Sacando sonrisas✔

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Mi mirada confundida se pasaba de Jack a Hiccup quien tenía la mirada de un mártir, sus ojos verdosos están hinchados y la nariz esta ligeramente roja. Ha estado llorando.

—Hiccup, ¿qué paso?—Me aproximo hacia él preocupada. 

Hiccup fue el primer amigo que tuve, incluso vino antes que Anna y eso no muchos lo saben. Lo conozco tan bien que sé que el temblor de su pierna fue empeorando desde que vino acá. 

—Tengo una situación, necesito que me ayudes. Tú, tú siempre puedes sacarme del hoyo y creo que podrías...

—Me lo dirás a solas. —Lo calle antes de tomar el brazo de Jack y jalarlo hasta estar a la altura de su oído. —Ve a tu habitación o subiré al mío con Hiccup. —Susurre, no me responde simplemente se va hacia su habitación con las cejas enarcadas y agradezco que no me de pelea. 

Me siento al lado del ojiverde y coloco mi mano en su rodilla para tranquilizarle.

—Dahlia, ella no ha comido nada y se ha rehusado salir de su habitación desde el viernes.—Pasa una mano por su cabello y sus ojos volvían a tener esa capa de lágrimas. —Mis padres van a divorciarse, nos lo dijeron en la cena y no tomo muy bien la noticia. Grito que no quería decidir y se encerró y yo estoy que me muero de angustia, está tan delgada y no me hace caso aunque me siente en la puerta de su habitación rogándole. —Sollozó por bajo y yo me limito a tomarle la mano para calmarle.—No sé que hacer, no sé con quien hablar. 

—Hiccup, no sé si yo sepa que hacer. —Doy un apretón en su mano. —Pero voy a intentarlo, mucho. Lo prometo.

No dijo una palabra, solo asintió quedándose en un silencio raro. Sé que está intentando calmarse y tomar la fuerza de irnos. Dado su tiempo me llevo a su auto, sé que vamos a su desolada casa. Sus padres están en el trabajo es más que seguro.

Paramos en la puerta y Hiccup tomo aire, sus ojos verdes están apagados, irradiando preocupación y cierta desolación. Acaricio su cabello con delicadeza notando como cierra los ojos cansado.

—Es arriba a la izquierda, verás fotos de ella en una pizarra. Es su habitación, ve. —Me da las llaves, no quiero dejarlo a él solo. —Estoy bien, le gano por 4 años, tengo más resistencia. Me importa más ella que un matrimonio de viejos. —Ríe con las lágrimas al borde.

—Está bien, te creo solo porque te quiero. —Le sonrío y me bajo, no le creo ni un bledo pero ¿para qué tocar más la herida? No tiene sentido.

Entro a su casa con determinación, intento encontrar palabras que sirvan, algo que le haga sentir mejor.

"Tus padres ya no se aman, es mejor tenerlos separados que muertos" Eso no, definitivamente no.

"Mira el lado bueno, dos habitaciones, doble regalo en navidad, más consentida" No creo que eso apoye en nada, joder, ¿qué le digo?

Su puerta está frente a mí, las fotos de una castaña de ojos celestes junto a Hiccup la delatan, ha doblado la familiar para que sólo se vean Hiccup y ella. Tomo aire para tocar.

—Les dije que no tengo hambre. —Su voz está ronca y habla bajo.

—Dahlia, soy Elsa. ¿Me recuerdas?

— ¿Qué quieres?

—Hablemos. —La puerta sigue cerrada.

— ¿Sobre qué? —Bien, tendremos una charla a través de la puerta.

—Supongo no estás bien, te estás ahogando en ello, lidiando sola con todo como si eso fuera a hacerlo más efectivo.

— ¿Cómo podría estar bien?—Una risa amarga sale del interior de la habitación.— Mis padres se separan, no nos quieren o no harían eso.

Mi niñero (E D I T A N D O)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora