Capitulo 3

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Kaiko

Cuando Nik se fue con su extraño amigo me quede un rato parada frente a la puerta sintiéndome extraña. Que mañana tan rara tuve, acaricie a Artemisa y fui caminando a mi habitación para cambiarme la ropa colocándome pantalones blancos y una remera rosa, lave la taza de Nik tirando lo poco que había dejado. Esperaba que estuviera bien, era un chico extraño sin duda, "¿no me conoces?" Pues no, ¿quién se creía que era?

Al terminar de limpiar, alce a Artemisa y salimos del departamento juntas para abrir la librería. Deje a la pequeña gata encima de los libros donde le gustaba estar mientras aprovechaba a abrir las cortinas intentando que entrara algo de luz solar. Al acomodar todo, busco un rociador de agua y comienzo a regar las plantas que tenia.

Escucho la campana de la puerta sonar, por el ruido de tacones ya se de quien se trata sin verla. Escucho a Lexy hablarle como un bebe a mi gata, quien por supuesto la ignora.

—Tu gata pronto va amarme—dice mi amiga. Me volteo a verla, su cabello rubio el cual lo llevaba demasiado liso caía perfectamente en sus hombros; llevaba una blusa plateada con jeans oscuros. Y tacones altos. Mi amiga me sonríe sumamente emocionada. —¿Y? ¿Qué tal tu cita?—Pregunta ella; como toda respuesta, le rocío en la cara haciendo que chille—¡Kaiko! ¡tengo una sesión de fotos para una pequeña tienda de ropa en un rato!

Vuelvo a rociarle la cara y ella me da un manotazo.

—¡Oh vamos! No debió ser tan malo.

—Pues lo fue, ¿por qué siempre me encuentras chicos raros?—replique molesta viéndola, ella se cruza de brazos mientras me miraba.

Lexy era la encargada de manejar la app debido a que yo no tenía un celular con una buena capacidad para aguantar semejante peso de memoria, a veces leíamos juntas los perfiles, y a veces ella terminaba seleccionando por mi chicos que sabía que por mis gustos iban a estar bien. Ella empezaba la charla superficial cuando los chicos hablaban, y solo eran tres mensajes antes de mandarlos a mi Facebook para que yo siguiera a partir de ahí. O mi numero para mandarnos mensajes de texto.

A todos esos chicos le resultaba extraño hablarme por mensaje o Facebook, pero no había forma de que entendieran que la tecnología y yo no éramos precisamente mejores amigas. Con decir que me hice una cuenta de Instagram pero no tengo ni una foto, y no se como se sube una foto, digo todo. 

—Porque son lindos a la vista, pero tienes razón, los lindos son los más raros...¿al menos tuviste sexo? Pudiste sacarle provecho—dice ella mientras me seguía de una forma ágil y envidiable encima de sus tacones altos, ya quisiera yo moverme así, parecía una gacela y yo parecía una torpe que se doblaba el tobillo cada cinco pasos.

Rodee el escritorio mientras que ella no me sacaba los ojos de encima, saque el libro donde teníamos anotado todo sobre la librería y me puse a chequearlo sin levantar la vista.

—Lo abandone en el postre.

—Eso no fue amable—dice en un tono de reproche, suspire cerrando el libro con fuerza.

—¡Lo se! Pero si me quedaba un rato más ahí iba a terminar clavándole un cuchillo en el ojo—le expliqué—Además, fue la cita más desastrosa que tuve en toda mi vida, sin contar que fallaba en todas mis preguntas, estoy segura de que me odia.

—Así que fue un desperdicio—Dice ella, me quede en silencio al pensar en Nik—¡Conozco esa mirada! Algo más paso , dime, dime.

Lexy me conocía desde que tenía uso de razón, nos convertimos amigas en el jardín de niños cuando ella peleaba con una niña rubia sobre que quería ser cenicienta, la niña rubia le había dicho que su piel era muy oscura para interpretar ese papel, y yo, al escucharlas, tire el cabello de la rubia con fuerza diciendo que fue muy grosera. La señorita nos mando a las tres al rincón, la niña rubia no tuvo ningún interés en nosotras, pero Lexy me dijo que a partir de ese día seriamos amigas, y así fue por demasiados años.

¿Quien es Midas King? [Midas King#4]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora