No se suponía que lo conocería.
A mi mejor amigo, le habían dicho que ya no podía trabajar de niñero los miércoles por la noche durante las Reuniones de Oración, porque había sido lo bastante necio para poner a un niño de tres años en el alféizar de una ventana (―¡Estaba CERRADA!‖). El pobre niño se inclinó contra la rejilla hasta que ésta se salió, haciéndolo balancearse fuera de la ventana y casi matándolo.
Esto es absolutamente inaceptable en cualquier lugar.
Fue la primera vez que conocí a Hwang Hyunjin. Nueve años. Cabello castaño oscuro con un corte de tazón y ojos que se dirigían a todas partes menos a mí.
La sala se hallaba llena a rebosar de libros para colorear, almohadillas de arte y pinturas. Y trenes. Oh, cielos, no me hagan hablar de los trenes... contendedores llenos de ellos en cada esquina.
Durante las dos horas que estuve con él, quiso colorear. En ese momento, apenas pensé sobre recibir paga por sentarme con un niño tan cercano a mi edad mientras nuestros padres se encontraban en el cuarto de al lado; después de todo, me pagaban. O eso pensaba en mi inocente pensamiento infantil en el cual yo era el niñero y la paga eran las galletas. A mitad del primer dibujo de su libro para colorear, que por cierto se negó a compartir conmigo, inspeccioné y suavemente sujeté su mano para detenerlo de lo que hacía.
—Tienes que colorear dentro de las líneas. Para eso están —le advertí con la desvergonzada malicia que un niño de tan solo diez años con un complejo de superioridad podía reunir.
Verán, creía que se podía decir mucho de una persona por su forma de colorear.
Solía pensar que había dos tipos de artistas Crayola: los que colorean dentro de las líneas, y los que no se quedan dentro de los rígidos límites establecidos por gruesos perímetros negros que formaban un adorable koala.
Pero parece que dentro y fuera de las líneas es tan solo la base principal para comparar. También existen los que colorean ligeramente dentro y llenan cada espacio de acuerdo con el tono seleccionado y apropiado.
Luego tienes a los que garabatean y ponen cualquier color en cualquier lugar. Y hay veces que estas personas terminan con pavos púrpura y mierda que me vuelven terriblemente loco porque, en serio... ¿quién tiene pavos púrpura?
Después tienes a las personas que se toman el tiempo para delinear cada parte de la imagen con color antes de rellenarla, por lo que no sólo se ve cohesiva, sino que parece como si de verdad les importara una mierda darle definición a los grandes ojos del dibujo de Mi Pequeño Pony.
O, tienes a los que hacen pequeños lunares en el medio de la cara de un oso y luego gritan emocionados porque el oso tiene varicela.
¿Ven a dónde me dirijo con esto? Prácticamente, la sociedad nos ha enseñado que, o es dentro de las líneas o fuera de ellas. Pero que también hay mucho más en el medio.
Quería corregir a Hyunjin para que fuera como el resto.
Ni siquiera levantó la vista del papel, pero se sobresaltó y con rapidez alejó su mano de la mía.
—Eres malo —susurró y siguió haciendo movimientos largos a través del papel, coloreando en amplios trazos de cada tono vibrante que pudo hacer con sus pequeños dedos. Fueron las primeras palabras que me había dicho, y le traerían grandes consecuencias a mi cerebro en los años futuros.
¿Era malo?
No me gusta que la gente se moleste conmigo o no agradarles, así que traté de compensarlo.
—¿Quieres salir? —pregunté, asustado de que le dijera a mi mamá que había herido sus sentimientos.
—Está lloviendo —lo dijo como si fuera un hecho, como si él fuera el adulto y yo un niñito estúpido.
Verán, Hyunjin no me iba a derrotar. Iba a ganar mis galletas ese día. E iba a conseguir que este niño le diera un buen informe a su madre.
—No está lloviendo tanto.
—Mi mamá dice que no se me permite.
—Nadie se dará cuenta. Vamos. Salgamos.
Fue la primera vez que conseguí que hiciera algo de lo que no se sentía tan seguro. Salimos a la lluvia en ese agradable día de verano. Levantó la vista al cielo con sus amplios y pálidos ojos azules que parecían demasiado maduros para su edad, y simplemente murmuró algo acerca de las probabilidades de ser alcanzado por un rayo.
Sin embargo, no le presté mucha atención. Tenía un fantástico conjunto de columpios con una caja de arena en su patio trasero y me encontraba demasiado ocupado tratando de subir al tobogán por la parte delantera en vez de subir por la escalera, porque quería ser una de esas geniales chicas de la televisión. Y mi primer paso sería subir por un tobogán. En la lluvia.
Se llama "preparación".
Hyunjin había corrido hacia mí, agitando frenéticamente las manos a sus costados, mientras yo resoplaba y me quedaba sin aliento mientras subía por el metal resbaladizo.
—¡Te lastimarás!
Rodé los ojos y lo hice callar. —Estoy bien.
Fue entonces cuando el primer rayo cayó en el árbol a unos pocos metros de distancia del tobogán en el que luchaba por subirme.
El pobre pequeño Hyunjin se tapó los oídos y saltó unos cuantos centímetros en el aire.
Observé con atónito asombro cuando se volteó ridículamente rápido y corrió por el patio, gritando mientras se impulsaba sobre sus piernas cuando saltaba sobre los charcos de agua de dos metros de ancho para volver a entrar en la casa.
Dejándome en el tobogán metálico.
Solo.
Donde fui golpeado por un rayo.
Bueno, no yo. El tobogán. El tobogán fue alcanzado por un rayo y me encontraba aferraba a él, por ende tuve un espasmo y los vellos de mis brazos se erizaron cuando me sacudí lo bastante fuerte para soltar mis dedos. Luego caí de espaldas en el barro y me desmayé.
Cuando me desperté en el hospital, mi madre me contó que Hyunjin había estado enloqueciendo y su madre por fin logró conseguir sacarle información suficiente para que luego mi mamá pudiera arrastrarme por el césped hasta la casa. Ambas estaban histéricos. Y tuve suerte de estar vivo.
En esencia, él había salvado mi vida.
Más tarde vino al hospital con su madre, Soyeon, mirándome como si fuera la cosa más fascinante del mundo, porque sobreviví.
Aunque conseguí una increíble cicatriz de la experiencia. El doctor me dijo que se llamaba figura de Lichtenberg, que era piel elevada que era más oscura que el resto de mi tez. Se parecía a las raíces de un árbol extendiéndose desde la parte superior de mi hombro hasta la mitad del brazo. Me enamoré de la cicatriz en ese momento.
Al parecer, a Hyunjin también le gustó.
Ahora es simplemente una cosa en mi cuerpo. Parte de lo que soy. A veces olvido que está ahí.
Volviendo a la historia.
Se quedó por unos treinta minutos, sin hablar y sin hacer otra cosa más que mirarme... en realidad, a mi nueva herida de batalla, que esperaba me reflejara como alguien genial. Justo antes de irse, sacó un pedazo de papel doblado de su bolsillo y me lo entregó, ofreciéndome un pequeño adiós con la mano antes de salir detrás de su madre.
Ese pedazo de papel contenía la obra de arte más minuciosamente colorida que jamás había visto en mi vida.
En lugar de hacerme sentir mejor, me hizo sentir mal.
Porque apenas el día anterior, al parecer le había dicho al Artista de Nuestra Generación que coloreara dentro de las malditas líneas.
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La cancion de Hyunjin, LOVE UNTOLD le cae como anillo al dedo a la historia :0
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Love Untold || Hyunlix✔
RandomTodos piensan que Hwang Hyunjin es especial. Lee Felix sólo cree que es fascinante. ...... Hyunlix.