CAPITULO 5.

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Mushka.

El despertador sonó a las siete de la mañana, siendp el tercero que había puesto. Gruñí cansada, nunca fui madrugadora y me costaba mucho levantarme a estas horas.

Agregándole el hecho, de que no había podido dormir bien, ya que cierto Highlander sexy me había torturado en sueños.

Hoy empezaba a trabajar, estaba emocionada, eso me dio las energías que me faltaban para saltar de la cama. Me di una ducha y fui al vestidor para ver que me iba a poner.

Mm, vamos a ver ¿vestido negro o rojo? ¡Que dios me perdone! Si el rojo era muy atrevido para el primer día de trabajo, pero amaba ese color.

Me lo puse, con unos tacones louboutin a juego. Me maquille solo lo básico y me cepille un poco el cabello, siempre me había costado mucho manejarlo, así que ya sabía que tratar de peinarlo iba a ser un fracaso y tiempo perdido.

Me mire al espejo, para comprobar mi atuendo por última vez y ¡listo! Estaba presentable.

Cuando salí de mi habitación me choque con el pecho de una persona.

-Discúlpeme, no lo vi - me disculpe con la persona que me había llevado puesta, pero cuando levante la cabeza maldije ¡joder era el!

Enarco una ceja y se separó de mí. Esta vez el que me escaneo de arriba a abajo fue el, así que cuando levanto la mirada le dije - ¿te gusta lo que ves?

Podía sentir mis mejillas ardiendo y de seguro estaba sonrojada. No sé de donde había salido eso, pero el sacaba un lado atrevido de mi persona que yo desconocía.

Duncan me miro intensamente por un minuto, en donde su mirada hizo mis piernas temblar. Cuando me miraba así, era como si el mundo se detuviera, como si ya nos conoceríamos desde antes, pero nosotros no lo sabíamos. Luego frunció el ceño y se dio medio vuelta dejándome sola y alterada en el pasillo.

¡Ayyy! Quería gritar de frustración. Estos meses iban a ser complicados, tenía que tratar de cruzármelo lo menos posible. Vine a Escocia a trabajar, no a volverme loca con un hombre mandón y malhumorado.

Respire hondo y seguí caminando escaleras abajo, donde me esperaban para desayunar. Allí estaban Patrick y Duncan sentados en la mesa esperándome.

Cuando Patrick me vio, se le transformo la cara y función el ceño -¿Mushka que haces así vestida? Tenemos que estar en veinte minutos en la empresa ¿no tenías algo menos llamativo?-dijo con brusquedad.

Fue como un baldazo de agua fría. Con Patrick nunca nos habíamos peleado, ni tampoco el me había hablado jamás en ese tono, ese que usan las personas cuando están molestas por algo.

No voy a gritar, no voy a gritar, vamos respira hondo chica, me alenté.

Justo cuando iba a hablar, fui interrumpida por un señor de unos cincuenta años, canoso, ojos azules y enorme. ¿Qué les daban a los escoceses de comer que todos los hombres eran gigantes?

-Buenos días a todos. ¿Están listos para ir trabajar?-hablo con el típico acento escocés.

Luego se acercó a mí, con una gran sonrisa y miro furioso a Patrick.-Usted debe ser la Señorita Parker -tomo mi mano y deposito un beso en ella- mucho gusto soy Thayer Maclean, el padre de ese tonto-señalo a Patrick que seguía mirándonos ofuscado - Y ya que he escuchado parte de lo que el sonso de mi hijo dijo, te voy a decir que estas espectacular y me encanta tu vestido, tienes mucha personalidad. La empresa necesita un poco más de color y no tanto negro, blanco y gris.

¡Este hombre ya me cae bien! Sonreí. ¡Eso es lo que quería escuchar!

-Muchas gracias Señor Maclean-sonreí-es un placer conocerlo.

-Bueno terminen de desayunar y vamos que hoy nos espera un día largo- se sentó y empezó a tomarse su café.

Me senté junto a Patrick y agarre un muffin de chocolate con chispas y un vaso de jugo de naranja. Que se puede decir lo dulce era mi perdición.

Lo mordí y el sabor a chocolate inundo mis sentidos, estaba espectacular y sin querer un gemido de placer involuntario broto de mi boca. Me puse del color de mi vestido ¡qué vergüenza! tres personas me miraban boquiabiertas, desde sus respectivos lugares.

El Señor Maclean largo una sonora carcajada - ¡Esta mujer me encanta Patrick! Es refrescante, sobre todo es un placer verla comer y disfrutar de ello, como muy pocas lassie lo hacen.

Yo le correspondí con una sonrisa, este hombre era sin dudas increíble.

Patrick seguía ceñudo y Duncan, que les puedo decir, me miraba de vuelta con esa intensidad que me dejaba hechizada y muy mojada, si este hombre me excitaba hasta límites que ningún hombre antes había podido lograr.

-Bueno ¿estamos listos? Cambia esa cara Patrick que no vamos a un entierro- lo regaño.

Eso me saco de mi burbuja, baje la mirada avergonzada, de haberme quedado embobada viéndolo a Duncan. Nos subimos a una camioneta y así nos dirigimos a la empresa. Era un edificio enorme, todo vidriado, impresionante. Tenía cincuenta pisos y por dentro estaba todo decorado en blanco y negro.

Nos recibió una mujer estilizada, rubia con una camisa blanco y pantalones negros. Iba impecable, luego de conocer a la mayoría de los empleados me di cuenta que la mayoría iban vestidos iguales.

Thayer nos mostró todas las instalaciones, en realidad solo a mí, ya que Patrick ya las conocía. Miraba todo sorprendida y feliz, esta era una gran oportunidad y no pensaba desaprovecharla.

Nos presentó a todos y luego fuimos a la primera reunión con los otros ejecutivos.

El día transcurrió rápido, pero agotador, para variar Patrick seguía con su humor de perros y solo respondía con gruñidos.

Llegamos a la casa como a las cuatro de la tarde y Patrick se fue directo a los establos, parece que seguía de mal humor, porque ni un adiós me dijo.

Los pies me estaban matando y todavía me quedaba un gran tramo de escaleras hacia mi habitación, así que mire hacia ambos lados y cuando vi que el lugar estaba desierto, me quite los tacones y suspire de pacer mientras estiraba mis pies en el piso frió. Con ellos en las manos subí las escaleras, decidida a tomar un baño y dormir un poco.


Highlander en las Sombras © (editando) 1 Libro De La Saga "Un Escoces Enamorado"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora