XVII

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A principios de mayo, _____ y Aidan fueron a ver el hospital en una visita guiada especial para futuros padres. _____ era la única mujer embarazada del grupo a la que se le notaba la barriga. Había llegado la hora de comprarse ropa. Aidan insistió en ir inmediatamente después, y así lo hicieron.

De vuelta a casa, pasaron por el apartamento de _____, que ella había subarrendado. Por último se dirigieron a Brookline, a casa de Aidan. _____ sentía que aquel era realmente su hogar, más de lo que había sentido nunca en ningún otro lugar. Ni siquiera en su apartamento. Sólo con atravesar la puerta se relajaba.

De niña, jamás había sentido que la casa de sus abuelos fuera su hogar. Ellos simplemente toleraban su presencia. Volviendo la vista atrás, _____ comprendió que su madre debía de haberse sentido exactamente igual. Los abuelos de _____ habían muerto mientras ella estaba aún en el colegio, y su madre no parecía haberse sentido demasiado afectada. Posiblemente, para ella era demasiado tarde. Era incapaz de recuperarse y dar un giro a su vida, O quizá, sencillamente, careciera del instinto maternal que tan fuertemente sentía _____. De un modo u otro, la muerte de su madre años después, mientras cursaba el último año en la universidad, tampoco había sido un trauma para ella, por inesperada que fuera. En el fondo, se había sentido sola durante mucho tiempo.
Pero jamás volvería a estar sola, recapacitó.

Era sorprendente. Y sin embargo era cierto. Iba a ser madre. Además, tenía a Aidan. A pesar de que él no la amara, a pesar de que quizá finalmente quisiera separarse de ella, en cuanto nacieran sus hijas perdiera el interés, ______ esperaba que siguieran unidos de alguna forma, que siguieran juntos en otros sentidos, aparte del físico.

Saber que Aidan se sentía atraído hacia ella la llenaba de felicidad, apenas podía esperar a explorar físicamente ese deseo. Pero eso no le bastaba. Anhelaba su amor, a pesar de saber que era imposible. Pero sabía reprimir sus sueños. La vida le había enseñado a ser realista, a trabajar duro para conseguir lo que quería. Y también a comprender cuándo lo que deseaba estaba fuera de su alcance. Aidan, definitivamente, estaba fuera de su alcance.

Sin embargo siempre compartirían a sus hijas y quizá, con el tiempo. Él comenzara a preocuparse también por ella. Por el bien de sus hijas, claro. Por supuesto.

Tras la cena, subió a su dormitorio y se preparó para meterse en la cama. Se sentía mucho mejor, pero seguía cansándose con facilidad. Estaba en la cama, leyendo un libro sobre gemelos, cuando Aidan llamó a la puerta que conectaba ambos dormitorios, a través del baño.

-Entra. - Dijo sentada en la cama, con las sábanas por la cintura, vestida con una enorme camiseta de Aidan, que ella utilizaba para dormir.

Al verlo entrar con una camiseta y un pantalón corto, _____ contuvo el aliento. El pantalón apenas ocultaba su virilidad. Llevaba unos cuantos libros en la mano.

-Nombres de niñas. Deberíamos empezar a pensar en ello. La gente de la oficina me pregunta cómo vamos a llamarlas. -

-Aún queda tiempo. - Repuso _____ dando golpecitos en la colcha, indicándole que se sentara. - Pero no estaría mal que comenzáramos a pensar. -

-Hay miles de nombres aquí. - Continuó él, señalando los libros, acercándose al pie de la cama y soltándolos sobre la colcha.

Luego arregló las almohadas y se sentó, apoyándose en el cabecero de la cama. _____ se echó a reír.

-Bueno, menos mal que sabemos que son niñas. ¿Por qué no hacemos una lista con veinte nombres cada uno, y después los leemos? -

-No seas tan organizada. Podemos leerlos todos y anotar los que nos gustan. -

𝐔𝐧 𝐇𝐢𝐣𝐨 𝐓𝐮𝐲𝐨 [ᴀᴅᴀᴘᴛᴀᴄɪᴏ́ɴ] (𝓐. 𝓖.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora