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Me sentía nervioso mientras me detenía cerca del otro lado de su vecindario y aparcaba en la calle, antes de cambiarme a un par de pantalones de chándal, una camiseta y sandalias, que había dejado en el auto para una pijamada de emergencia cuando salía con Han.

La noche repercutía con cada paso que daba sobre las hojas caídas, magnificándose en un millón por ciento. Tuve que morder mi labio para impedir respirar por la boca y provocar que saliera humo por ella mientras me escabullía por el patio trasero del vecino, directamente detrás de él.

Y déjenme decirles que, una vez que puse un pie en su casa, hice del enrejado mi perra.

Hay algo en estar concentrado y motivado que puede darte una repentina adrenalina que no se compara con nada que hayas experimentado antes. Eso fue lo que pasó cuando me paré en la inestable y delgada madera, y empujé la ventana, abriéndola para entrar. Al principio, estuve preocupado de que me caería y aterrizaría en una de las obras en las cuales él aún trabajaba, pero no me caí y una sobrecarga de orgullo me envolvió, haciendo la experiencia mucho mejor.

Todas las luces en su casa estaban apagadas, exceptola de su habitación al final del pasillo. Dejé que el mínimo brillo de la luzme guiara a su puerta y me detuve a un lado, así  podría componerme antes de tocar su puerta con suavidad. No respondió, pero escuché sus pasos y cuando la puerta se abrió, se congeló y me miró fijamente, desorientado.

―¿Puedo entrar? ―susurré, e inclinó su cabeza para examinarme.

―¿Olvidaste algo?

Me reí con nerviosismo, y tomé una respiración profunda. ―Me escabullí por la ventana. Quería verte.

―Debiste haber usado la puerta delantera. ―Aún me miraba fijamente.

¿Cómo se suponía que iba a explicarlo?

―Sé que debí haberlo hecho, pero no quería que tus padres supieran que estoy aquí. Quería verte.

―Ya me viste hoy.

Fue todo lo que pude aguantar. ―Quería besarte un poco más, si te parece bien.

Sonrió. ―Debiste haberlo dicho primero.

Entré a su cuarto tan silenciosamente como pude, y me detuve junto a su cama conforme él se apoyaba contra su escritorio, visiblemente inseguro de qué se suponía que debíamos hacer.

Ya éramos dos.

¿Mencioné el hecho que se encontraba sin camiseta? ¿Sólo en su pantalón de pijama?

Creo que fue la primera vez que lo había visto así, y no me avergonzaba admitir que miré un poco.

Para mí, mi novio es hermoso. Y sin camiseta, vale más la pena subir un enrejado.

La pantalla de su computador captó mi atención, y luché contra la urgencia de preguntarle si hablaba con Haneul. Lo que su madre dijo era verdad, y necesitaba creer que, manteniendo la esperanza bajo control, todo iba a estar bien entre nosotros.

―¿Hyunjin? ―Me quité las sandalias y metí mi mano en mi bolsillo―. ¿Puedo usar tu pasta de dientes? ―Saqué mi mano con el cepillo de dientes que traía conmigo y sonrió, asintiendo y apuntando a su baño. Me observó desde la puerta mientras hacía mi rutina antes de volver a su dormitorio, y sentarme en su cama, de repente sintiéndome muy tímido.

Estuvo a mi lado en un instante, con su boca presionada en mi cuello y sus dedos apretando mi cintura. Pero me alejé un poco y sostuve sus manos en mi regazo mientras reunía las palabras antes de hablar.

―Necesito preguntarte algo. 

―¿Sí?

―Tengo que preguntar: ¿por qué te gusto?

Se alejó de mí, frunciendo el ceño, haciéndolo lucir incluso más tierno si era posible. ―No entiendo la pregunta. ―Sus manos apretaron las mías con fuerza cuando bajó la mirada hacia ellas―. Eres mi Felix. Siempre has sido mi Felix.

Mi corazón fue suyo para siempre cuando dijo esas palabras. ¿Cómo podía no serlo?

Esa noche nos besamos y más. Fuimos tan lejos como pudimos sin que las cosas se salieran de control y, aunque quería ir allí, sabía que no era el momento. Había un montón de cosas que no sabía sobre estar con un chico. O estar con Hyunjin. Era un proceso de aprendizaje, y estaba bien con descubrirlo y esperar.

Después de un rato, redujimos la velocidad y tuve que alejarme, queriendo aire y necesitando espacio, así podría reponerme.

―Tengo que irme antes que tus padres se levanten, así no nos metemos en problemas... por esto... 

―Entiendo.

Puede que lo hiciera, pero mi corazón no. Quería quedarse con él.

―Hasta luego ―dije. Y entonces, antes que pudiera detenerme, me incliné y le di un beso más―. Envíame un correo cuando te despiertes. Podemos hablar. Como lo haces con Haneul.

Sonrió contra mi Felix y me besó una vez más. ―Hablar contigo sería mucho más agradable que hablar con Haneul, Lilly. ―Sus ojos escanearon el suelo junto a mis pies―. Ella está pintada con números; tú eres una acuarela.

Cosas como esa, momentos como aquellos, ¿cómo le explicas a lo demás que nadie más en el mundo puede hacerte sentir de esa manera?


Love Untold || Hyunlix✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora