7.El despertar de sentimientos inesperados

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BAN

Me desperté temprano, el cielo apenas empezaba a clarear. Nos esperaba un largo viaje y quería aprovechar cada minuto. Me levanté del suelo del pasillo donde había pasado la noche, asegurándome de no hacer ruido para no despertar a t/n. Aún roncaba suavemente detrás de la puerta, en la cama que había insistido en que usara.

Decidí ponerme la chaqueta nueva que Diane y King me habían regalado. Era un atuendo diferente al que usualmente usaba, pero por alguna razón, se sentía bien llevarlo. Mientras recogía nuestras cosas, no pude evitar pensar en Elaine. Cada paso que daba, cada decisión que tomaba, todo estaba impulsado por el deseo de traerla de vuelta. Con cada día que pasaba, la esperanza de encontrar una manera de resucitarla se mantenía viva en mi corazón, alimentada por recuerdos y promesas.

Nos reunimos afuera de la taberna. El aire fresco de la mañana despejaba mi mente, preparándome para el viaje que teníamos por delante. T/n me sonrió mientras ajustaba su mochila, y yo le devolví la sonrisa. Era una de las pocas personas en las que confiaba plenamente, y su presencia era una constante en mi vida, una que no daba por sentada.

Sin embargo, no esperaba que King nos acompañara. Apareció flotando con su típica expresión adusta, abrazando su almohada con fuerza. Me parecía una presencia fastidiosa, como un insecto que no puedes evitar.

—Qué sueño... —bostezó t/n, cubriéndose la boca con una mano mientras se estiraba ligeramente. La miré de reojo, adivinando lo que diría a continuación.

—¿No dormiste bien, aunque te cedí la cama, t/n? —pregunté con una sonrisa, sabiendo ya la respuesta antes de que saliera de sus labios.

Ella me miró con esa sonrisa suya que siempre me desarmaba un poco. —No es eso —respondió, tomando una manzana de la mesa y dándole un mordisco—. Solo me desperté con algo de flojera, es todo —dijo mientras hacía una mueca al tragar. Luego frunció el ceño—. Esta manzana está agria.

Me reí suavemente ante su expresión. Incluso en esos pequeños momentos, t/n tenía una forma de hacer que todo pareciera más ligero. Pero antes de que pudiera decir algo más, King, con su típica curiosidad, aprovechó para hacer una de sus preguntas. Sabía que llevaba rato queriendo saber algo.

—T/n, ¿puedo preguntarte algo? —dijo, mirando de reojo las pulseras y collares que llevábamos puestos.

Ya era hora, pensé. King siempre tenía preguntas, y esta había tardado en llegar.

—Claro, King, dime —respondió ella, siempre amable, sin perder esa suavidad en su voz.

—¿Qué significan las pulseras y los collares que tienen tú y Ban?

No pude evitar soltar una carcajada antes de hablar. Los recuerdos de aquella aventura volvieron a mí con claridad. Había pasado tanto tiempo, pero aún podía vernos a los dos, más jóvenes y, quizás, un poco más imprudentes.

—Oh, eso... —empecé, con una sonrisa traviesa en el rostro—. Verás, el cumpleaños de t/n se acercaba y quería regalarle algo especial, algo único, ya sabes. Entonces escuché un rumor... un rumor sobre un tesoro misterioso que habían traído a la ciudad. Y claro, como no podía resistirme, lo robé.

Solté una risa al recordar lo fácil que había sido aquella vez. T/n me miraba de reojo, divertida, mientras mostraba el pequeño collar que siempre llevaba colgado de su cuello.

—Resulta que eran un par de llaves y un par de pulseras —continué—. Este collar abre la pulsera de Ban —añadió ella, señalando el pequeño colgante.

—Y mi llave abre la pulsera de t/n —respondí, mostrándole la mía. King observó con detenimiento, como si tratara de descubrir el significado oculto detrás de esos objetos.

AMOR ETERNO - BAN Y TÚDonde viven las historias. Descúbrelo ahora