Primer día con el niñero✔

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Con pasos perezosos, que parece que en realidad estoy arrastrando los pies, llego al pie de la escalera. El viento helado me recorre entera lo que indica que o estamos en invierno o me han despertado a las malditas seis de la mañana. Y hace pocas semanas empezó la primavera. 

La molestia por la hora y el frío me hace pasar por alto al albino que se encargó de hacerme saber que estaba ahí por un sonoro suspiro, sólo volteo a darle una mala mirada recordando que ayer tome una meditación para meterme en la cabeza que Jackson Overland Frost es el enemigo y no debo mostrar compasión sólo por su belleza, estoy decidida con mi misión.

—Ya está todo empacado. —Se acerca y me planta un beso en mi frente. —Adiós pequeña.

—Adiós, papi. —Lo abracé con fuerza. Amo hacerlos enojar pero odio cuando se van, toda mi vida fue así y aún sigue fastidiándome hasta la médula.

—Voy a extrañarte. —Mi mamá me abraza, su perfume es tan suave y delicado que me hace querer arroparme junto con ella, tal y como cuando era una niña. —Adiós, mi precioso tesoro.

—Tengan buen viaje. —Por favor que no vean el rayón del auto, metí mal a mi bebé, pero fue el de papá que pago el precio.

Con las despedidas hechas se fueron al auto, hay una parte mía que quiere que se vayan rápido mientras que la otra quiere que no se vayan nunca.

— ¡Elizabeth, sí vi el rayón de mi auto! —Gritó antes de acelerar e irse.

Demonios, bueno al menos no me castigo. Cierro la puerta de mala gana y al voltearme choque con esa mirada jovial que tiene Jack, por alguna razón me fastidia que me la dirija. Ha de ser la mañana.

—Qué bonita te ves. —Dijo mostrando esa hermosa e inolvidable sonrisa.—La nariz se te pone como a un reno en las mañanas.

—No tengo las energías para lidiar contigo, —volqué los ojos—iré con mis amigas más tarde y ellas vendrán a dormir. —Anuncie volteándome en el primer escalón cual me daba un poco más de altura que él.

— ¿Me estás avisando o me estás pidiendo permiso?

—En las reglas fui clara, ellas vienen cuando quiera. —Bufe. —Te estoy notificando para que no me fastidies más de lo que amerita.

Me di la vuelta y continué con mi camino a mi preciada cama, de solo imaginarlo caigo rendida.

—Sé más amable o dile adiós a tu preciado auto. —Elevo la voz para que le escuché.

¿Está amenazándome a estas horas de la mañana? Graso error, no tomé café aún.

—Mira, yo no tomo órdenes. —Voltee y comencé a bajar hasta quedar frente a él. —Yo las doy.

Se apoyo en el barandal con las cejas alzadas y los labios en una mueca rara, pero sin hablar. Fastidioso. 

Vuelvo a la habitación con esa sensación de coraje atorado, no puedes discutir si no te dan la entrada y yo quería discutir. Me hundo en las almohadas y dejo que Morfeo me lleve consigo hasta la tarde, total, tenía una alarma planeada para más tarde. 

Y dicha alarma sonó dándome la sensación de que en realidad solo estuve recostada unos segundos, esto pasa por haberme despertado temprano y vuelto a la cama. No es sano. 

Arrastro mi cuerpo a la ducha dejando que el agua tibia me traiga a la realidad, podría decir que me gustan las duchas tibias, pero prefiero los baños. Maldita escuela que me consumes el tiempo, maldita vida social que me consumes el tiempo, maldito Jack que me has comparado con un reno. 

Con el cabello secado y amarrado en una coleta me visto con un vestido de tirantes con flores y un suéter de botones blanco, primavera deja el ambiente delicioso para caminar y simplemente disfrutar una tarde en un café. 

Mi niñero (E D I T A N D O)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora