Ese día llegó a casa más pensativo de lo normal, mamá lo notó y en cuanto estacionó el auto frente a la casa, se giró a los asientos de atrás para encararlo y preguntarse que tenía. Pero su pequeñito parecía más concentrado en encontrar una solución a lo que sea que estuviera en su mentecilla que no le hizo caso a su mirada juzgona.
Suspiró y bajó del auto, luego le abrió la puerta y bajó a su hijo para caminar hasta la puerta de la casa en completo silencio. Estaba exhausta, la mañana había estado llena de trabajo y todavía tenía cosas por hacer, la niñera de San aún no llegaba y tenía que esperar un par de minutos para evitar que su hijo se quede solo y pase algo desagradable.
Entrando a casa lanzó lejos el abrigo que se había puesto esa mañana, se quitó los zapatos y se permitió tomar un respiro antes de retomar el trabajo. Sin embargo cuando estuvo dispuesta a dormir luego de sentarse en el sofá más grande del living, su pequeño gatito se sentó a su lado y con sus manitas jaló de su ropa para que le prestara atención. Supo que tenía que estar atenta, pues su hijo parecía más atormentado de lo que le gustaría y lo que era normal para un pequeño de 6 años.
—Mamá, ¿te puedo contar algo?
Se mostró preocupada cuando San habló en su tono bajito, ese tono que usaba con todos menos con ella a menos de que lo que tuviera que decir fuera muy importante o era una travesura.
—Dime cariño, te escucho.
Lo vio juguetear con sus deditos y luego infló el pecho con determinación.
—Hoy llegó un nuevo compañero y la maestra me dijo que lo ayudara con todo lo que necesitara porque era especial. — explicó, haciendo sentir a su madre orgullosa, pero no dijo nada porque sabía que su peque aún no llegaba a lo que de verdad le causaba conflicto —, yo no sabía porqué tenía que ayudarlo hasta que me habló y me dijo que mi dibujo era bonito. Pero mis compañeros dijeron que estaba feo porque las personas eran moradas, y ese niño dijo que no le importaba que las personas fueran de color morado. — se permitió dar un respiro luego de hablar rápido —Mamá, mi compañero no puede ver, ¿qué hago?
Ella se notó sorprendida cuando su hijo terminó de hablar. Hasta donde sabía en la escuela habían grupos especiales para niños con alguna discapacidad, y además ¿como planeaba la maestra dejarle una tarea como esa a un niño de 6 años? ¿Que un niño cuide de otro era razonable? No iba a decir en voz alta que estaba preocupada, pero claro que lo estaba, estaba demasiado preocupada por lo que fuera a pasar de ahora en adelante luego de dejarle un peso como ese a su pequeño.
Por otra parte, está feliz porque al fin su pequeñito tendrá un amigo que no lo juzgue por su daltonismo, las posibilidades de que esto suceda son nulas, por más cruel que suene decirlo de esa manera.
—Peque, ¿estás seguro de que quieres ayudarlo? — estaba conmovida cuando vio a su retoño acertar más de una vez con la cabecita y la mirada más inocente que le vio en toda su vida. Y no pudo negarle, de todas formas, si se lo pidieron a él debió ser por algo, ¿no? —Bueno, debes saber que las personas que no ven no pueden hacer nada por sí solas, y tienen muchas cosas especiales y extrañas para ti, que les ayudan a leer, contar e incluso a dibujar.
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NOMAS PORQUE SI //SANWOO (ADAPTACIÓN)
FanfictionUn pequeño daltónico y uno ciego. Un duo dinámico de mejores amigos que crearán su propio mundo de colores O... La historia de dos amigos de la infancia que vuelven a encontrarse años después donde las cosas cambiaron bien cabron. SANWOO (SAN TOP...