Él es frío ahora✔

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No puedo negar lo agradable es que todo nuestro círculo esté conectado, saliendo de comprar casi todas las faldas posibles para Anna los chicos nos llamaron anunciando que tendríamos una cita en el cine los cuatro. Corrimos a ponernos un poco más abrigadas, claro a excepción de Anna que decidió estrenar su nueva falda magenta con volados. Nuestro destino es la casa de Mérida después de la película.

¿Alguna vez vieron un grupo de idiotas admirando algo? Pues somos nosotros viendo la cartelera sin saber que elegir.

—Entonces, ¿vemos una de romance?

— ¿Quieres que vomite? Son demasiado. —simula ahorcadas.

—Tienes a la mujer más romántica sin duda, Hiccup.

—No sé qué hare en el aniversario a este paso. —Le susurra aterrado.

—Veamos una de terror, ¿Qué dicen?

—Me suena fantástico, además ni da miedo.

—Aja sí, ya veremos en la película.

—Necesito chocolate para sobrevivir eso.

—Yo te compraré cinco, hermosa. —Le planta un beso en la frente. —Aunque no creo que sea muy sano para ti.

—Rubio, no hay nada que el chocolate no pueda arreglar.

—Gomitas, dulces y refresco ¿no?

—Exacto pero agregate a la orden. —le guiña juguetona.

—No se diga más. —Le planta un beso rápido. —Creo que me la llevo al baño y luego nos vemos.

No hace falta voltear a ver a Punzi para verificar si tiene la cara roja, sus golpecitos y las risas de Eugene lo confirman

—Amor, ¿tú que quieres?

Pone el índice sobre los labios. —Quizá unas palomitas y un refresco, café con leche.

—Sus deseos son órdenes. —Da una pequeña reverencia.

— ¿Café con leche? ¿Qué clase de apodo es ese, nidillo?

—Me gusta el café con leche a todas horas, es como él. No hay que explicarlo. —Se encoje de hombros. Hiccup la mira con una admiración que por poco se le caen lágrimas.

Hiccup es uno de los pocos chicos sentimentales que conozco.

—Elsa, ¿quieres algo?

—Puedo comprar mis cosas, tranquilo. —Le sonrió pero recibo un codazo que me deja sin aire.

— En serio? —Su mirada asesina me obliga a suspirar.

—Pero puedo aceptar unas gomitas ácidas y refresco.

—Te los compro, cariño. —Me abraza por los hombros, miro a Anna que modula exagerado un "Apodo".

Ese tipo de cosas realmente no se me da, tampoco los he visto tan necesarios por lo que no los uso en ese sentido.

—Gracias, bebé. —Mi tono suena más a duda que a afirmación.

—Me gusta.

—Entonces te diré bebé. —Al fin algo sale bien.

Los chicos compraron todos y entramos a la película, poseídos por un juego causo que se quieran morir dos de mis supuestos caballeros valientes.

—Si tienes miedo sólo apretame la mano. —Me susurra.

—Gracias pero no soy fácil de asustar.

—Apodo. —me susurra.

—Bebé. —Suelto inmediatamente, responde con una sonrisa. Y yo respondo a la voz con un pisotón, no tan fuertes como los que solía tirarle a Jack.

Mi niñero (E D I T A N D O)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora