Capítulo 1

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El programa había terminado hace un año. La histeria inicial había sido una locura, llena de emociones, cariño y cambios. Muchos cambios, de golpe, inesperados. En la academia no teníamos idea de lo que se estaba moviendo allá fuera. Las firmas fueron un soplido, que no nos dejó ver el vendaval. De un día para otro nos convertimos en personas conocidas y reconocidas, cada lugar al que íbamos nos encontrábamos con seguidores y seguidoras que querían una foto, un abrazo, una conversación. Gente a la que habíamos admirado desde la distancia, nos dejaban DMs felicitándonos, nos invitaban a fiestas y eventos, nos hablaban como si nos conociesen de toda la vida, y nos hacían un lugar en sus círculos.

Martin y yo salimos juntos. Juntos y en nuestro mejor momento de la relación, con todo por descubrir, por construir. Juntos, siendo ese pilar infalible en la vida del otro. Que nos impulsaba, que nos animaba, que nos amaba, que nos aterrizaba.

Al primer mes ya teníamos nuestro piso en Madrid, y sacamos nuestros respectivos singles. Al segundo mes comenzamos la Gira con el resto de compañeros. Al quinto mes se cerró la etapa OT y cantamos por última vez con los 16. Al sexto mes comenzó nuestra carrera profesional, con sus oportunidades, sus obstáculos, sus trampas, sus propuestas imperdibles.
El single de Martin fue muy bien acogido, Rompeolas era esperado desde la academia. Pero su camino era claro, y pronto estuvo llamando puertas a musicales en la capital, le llovieron propuestas, y comenzó su andadura en Peter Pan El Musical, en un rol protagónico donde cantaba, actuaba y bailaba, que le venía como anillo al dedo a mi vasco místico. Se empezó a mover con gente de la escena, acudiendo a presentaciones, conmemoraciones, entregas de premios.

En cuanto a mí, ya en la academia no estaba convencido por la orientación que había cogido mi single, y fue salir y tener la revelación de que ahí no era. Con los ARs acordamos darle un giro de 180 grados, y retomé esa idea que tanto me había estado rondando durante semanas. Vamos directos al Sol fue un éxito, contaba con que el primer single que sacase, con el impulso de OT y el toque comercial que tendría iba a escucharse, pero la acogida me pilló desprevenido. Rápidamente alcanzó los primeros puestos de las listas de reproducción y ventas, y comenzaron a llegarme propuestas de productoras y colaboraciones. Lo primero que había hecho fue conseguir una mánager de confianza que me acompañase en lidiar con toda esta industria tan maravillosa a la vez que sibilina. Me guió con cuidado y visión estratégica, y pronto había firmado con una discográfica, y teníamos proyectados los lanzamientos de diversos sencillos, y colaboraciones con artistas del panorama español.

El ritmo se volvió frenético para los dos, nos juntábamos con círculos diferentes, y nuestros mundos se iban separando poco a poco. Asistíamos a eventos juntos, y solíamos levantar sensación. Nuestra relación se había popularizado mucho desde el concurso, y la gente se emocionaba al mínimo gesto de cariño o intimidad. Nos tenían como una power couple, al estilo de los Javis, y así nos sentíamos. Fuertes en nuestra unión, jóvenes como la noche, que nos vengan a parar.

Desde el principio recibíamos mucha atención. Muchas proposiciones decentemente indecentes. Estábamos conociendo gente continuamente, y que flirteasen con nosotros no era algo extraño. Martin es un hombre hermoso, eso yo lo sabía y lo sé, fue la razón de que no pudiese apartar mi mirada de él desde el minuto que lo conocí. Su personalidad calmada y suave, su mirada penetrante, su dulzura, lo hacían muy atractivo, sobre todo entre los hombres en el mundo del espectáculo. Mi aspecto más robusto y duro también despertaba interés entre mujeres y hombres, aunque después de mi propio despertar se me hiciesen completamente indiferentes, no podía mirar a nadie que no fuese Martin.

Como no apartaba la mirada de Martin, veía las reacciones que generaba, cuando lo miraban con cierto interés, cuando le hacían insinuaciones, cuando le pedían su número de teléfono. Al principio él los rechazaba con mucha educación y respeto, pero con el paso del tiempo, iba notando cómo esa rotundidad iba minando. Se ha hablado mucho de mis celos, que no niego, sé que están ahí y no me siento orgulloso, los ligo a mis inseguridades y miedos. Con Martin intentaba mantener la calma y trabajar esas sensaciones, confiando ante todo en mi pareja y nuestro amor.

Ese día había estado toda la tarde en el estudio de grabación, venía trabajando desde hace un tiempo en una nueva composición, y finalmente lo habíamos grabado. A Martin ya le había avisado que hasta la hora de cenar no llegaría a casa, pero tan pronto salí del estudio le escribí para encontrarnos. Me dijo que no lo esperase, que había salido y llegaría más tarde. Sin darle más importancia fui para el piso que compartíamos en Madrid y me preparé algo rápido para cenar, emocionado en seguir practicando la nueva canción.

Martin llegó bastante tarde, yo estaba en el salón con la guitarra, y levanté la mirada ilusionado, como niño con un nuevo juguete. Martin me devolvió la mirada brevemente desde la distancia, y con un susurrado buenas noches se dirigió a la cocina a por un vaso de agua. Cuando volvió al salón, me dirigí a él.

-¿Cómo ha ido el día, al final tuvisteis ensayos?
-No, qué va, me invitaron a tomar algo y salí, sin más -me contestó de manera escueta, tenía un semblante taciturno, que aduje al cansancio. El musical era muy demandante, no sólo tenía espectáculo tres veces por semana, sino que además tenían los ensayos y las promociones.
-Tengo una sorpresa, hoy hemos grabado la canción que venía componiendo desde hace días, ha sido increíble, creo que es con la que más he conectado hasta ahora, con los arreglos y la edición quedará muy bien, me parece.

Ahí sí Martin me envía una sonrisa, pequeñita, orgullosa, ¿tambaleante?
Él no había escuchado nada de la nueva canción, y le pido que me deje tocársela a la guitarra. La versión de estudio es más instrumental, con más fuerza, pero a capela la toco con suavidad e intimidad. Habla de opciones, decisiones y posibilidades que se van presentando en la vida, y cómo, en última instancia, como si de una partida de ajedrez se tratase, juegas contra tí mismo. Él me escucha en silencio, observo que las emociones se van sucediendo en su cara, sin ser capaz de identificarlas todas.

Termino el último acorde, y lo miro a los ojos. Me devuelve la mirada y susurra un "es preciosa", que por poco y no lo escucho. De ahí aparta la mirada, se levanta del sofá y hace el amago de irse. Le atrapo la mano antes de que lo haga.

-Martin, ¿estás bien? Te noto raro.
-Estoy bien, sólo cansado, ha sido un día duro -estira de su mano, pero no se deshace de mi agarre.
-Hey...estoy aquí, háblame, hay algo rondando en esa cabeza, lo veo.

Se me queda mirando a los ojos por lo que parece una eternidad, hasta que se desploma nuevamente en el sofá, con las manos que van de la cara al pelo, del pelo a la cara, despeinándose aún más, y empezando a asustarme. Le acaricio el brazo con mi mano, pero no digo nada más, esperando que se decida a hablar.

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Hasta aquí por ahora. Decidme qué os va pareciendo! 💙

Disclaimer: la historia es completamente ficticia y su único fin es el entretenimiento, sin ningún tipo de lucro, y desde el mayor respeto a sus protagonistas.

La cuadratura del círculo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora