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Le escuché cambiar su peso de un pie al otro por un segundo antes de reunir el coraje para alzar la vista. Se quedó mirando el suelo por un momento y luego pareció luchar consigo mismo antes de sacar la mano del bolsillo de sus vaqueros y ofrecérmela tentativamente.

—Hola. Soy Hwang Hyunjin. —Sus ojos se posaron en los míos y luego hacia su mano extendida.

Me reí un poco. —Lo sé. —Pero se quedó quieto y empecé a sentirme tonto, por lo que extendí la mano y se estremeció ante el primer contacto, retirándola y rascándose la palma de la mano antes de volver a tomar mi mano y apretarla. Fuerte.

—¿Por qué actúas como si no me conocieras? —le pregunté, mi corazón ahora yaciendo en un lío húmedo en el suelo.

Me soltó la mano y volvió a meter la suya en su bolsillo, con los hombros elevándose un poco. —Mi papá dijo que fuera educado y me presentara. Dijo que tenía que ser educado.

Fue entonces cuando me di cuenta lo difícil que iba a ser para él. Era tan formal. Tan tímido.

—Siempre has sido educado —dije en voz baja a la espera que me mirara de nuevo—. Incluso cuando me salvabas de un rayo.

Levantó su rostro de inmediato ante el recuerdo y parpadeó frenéticamente. —Te acuerdas.

—Por supuesto que me acuerdo. ¿Cómo podría olvidarlo? Me salvaste la vida. —Sus ojos se ampliaron aún más—. Dos veces —le recordé.

Entonces sonrió. 

Sólo una pequeña sonrisa, pero era todo lo que necesité antes de que él dejara escapar un largo suspiro y mirara al suelo otra vez.

—Te acordaste.

Luego el silencio se hizo cargo y, no mentiré, me puso inquieto. De modo que tomé las cosas de mi casillero y las guardé en mi mochila mientras él yacía de pie a un lado, sin decir una palabra. Al final, tuve que romper la tensión.

—No te había visto por un tiempo.

Todo su lenguaje corporal pareció dar a entender con claridad lo nervioso que se sentía. —Pintura... —cerró su boca y bajó la vista.

—¿Pintura? ¿Tus pinturas? —Era como hablarle a la pared.

Su rostro se puso serio. —Sólo estoy autorizado a hablar de pintura tres veces hoy, y usé mis oportunidades durante el primer período. 

Algo en mi corazón, ahora de vuelta en mi pecho, dolió mientras lo observaba, dado que parecía estar tan avergonzado. Deseaba tanto poder hacer lo que estaba acostumbrado.

Levanté la mano para tocarlo y luego la llevé a mi costado, cerrándola en un puño y lo miré, con la cabeza ligeramente ladeada. —No le diré a nadie si no lo haces.

Mi mente gritaba—: Dime, dime, dime. —Siendo egoísta, quería escucharlo hablar. Quería escuchar su pasión por algo que amaba.

Fue, sin duda, la mejor frase que alguna vez salió de mi boca en diecisiete años.

Habló. Oh, cielos, sí que habló. Y me quedé allí como un tonto, sonriéndole mientras él recitaba información con tanta rapidez y entusiasmo, diciendo palabras que nunca oír usar a alguien de mi edad antes.

La campana sonó y aún seguía hablando. Intenté detenerlo, pero en verdad no podías detenerlo una vez que empezaba. Lo interrumpí el tiempo suficiente para decirle que me entregara su horario con el fin de acompañarlo a su clase. La gente pudo haber pasado a nuestro lado, quedando mirándonos, pero no les presté atención. Me encontraba en su mundo ahora, envuelta en su pasión, provocando que mi pecho se sintiera tan condenadamente lleno que pensé que dejaría de respirar.

Cuando me entregó su horario, sentí las lágrimas apresurarse a mis ojos. ¿Conoces ese escozor en la nariz justo antes de que las lágrimas lleguen? Eso me pasó cuando me di cuenta que nos dirigíamos a la misma clase.

Literatura. Donde nuestro maestro nos hizo sentarnos en orden alfabético cuando llegamos. Observé a Hyunjin desde mi lado del salón cuando tomó asiento y se tensó de nuevo, con la vista al frente y la boca cerrada.

Cerca de la mitad del período, el Sr. Mercer empezó a proporcionarnos los nombres de los libros que leeríamos. Apenas había estado prestando atención, pues no podía apartar mi vista de la nuca de Hyunjin y la forma en que su cabello se curvaba en su cuello... con un camino de pecas entrando a su camisa.

Había estado tan perdido fantaseando con tocarlos y preguntándome qué se sentiría envolver mis dedos alrededor de sus cabellos descarriados, que no presté mucha atención al oír de repente a Hyunjin hablando en voz alta para decirle nuestro maestro que ya había leído algunos de ellos.

Fue como una experiencia corporal el verlo alzar la cabeza un poco más mientras que las palabras, bajas y estables, se apresuraban por salir de su boca.

El Sr. Mercer le había dedicado una de esas miradas, y le susurró a Hyunjin que en un futuro tenía que levantar la mano antes de interrumpir la clase hablando en voz alta.

Los pobres puños de Hyunjin se cerraron en su regazo y mantuvo su cabeza gacha por el resto de la clase,pero tan pronto sonó la campana, me abrí paso al frente  y toqué el hombro del Sr. Mercer, dándole mi mejor voz autoritaria cuando le dije que la madre de Hyunjin me había pedido que me sentara con él durante nuestra clase, y que se trasladaría conmigo mañana a la fila de atrás. Mercer me había mirado como si no me creyera, pero no di marcha atrás.

Se llegó a un acuerdo y me aseguré de esperar a Hyunjin mientras dejábamos la clase, sabiendo después de ver su horario que iba a volver a la sala de recursos para otro período.

Sonrió un poco cuando llegamos al salón, pero se volteó bruscamente y encontró su asiento al fondo de la sala de nuevo. Como la espeluznante chica acosadora que soy, lo observé acomodarse y luego me quedé fuera de vista así él no sabía que todavía me hallaba allí.

Fue cuando me aparté de su vista que alcancé a ver un afiche detrás de su cabeza. Se trataba de dos pares de zapatillas de deporte, las de dos niños, congelados en el aire antes de aterrizar en un profundo charco de agua. Enfocando desde sus pies subiendo por sus piernas y un poco más arriba, la imagen revelaba unos dedos entrelazados como si los niños estuvieran sosteniéndose las manos. Llovía en la imagen. Era blanco y negro. Y las únicas palabras en el afiche eran: ―AMISTAD: Un verdadero amigo es un alma en dos cuerpos."—Aristóteles.

Bastante cursi, pero todas las cosas así en la escuela lo son. Sin embargo, este afiche en particular no parecía tan malo para mí.

Me hizo preguntarme si era cierto.  

Love Untold || Hyunlix✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora