecho comprender qué era una familia, conocer lo que se sentía cuando al volver a casa, alguien te preguntaba por la jornada con verdadero interés.

¿Qué haría, cuando nacieran las niñas? No podía abandonar la galería, era una estupidez pensar que su futuro económico estaba asegurado. Si Aidan se cansaba de ella.. apenas era capaz siquiera de soportar la idea. _____ jamás habría abandonado a Aidan por su propia voluntad, ni estaba dispuesta a privar a sus hijas de una familia y un hogar. Pero lo cierto era que Aidan tenía todos los ases en la mano.

Así que, una vez más, la pregunta seguía siendo la misma: ¿Qué haría, cuando nacieran las niñas? Siempre había pensado seguir trabajando, contratar a una niñera. De pronto la idea le desagradaba. ¿Bastaría con trabajar media jornada, para mantener la galería? _____ le dio vueltas y más vueltas a la idea. Quizá pudiera darle más responsabilidades a Penny. Y aunque expandiera el negocio, lo cual le parecía cada día menos probable, quizá bastara con contratar a otra dependienta.

A pesar de las llamadas nocturnas de Aidan, los días se le hacían muy largos. _____ comenzó a acostarse en la cama de él, simplemente para sentirse más cerca. El médico le había dado permiso para trabajar cinco días a la semana, aunque a media jornada, de modo que pasaba menos tiempo en casa. No obstante, estaba tan aburrida que a veces hacía cosas ridículas. Como quedarse horas y horas en la futura habitación de las niñas, pensando en cómo decorarla. O hacer una lista de memoria de los muebles y objetos de cada habitación de la casa. A la octava noche, cuando Aidan la llamó, _____ le contó que se le había ocurrido un nombre para una de las niñas.

-¿Sí?, ¿cuál?

-Alyssa. -

-Alyssa.... - Repitió él. - Me gusta. Estaba en mi lista. -

-Está bien, ya tenemos uno. -

-Yo también he estado pensando en nombres. - Repuso él. - ¿Qué te parece Lianna? -

-Lianna...muy bonito. Alyssa y Lianna... suenan bien, juntos. -

-¿Te das cuenta de que probablemente acabemos llamándolas Livvie y Lanie? -

-Es cierto, déjame pensarlo. -

-A mí me parecen bien. - Rió él.

Al colgar, _____ sonrió. Pero la sonrisa se borró enseguida de sus labios. Aidan no le había dicho que la echaba de menos tantas veces como ella. Seguramente había recibido miles de proposiciones de otras mujeres, más delgadas que ella. Y, aunque no lo creyera capaz de serle infiel, sí temía el día en que él lamentara haberse casado con una mujer a la que no amaba.

𝐔𝐧 𝐇𝐢𝐣𝐨 𝐓𝐮𝐲𝐨 [ᴀᴅᴀᴘᴛᴀᴄɪᴏ́ɴ] (𝓐. 𝓖.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora