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Me preocupé sobre la graduación. Ya que Hyunjin se encontraba mucho más aclimatado para entonces, y tener que empezar algo nuevo podría serle más difícil que para la mayoría. Faltaban solo unos meses para que él cumpliera dieciocho años, y ya comenzaba a mezclarse más al mismo tiempo que aún destacaba por ser guapo y más inteligente que la mayoría de nuestros compañeros de clase, gracias a sus tutores y su enfoque.

Me di cuenta que, dado que Hyunjin no siempre podía entender mis actitudes a través del lenguaje corporal o ciertas frases, mucho menos los suspiros y jadeos molestos, podía entender más o menos en qué tipo de estado de ánimo me encontraba prestando atención a la música que escuchaba. Era otra forma en que podíamos comunicarnos sin conversarlas, porque, bueno, somos adolescentes y terribles comunicadores para empezar, lo que sólo significaba ser otro obstáculo a superar.

De camino a la escuela, pondría ciertas canciones y él percibiría de qué humor me encontraba: bueno o malhumorado. Los buenos eran siempre por él, así que nunca tuvo que preocuparse por eso; pero siempre estaba un poquito inseguro en cuanto a qué decir o hacer si me encontraba molesto por algo. La escuela. Mis padres. Tareas. Una pequeña discusión con Jisung. Lo encontraba extraño, como si todo lo que me irritara o enfadara fuera innecesario. A veces ayudaba a poner las cosas en perspectiva. A veces hacían que mi cabeza doliera. A veces me exasperaba sobre todo. 

Y luego hablaba con mis otros amigos y notaba que la mayoría de los chicos eran así. Ninguno de ellos realmente entiende por qué me molestaba por un mezquino y estúpido drama, así que me hizo sentir que tal vez nuestra relación era igual de normal que las otras.

Eso fue hasta ese horrible día de febrero.

Sabes a cuál me refiero.

A ese.

Lo detesto.

Creo que el día de San Valentín es cuando mi cinismo comenzó a asomar su fea cabecita.

Día-V. Día del Corazón. Día del Amor. Día de San Valentín.

¿Esas palabras no te dejan con las ganas de matar a alguien? Como si no fuera bastante malo, la mascota de ese día es un bebé con alas usando pañales y un arma... prácticamente, es un día en donde todo el universo está obligado a comprar regalos rosas y rojos en la tienda más barata, y proclamar su amor por todos... en todas partes. Por lo que esa mañana puse un rock angustioso cuando fui a recoger a Hyunjin, ya que simplemente sabía que la escuela sería una explosión de flores y dulces, y yo sería la Gretchen Wieners de San Valentín, sentado en clase, mientras que a Glen Coco le entregan galletas de azúcar y claveles, y a mi nada.

Mi exnovio no hizo un gran alboroto el año pasado, pero intercambiamos tarjetas. Esta vez simplemente no era lo mismo, pues de verdad estaba enamorado de Hyunjin.

No soy la típica persona que se enamora, y se emociona con estas cosas y quiere flores o declaraciones de amor públicas. Pero... tal vez con Hyunjin las quería.

Porque pensé que no podía tenerlas.

Me estaba preparando para eso.

Imagina lo sorprendido y culpable que me sentí cuando golpeé la puerta de su casa esa mañana y me saludó con un ramo de flores silvestres en mano. Rosas... azules... púrpuras... sostenidas con fuerza en su puño y casi empujándolas en mi rostro tan pronto como entré al recibidor.

—Estas son para ti.

O sea, era obvio que la señora Hwang las compró. De todos modos, Hyunjin lucía como si no tuviera idea de por qué me las entregaba. Galantear y cortejar era mi área, no la suya, así que no me ofendí. Al estar enamorados, siempre tenemos esas ridículas expectativas de todas formas. No es de extrañar que los chicos estén tan confundidos todo el tiempo. 

Love Untold || Hyunlix✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora