La campana para salir al receso sonó, y supo que su día no podía ser tranquilo.
Hace tres días conocieron a YeoSang, e inmediatamente supieron que asistiría a su misma escuela porque el padre del niño dedujo que sería más cómodo para su hijo estar en la misma primaria que sus nuevos amiguitos y así podría ganar confianza más rápido. Obviamente YeoSang y WooYoung se mostraron más contentos, pero él no, no era por ser grosero o celoso -para nada, obvio- pero quería estar más tiempo a solas con WooYoung como lo llevan haciendo estos tres meses que llevaban de conocerse.
Sólo WooYoung, él, rica comida para compartir y el salón para ellos solos.
Sin embargo ahora, por la nueva compañía, tenían que salir al patio para encontrarse con YeoSang pues este era un grado superior a ellos, y para estar juntos tenían que salir al patio como todos los demás.
¿Estaba contento con el cambio? En realidad no, él prefería que todo fuera como antes, pero WooYoung estaba contento y no tenía porqué quejarse.
Todos sus compañeros salieron del aula, y el sentimiento amargo lo invadió cuando supo que ellos harían lo mismo en lugar de quedarse y que la maestra les cerrara la puerta como era costumbre. Esperaron a que todos abandonaran el lugar, y para cuando ya no hubo ruido ayudó a WooYoung a levantarse de su pupitre para caminar directo a la salida.
Su maestra los vio con curiosidad, para luego ayudar a WooYoung a caminar sin correr peligro —¿Ahora el almuerzo será afuera? — preguntó más entusiasmada que confundida.
—Sipi, hoy veremos a un amigo — respondió WooYoung mostrando una sonrisa pequeñita y San solo bajó la mirada como buscando que la maestra le pusiera a hacer algo para quedarse en el aula.
—Pues entonces suerte, diviértanse y no vayan tan lejos.
Ambos asintieron y WooYoung se sintió extraño cuando puso un pie afuera y la puerta del aula detrás suyo se cerró bruscamente. El viento lo golpeó, hacía un poco de frío y se sentía un poco cohibido, como si no perteneciera a ese lugar; también escuchaba a los demás niños gritar, correr, reír y botar una pelota, él quería hacer todo eso con sus amigos, pero desde siempre supo que no podía hacer eso, por más que quisiese su mami no tenía dinero para cumplirle el único deseo que le queda.
Sintió impotencia, por más que quería parpadear y poder ver algo era lógico que no se pudiera, estaba por sentirse pésimo cuando San lo tomó fuerte de su manita y por primera vez en el día, se sintió realmente seguro.
—¿A dónde iremos? — preguntó con un tono ligeramente incómodo por el ruido que había a su alrededor.
—No lo sé, solo que no sea muy lejos del salón — pidió instintivamente aferrándose a la manito del azabache cuando un niño pasó corriendo con unos cuantos niños más detrás de él.
San observó a su alrededor, divisando las mesitas que habían a los costados del patio donde las niñas se sentaban en grupos grandes a platicar, y una de ellas, aunque era la más desgastada, vio que estaba vacía y era perfecta porque estaba lo más alejada posible del partido de fútbol de los animales de cuarto año. Tiró de la mano de WooYoung para que supiera que comenzarían a caminar, y el castaño se aferró tan fuerte al bracito de su Sannie que casi siente que la sangre le falta.
Llegaron hasta ahí, le ayudó a sentar y segundos después ya estaban comiendo, aunque cada uno sumido en su burbuja sin nada que decir, porque simplemente este no era su ambiente.
WooYoung estuvo por dar la primer mordida a su sándwich de pollo, cuando alguien lo tomó por sorpresa de los hombros y casi siente su corazón salir disparado, amplió los ojitos, intentó buscar la manita de San pero una respiración en su oído lo dejó paralizado.
—Sorpresa — susurró el intruso, acercando un regalo al rostro de WooYoung que, por obvias razones, este no notó —Te traje algo.
—Ah… YeoSang, me asustaste — llevó una manita a su pecho ignorando lo último, por lo que el mencionado se sintió decepcionado y San estaba por echarse a reír. —Te habías tardado, ya íbamos a empezar sin ti.
—Si, lo siento — dijo un poquito más decaído, dejando la rosa de papel higiénico que le había hecho a WooYoung en su clase de arte justo a lado de su manita —Es que nos dejaron tarea de último momento y yo no sabía el tema.
—No importa — minimizó moviendo un poco su diestra hasta sentir un objeto extraño que antes no estaba ahí. Frunciendo un poco el ceño, lo tocó un poco y luego, asustado, lo alejó pensando que era algún trabajo de la clase de YeoSang.
El pálido aprovechó que se dio cuenta, y tomó rápidamente la rosa para extenderla a WooYoung hasta la altura del rostro.
—¡Te hice un regalo! — casi gritó, y WooYoung se mostró más confundido que antes.
—Oh, ¿Enserio? — hizo una pequeña "o" abultando el labio de arriba.
—Sip — exclamó, viendo de reojo con burla a San, quien se mantenía expectante.
—Ah, gracias — dijo bajito sin saber dónde estaba el dichoso regalo. San lo vio buscar disimuladamente en la mesa en busca de algo, mientras que YeoSang seguía sosteniendo con orgullo la rosa frente a su cara, esperando a que WooYoung la tomará.
—No te puede ver, bobo — interrumpió en dirección a YeoSang, el cual le dedicó una mirada que… no supo describir, pero luego se vio avergonzado y guió la manita de WooYoung hasta la florecita de papel; el castaño se sintió más feliz cuando al fin pudo sentir entre sus manitas su regalo.
—Lo siento — murmuró, sentándose de manera en la que le diera la espalda a San. —Es una rosa de papel higiénico, la hice yo en arte.
—Woow — exclamó tanteando la flor tratando de no estropearla. —Que bonita, gracias YeoSang.
—No más bonita que tú — sonrió con orgullo, inflando el pecho cuando vio las mejillas de WooYoung teñirse de rojo —Y de nada, puedo hacerte más cuando quieras.
—¿De verdad? — casi brinco de su asiento —¿Puedes hacer una para mi mami? A ella le encantan las rosas.
—¡Claro! — recargo su codo sobre la mesa y su barbilla sobre la palma de su mano —Puedo hacerte todos los regalitos que tu quieras, aunque no más bonitos que tú, obvio.
San se limitó a rodar los ojos cuando YeoSang imitó el mismo cumplido de hace minutos, o quizá segundos, el tiempo se le está haciendo eterno.
—Gracias de nuevo, Sangie, aunque no puedo verte también pienso que eres muy bonito — se encogió de hombros, tímido, y con el rostro completamente rojo.
YeoSang estaba casi igual, sino es por decir que más, y por otro lado San estaba igual, pero del coraje.
Todo su receso fue solo YeoSang y WooYoung, y cuando sonó la campana cuando terminó el receso, ayudó a WooYoung a regresar al salón y después de ello no quiso decir nada.
Solo quería llegar a casa y jugar a la pelota con papá, si es que no estaba trabajando.
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NOMAS PORQUE SI //SANWOO (ADAPTACIÓN)
FanfictionUn pequeño daltónico y uno ciego. Un duo dinámico de mejores amigos que crearán su propio mundo de colores O... La historia de dos amigos de la infancia que vuelven a encontrarse años después donde las cosas cambiaron bien cabron. SANWOO (SAN TOP...