La oscuridad de la noche no era nada comparada con la oscuridad que sentía en mi interior. Yo, Wednesday Addams, siempre había sido una isla, rodeada por un mar de normalidad que me repelía. Pero ella... ella era diferente.
"¿Enid?" llamé suavemente, mis ojos buscando su figura en la penumbra de mi habitación.
"Estoy aquí, Wednesday," respondió una voz cálida desde el balcón. Su silueta se recortaba contra la luz de la luna, y por un momento, parecía una criatura mágica, un ser de otro mundo que había venido a visitarme.
Me acerqué, sintiendo cómo mi corazón latía con una fuerza que no quería reconocer. "No puedes seguir apareciendo así," dije, intentando ocultar el temblor en mi voz, no por el susto sino por la imagen que me ofrecía.
Enid se giró hacia mí, sus ojos brillando con una mezcla de travesura y algo más profundo. "¿Y por qué no?" preguntó, su sonrisa iluminando la oscuridad.
"Porque..." Empecé, pero las palabras se disolvieron en mi boca. Porque cada vez que te vas, dejas un vacío en mi pecho. Porque me haces sentir cosas que no debería. Porque me importas más de lo que estoy dispuesta a admitir.
Ella dio un paso hacia mí, cerrando la distancia que yo había mantenido meticulosamente entre nosotros. "Wednesday, somos amigas, ¿no es así?" Su mano encontró la mía, y un calor desconocido se extendió por mi piel.
"Sí," susurré, "amigas."
Pero cuando sus labios rozaron mi mejilla en un beso fugaz, supe que lo que sentía iba más allá de la amistad. Era un fuego que consumía, una pasión que me asustaba.
"Entonces no te preocupes," dijo Enid, alejándose un poco. "Las sombras siempre parecen más oscuras cuando estás sola. Pero yo estoy aquí, contigo."
Y en ese momento, supe que, a pesar de todas mis resistencias, Enid había encontrado la manera de iluminar las sombras de mi mundo.
Enid
Desde aquel abrazo, algo cambió dentro de mí. No era solo el miedo paralizante de perder a Wednesday en aquel incidente en la escuela, era la revelación de cuánto significaba para mí. Cada sonrisa sarcástica, cada comentario mordaz, cada mirada que no decía nada y lo decía todo. Wednesday Addams, con su fascinación por lo macabro y su desdén por lo convencional, era ella la que había dejado una marca indeleble en mi corazón.
He pasado horas leyendo sobre cosas que nunca pensé que me interesarían. La taxidermia, la literatura gótica, incluso he intentado entender el ajedrez, todo para acercarme a su mundo. Y aunque a veces me siento como una intrusa, hay algo en la intensidad de Wednesday que me atrae irremediablemente.
He empezado a jugar con las palabras, a usar frases que sé que a ella le gustan. "La vida es un cuento contado por un idiota, lleno de sonido y furia, que no significa nada," recité un día, citando a Shakespeare, solo para ver cómo sus labios se curvaban en una sonrisa casi imperceptible.
Wednesday
Me sorprendió escuchar mis propias palabras reflejadas en su voz. Enid, con su eterno optimismo y su amor por todo lo colorido, estaba entrando en mi mundo de tinieblas. Y lo más desconcertante era que no me desagradaba.
"Estás citando a Macbeth en un intento de impresionarme," dije, arqueando una ceja.
"¿Funcionó?" preguntó, con un brillo juguetón en sus ojos.
No pude evitarlo; me reí. "Tal vez un poco."
Enid
Cada encuentro con Wednesday es un juego de ajedrez donde yo intento un jaque mate emocional, pero ella juega una partida diferente.