Conocí a Hyunjin con el pretexto de que me pagaban por sentarme con algunos niños de la iglesia. Pero cada vez que aparecía en su casa, éramos solo nosotros dos.
En primer lugar, tuve que preguntarme por qué me pagaban por pasar el rato con él. Quiero decir, ¿en serio?
Pensarías que después de casi morirme, no me habrían pedido venir nunca más. Pero te equivocarías, porque al parecer su madre no aprendió la lección la primera vez. Estoy seguro de que era porque sentía que su hijo era lo suficientemente bueno para no meternos en problemas, pero no tomó en cuenta que yo no lo era.
Hyunjin es casi perfecto.
Es callado y distante, siempre preocupándose de sus modales y otras cosas. Se hallaba continuamente concentrado en colorear o dibujar o incluso pintar en el cuarto que su padre había arreglado encima de la cochera.
Yo no quería pintar o mirar los trenes. Me hartaba colorear.
Sólo quería jugar, ¿sabes?
No hace falta decir que quizá dejó de confiar mucho en mí el día en que casi me atraganté con una canica. Y cuando por accidente pegué chicle en mi cabello y le pedí que me ayudara a cortarlo. Lo que resultó con una buena cantidad de cabello faltante en la parte izquierda de mi cabeza.
Su confianza en mí debió haberse desplomado el día que traté de enseñarle a surfear con un colchón por las escaleras, pero dado que se encontraba siendo tan persistente sobre no participar, decidí mostrarle exactamente cuán divertido podía ser. Me subí en el colchón al revés, mirándolo a la cara mientras me empujaba y comenzaba a descender por la escalera. Excepto que... el colchón no descendió conmigo.
No al principio, de todos modos.
Rodé sobre mi espalda y me fui de cabeza a la esquina junto a la puerta principal, y me golpeé con tanta fuerza que me dio una conmoción cerebral. Hyunjin tuvo que sacarme el colchón, debido a que aterrizó cinco segundos después en mi cuerpo inerte.
Y luego comenzó a gritarles a nuestras mamás y ellas llamaron a una ambulancia mientras enloquecían. De camino al hospital, vomité perros calientes verdes o algo parecido. Una vez que estuve lo suficientemente coherente para hablar con ella detrás de la delgada cortina azul en la sala de urgencias, le aseguré a mi mamá que fue mi culpa.
Lo más divertido es que me creyó.
Esa vez, cuando Hyunjin y su madre vinieron a verme al hospital, fue para anunciar que ya no podía ir los miércoles por la noche. Y que se iban a cambiar de iglesia.
Le tomó todo eso para que se diera cuenta que yo era incapaz de mantenerme fuera de peligro. Increíble.
En fin, Hyunjin se había quedado aún más callado que de costumbre, y apenas me miró todo el tiempo de su estadía. Pero antes de irse, me dio otra imagen. Y déjenme decirles que ésta era aún más hermosa que la anterior, pues era una página llena de nada más que colores.
Rascó el cabello oculto bajo su gorra de béisbol favorita y susurró—: Adiós, Felix. —Le di una despedida final con la mano, sabiendo en lo profundo de mi corazón que probablemente sería la última vez que lo vería en un muy largo tiempo.
Tuve mucha razón. La señora Soyeon hablaba con mi madre donde supuso que estaría fuera del alcance de mi oído, pero aun así pude escuchar lo que pasaba. En ese momento, sus palabras no tenían mucho sentido. Aunque, ahora sí.
Porque me tomó otros siete años darme cuenta qué era tan diferente sobre Hwang Hyunjin, y por qué a su madre le afligía tanto no poder encontrarle un compañero para jugar.
Él tenia autismo.
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Love Untold || Hyunlix✔
RandomTodos piensan que Hwang Hyunjin es especial. Lee Felix sólo cree que es fascinante. ...... Hyunlix.