13. Entre la Vida y la Muerte

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T/N

El capullo oscuro de Melascula se deshizo lentamente, desvaneciéndose como una pesadilla al amanecer. Y ahí estaba él, de pie. Ban, inmóvil, como una estatua. Junto a mí, Elaine exclamó:

—¡Ban!

La preocupación en su voz me perforó el pecho, pero algo dentro de mí gritaba que esto no estaba bien. Él seguía de pie, pero había algo distinto. Su postura era rígida, como si un frío invisible lo hubiera congelado por completo, además que sus ojos estaban desenfocados y apagados. La confusión comenzó a desbordarse en mi mente mientras una sensación de opresión se apoderaba de mi pecho.

Entonces, lo vi.

La figura oscura de Melascula se alzaba detrás de Ban, sus manos espectrales extendiéndose como las garras de un depredador al acecho. Y antes de que pudiera procesarlo, cerca de los labios entreabiertos de Ban había un resplandor etéreo que comenzó a tener una forma singular, no puede ser... era su alma. El alma de Ban salió de su cuerpo e intentó escapar flotando lo más rápido que podía, pero los tentáculos de miasma de Melascula fueron más rápidos y lo aprisionaron en el aire con agarre sofocante.

—Melascula —La voz grave de Galand interrumpió mi aturdimiento—. ¿Puedo devorar esa alma?

El demonio de la lanza parecía relamerse los labios con su mirada codiciosa clavada en el alma de Ban que se debatía por liberarse.

—¡De ninguna manera! Es mía —respondió Melascula, sus labios curvándose en una sonrisa posesiva.

—¡No! —grité con desesperación, pero mi voz sonó débil incluso para mis propios oídos.

Elaine, con apenas un destello de su energía restante, lanzó una ráfaga de viento hacia Melascula. La demonio se giró con un gesto de fastidio y esquivó el ataque, pero fue lo suficiente como para hacer que aflojara su agarre. El alma de Ban se libero del agarre de Melascula y comenzó a escapar.

—¡Escapa, Ban! —gritó Elaine con una voz cargada de desesperación.

Pero Galand y Melascula se movieron al unísono, dos sombras letales decididas a acabar con lo que habían comenzado. No podía permitirlo. No dejaría que lo mataran.

—¡Freezing Field! —grité, concentrando mi magia. El frío se extendió por el aire como un susurro mortal, envolviendo a ambos demonios y congelándolos en un instante. Sabía que no sería suficiente, pero necesitaba ganar tiempo. Me lancé hacia ellos, mi cuerpo se movía por la adrenalina y la furia. Pateé con todas mis fuerzas a Melascula, rompiendo el hielo y expulsándola lejos, pero Galand fue más rápido que yo. Con un crujido, el hielo que lo envolvía se quebró, y antes de que pudiera reaccionar, él ya había saltado y atrapado a Ban en el aire.

—¡NO! ¡DETENTE! —grité mientras sentía mi voz desgarrándose en el aire mientras mis lágrimas se deslizaban ardientes por mis mejillas. Sentía un nudo sofocante en la garganta, como si las palabras apenas pudieran salir, atrapadas por el miedo y la impotencia. Pero no me importaba; mi cuerpo se movía por pura desesperación, por la única esperanza de detener lo inevitable.

—¡Gracias por la comida! —rió Galand, con una crueldad que me heló el alma. Entonces, como si no fuera más que un bocado insignificante, lo vi llevarse la esencia de Ban a la boca y tragarla entera.

Fue en ese instante cuando el mundo se detuvo para mí. Todo a mi alrededor se convirtió en un eco distante, una realidad distorsionada que se desmoronaba en fragmentos. Elaine cayó de rodillas, gritando el nombre de Ban con una voz desgarrada, su dolor resonando en el aire como un grito desgarrador. Pero yo no podía moverme. Permanecí arrodillada en el pasto, sintiendo que era yo quien había perdido mi alma, como si un vacío abrumador se hubiera apoderado de mi ser. Algo dentro de mí se había roto de manera irremediable, y la desesperación se apoderó de mi corazón, haciéndome sentir más vulnerable que nunca.

AMOR ETERNO - BAN Y TÚDonde viven las historias. Descúbrelo ahora