(Martin)
—Vamos a tu habitación.
No es una pregunta, pero tampoco es necesario preguntar. Ni responder. Me levanto de su regazo, le cojo la mano y tiro de él hacia el interior de la casa. Entramos por la puerta de atrás y vamos directos al piso de arriba, sin que el resto del grupo nos vea. Nos metemos en la que será mi habitación estos días, cerrando la puerta con seguro. Juanjo se lanza hacia mi, cogiéndome en brazos y guiándome a la cama, donde me suelta y enseguida se deja caer sobre mi.
Estamos los dos tumbados, él encima, comiéndome la boca, mientras sus manos se mueven por mi pelo y mi torso. Yo enganchado a él, arañando su espalda y rindiéndome a las sensaciones que inundan mi cuerpo. Me faltan manos para tocarle todo lo que quiero, me pone tanto que no me controlo y voy dejando mordiscos por sus hombros.
Juanjo se incorpora para quitarme la camiseta, y después quitarse la suya, me quedo mirando su pecho marcado y me urge lanzarme contra él, pero me desconcentro cuando a nuestras camisetas le siguen los pantalones y la ropa interior. Quiero cambiar las tornas y ponerme encima pero no me deja, se vuelve a tumbar sobre mi, atrapando mis muñecas por encima de mi cabeza, y besándome de forma demandante. Al mismo tiempo su mano baja por mi pecho, y sigue viaje hasta mi erección. Estoy tan duro que creo que voy a explotar. Mueve su mano muy lentamente, arriba y abajo, volviéndome loco. Se queda mirando mis reacciones por un instante, hasta que suelta mis manos y lo veo bajar por mi cuerpo, ocupando con su boca lo que antes estimulaban sus manos. Yo emito un grito que más parece un aullido, y me alegro que abajo sigan la fiesta con la música a tope.
Juanjo empieza a moverse de arriba a abajo por toda mi extensión, pero no sé queda ahí. Se chupa los dedos de la mano, y los baja hasta mi entrada, metiéndolos dentro con suavidad, y haciendo lentos círculos, curvándolos en ese justo lugar que tantas veces ha tocado, sin sacar mi miembro de su boca, y casi haciéndome perder el sentido. Cuando siento que me voy a desmayar, para y sube hasta mi cara de nuevo, tiene las mejillas sonrojadas, los labios enrojecidos y los ojos brillantes, y yo creo que me voy a morir de amor.
—¿Quieres?
—Sí.No tiene ni que decir el qué, y la respuesta es sí, sí, sí. No hay nada que quiera más ahora mismo.
—¿Has traído?
También. Me giro hacia la mesa de noche y saco la caja de preservativos y el bote de lubricante. Él me mira con una ceja interrogante.
—Por las dudas.
—Espero que las dudas sólo fueran conmigo.
—Con nadie más.Abre el preservativo con la boca y se lo pone. Se echa lubricante a sí mismo, y luego en sus dedos, para terminar de prepararme. Hay tanta intimidad y confianza en estos gestos, tanto conocimiento del otro. Hacía mucho que no compartía una escena así, y me dan ganas de llorar, pero me esfuerzo en concentrarme en él, que está moviéndose hacia mi. Entra muy lentamente, con cuidado y control, observando cada una de mis reacciones y acariciándome al mismo tiempo para calmarme. Un último empujón suave y ya está completamente dentro.
Cómo había echado de menos esta sensación, de plenitud, de deseo, de amor. Le hago un gesto para que empiece a moverse y dejo de ver nítido, comienza con un vaivén pausado y va cogiendo ritmo, entrando y saliendo con un ímpetu que me hace perder la cordura. Lo miro desde abajo, con la mandíbula apretada, el labio inferior entre sus dientes, la mirada afilada, los gruñidos que salen de su boca. Me muero. Cuando se direcciona con precisa puntería a mi próstata, al tiempo que coge mi miembro y empieza a masturbarme, pierdo el control completamente y siento que en cualquier momento voy a caer inconsciente. Nuestros gemidos se mezclan entre sí y estoy tan cerca que me duele. Me voy con fuerza, entre sus manos, y él me sigue a los pocos segundos, con un par de fuertes estocadas dentro mío.
Se echa a un lado mío, cuidando de no aplastarme, con la respiración acelerada y los ojos entrecerrados, pero sin despegar su mirada de mi. Estoy cayendo muy fuerte.
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Capítulo corto, pero intenso. Espero que os esté gustando, gracias por leer!
Stream Lo que no ves de mí y Rompeolas 💙
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La cuadratura del círculo
General FictionTodo iba bien, hasta que dejó de irlo. Las necesidades de descubrimiento ponen distancia entre Juanjo y Martin, ¿podrán volver a encontrarse?