Vínculos Velados Final

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Wednesday se quedó inerte, viendo cómo la puerta se cerraba detrás de Enid. La realidad de la despedida la golpeó con fuerza, y aunque una parte de ella quería correr tras Enid, otra parte sabía que tenía que dejarla ir. La lágrima que había caído era un testamento silencioso de la complejidad de sus emociones, una mezcla de amor, miedo y arrepentimiento.

El auto se alejó, llevando a Wednesday hacia un futuro incierto, en el silencio del amanecer, con el peso de sus palabras aún resonando en el aire. Sabía que las cosas entre ellas habían cambiado, que las palabras pronunciadas esa noche tendrían un eco en los días venideros.

Con el corazón aún pesado, Wednesday regresó a la casa, cada paso un recordatorio de la ausencia de Enid.

La distancia entre ambas dejó a Wednesday en un estado de desesperación silenciosa. Aunque no era propensa a mostrar sus emociones abiertamente, la ausencia de Enid la afectaba más de lo que cualquiera podría haber imaginado. Se encontraba a menudo vagando por los pasillos de la mansión, perdida en pensamientos que siempre la llevaban de vuelta a Enid. Su apetito había disminuido, y las comidas se convertían en meros trámites que cumplía sin entusiasmo.

En su habitación, rodeada de oscuridad y soledad, la ansiedad la envolvía como una manta pesada. Se acostaba despierta en la noche, mirando el techo, su mente girando en un carrusel de 'qué pasaría si'. La preocupación por lo que Enid podría estar haciendo o sintiendo en ese mismo momento la consumía, y la incertidumbre de su futuro juntas era una sombra constante que oscurecía sus días.

Una tarde, Morticia encontró a Wednesday en el invernadero, un lugar donde solían compartir conversaciones profundas. "¿Está todo bien, querida?" preguntó Morticia, su voz llena de una preocupación materna que rara vez mostraba.

Wednesday levantó la vista, sus ojos oscuros ocultando la tormenta dentro de ella. "Está todo bajo control, madre," respondió con su típica reserva. A pesar de la cercanía que compartían, Wednesday no estaba lista para revelar la profundidad de su angustia. Morticia asintió, sabiendo que Wednesday vendría a ella cuando estuviera lista, y dejó a su hija con sus pensamientos y las plantas que parecían florecer en respuesta a su toque melancólico.

La distancia había dejado a Enid en un estado de reflexión melancólica. Aunque siempre había sido la más extrovertida y alegre, la separación de Wednesday la había sumido en una quietud inusual. Sus días estaban llenos de actividades y distracciones, pero ninguna podía llenar el vacío que sentía en su pecho.

Enid pasaba largas horas mirando su teléfono, esperando un mensaje que rompiera la barrera del silencio entre ellas. Cada notificación la hacía saltar, solo para sentir una decepción cuando no era Wednesday. Su sonrisa, que una vez fue tan fácil y brillante, ahora era más forzada, reservada para los momentos en que necesitaba aparentar normalidad.

Una noche, mientras estaba sola en su habitación, la realidad de su situación la golpeó con fuerza. Las paredes parecían cerrarse sobre ella, y la soledad se sentía abrumadora. Enid se permitió llorar, sus lágrimas un testimonio silencioso de la importancia que Wednesday tenía en su vida.

La conversación con su propia madre fue un intento de buscar consuelo sin revelar demasiado. "Solo es un poco de estrés, mamá," dijo Enid, evitando mirarla a los ojos. Su madre, sabia en las formas del corazón, simplemente asintió y le ofreció un abrazo, un refugio seguro donde Enid podía ser vulnerable.

Los días pasaron, y con ellos, la intensidad del momento en el balcón se desvaneció en una tristeza sorda. Wednesday se sumergió en sus libros y en la rutina diaria, pero la imagen de Enid llorando en la ventana permanecía grabada en su mente.

El tiempo de reflexión había llegado para ambas. Para Enid, era un momento para considerar si su presencia era una bendición o una maldición en la vida de su amada. Para Wednesday, era una oportunidad para enfrentar sus propios miedos y admitir que, tal vez, necesitaba a Enid más de lo que estaba dispuesta a aceptar.

Wenclair One shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora