La propuesta. ✔

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Narración de Jackson Overland Frost.

Me adelanté al despertador, bueno, no fui el único al parecer. La muchacha de cabellos platinados que tanto me enloquece se encuentra frente al espejo utilizando mi sudadera azul y mis pantalones cafés, ¿estará usando cinturón?

—Soy Jack Frost. —Sacude su melena. —Derrítanse ante mí. —Utilizaba un tono egocéntrico y vanidoso.

—Yo no hablo así.

Maldice por bajo, hasta ha cerrado los ojos mientras lo hace. — ¿Cuánto llevas despierto?

—Uhm—asiento pensativo—, lo suficiente.

— ¿A caso me viste cambiarme?

—Depende, ¿quieres que lo haya hecho?

—Eres un idiota. —Toma algo del suelo y me lo avienta, pero logro atrapar la prenda que resulta ser su pijama.

—Pero soy tú idiota. —Abre los labios para replicar, pero sus palabras son reemplazadas por un sonrojo y un bufido.

—Bajaré, tengo hambre. —Camina al umbral, pero para en la puerta volteando a verme. — ¿Vienes?

—Uhm, no. —Sonreí para alivianar la situación, debía dejar listo un asunto secreto. —Te alcanzo en unos minutos.

—Como quieras. —Sale aún vestida de mí, le queda mejor que al dueño.

Narración de Elizabeth Arendell Snow

Me acerque a la cocina, siendo más específica a Bertha quien al verme solo eleva una ceja.

— ¿Tomaron tu flor? ¿En mi guardia? —Reí abrazándola.

—No, no tiene tanta suerte. —Restregué mi mejilla contra su hombro. — ¿Puedo ayudarte a hacer tortitas hoy?

—Tiene suerte de que tú quieras hacer tortitas para él. —Ríe extendiéndome la espátula. —No las quemes, haré el jarabe.

Hay momentos en tu vida que te dejan en claro que no eres capaz de hacer cosas y tras ver mis cinco tortitas quemadas he decidido que este es uno de esos.

—Bertha—giro con un puchero—, ¿y si yo hago el jarabe?

Ella asiente sonriente, creo que hasta se lo veía venir. Luego de unos minutos Jack se sienta en la mesa sonriente y yo le coloco las tortitas en frente.

—No es mucho, pero es trabajo honesto.

—Lo hizo Bertha, mentirosa. —Dice observando el plato.

—Yo hice el jarabe ¿vale? —le doy un zape.

—Vas mejorando, ya haces cosas productivas.

—Calla.

—Acéptalo, ese el primer paso.

—Si vas a criticarlas entonces me las como yo, al final tendré más. —Intento tomar el plato, pero su mano rápida y siempre helada aleja la mía para llevársela a los labios depositando un suave beso sobre mis nudillos.

— ¿Y a ti quién te ha dicho que no las quiero?

Toco la punta de su respingada nariz sonriendo satisfactoria. — Entonces trágatelas y no te quejes, viejo gruñón.

Se limita a rodar los ojos soltando mi mano; me apoyo en el asiento de al lado admirándolo comer, sus preciosos ojos celestes brillan saboreando el segundo trozo. Me acerca uno y no dudo en tomarlo, Bertha es de esas personas con magia en las manos ¡su comida es de otro mundo!

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⏰ Última actualización: Oct 13, 2020 ⏰

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Mi niñero (E D I T A N D O)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora