Capítulo 11

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(Juanjo)

La tarde ha estado tranquila. Casi todos los que estamos somos buenos amigos, y las amistades de Ruslana las conocemos de antes y son muy majicas. Hemos hecho la cena Álex, Omar y yo, y el resto se ha encargado de poner la mesa en el jardín, sacar las bebidas, y beberse las bebidas. Trabajo en equipo, di que sí. Martin cada tanto entraba a ver si necesitábamos algo, pero ya me iba bien tener un rato separado de él.

Su presencia me ponía nervioso, la fijación que tenía con el contacto visual no hacía más que incrementar mi necesidad de contacto físico con él. Lo que ocurrió la otra noche en los baños, lejos de aplacar mi deseo, lo había renovado, haciéndome recordar su sabor, su suavidad, y la pasión electrizante que había entre nosotros. Quería más de él, quería todo de él.

Al mismo tiempo, sabía que no sería capaz de liarme con Martin sin más, sin que el amor que tenía resurgiese del rincón de mi cuerpo donde lo había desterrado, sin que la necesidad de despertarme a su lado todos los días se volviese incontrolable. En este último tiempo, Martin había desarrollado cierta facilidad para los encuentros sin compromiso, y me aterraba pensar que pudiese querer algo así conmigo.

Acabamos de cenar y recoger, y sacamos las botellas para empezar con la fiesta. Antes de nada, le dimos a Rus los regalos que habíamos preparado entre todos, siendo el plato fuerte una guitarra eléctrica que llevaba tiempo queriendo, la pequeña roquera.

La música sonaba, Martin, Denna y Violeta bailaban, Rus y Chiara estaban grabando un reel, Álvaro, Bea y yo estábamos partiéndonos la caja de la vida en general, porque con ellos no existe la seriedad. Álex, viendo la dispersión, propuso jugar a algo juntos, que estábamos cada uno a la nuestra.

—Venga, va, que sólo necesitamos una excusa para beber. ¿Yo nunca, o reto-verdad?
—Tío, es que al yo nunca hemos jugado la tira de veces, ¡ya me sé los polvos en público de todos vosotros de memoria!
—Dilo, Álvaro, yo apoyo la moción—Comento yo, en parte porque es verdad, hemos jugado muchísimo y hay un límite de anécdotas que se puedan contar, pero en parte también porque hay ciertas novedades que no querría contar o que me cuenten.
—Venga, gente, entonces verdad-reto, decidido. Jugamos con la botella para decidir quién pregunta y quién responde.—Sentencia Álex.

Como ha empezado a refrescar, trasladamos el juego al salón. Nos sentamos todos en el suelo, apoyando algunos la espalda en los sofás. Me siento al lado de Paul y de Bea, Martin está en frente mía, sentado entre Chiara y Elena, una de las amigas de Rus. Violeta gira la botella por primera vez, y apunta a Denna, que gira la botella por segunda vez y preguntará a Chiara.

—Chiara, verdad o reto.
—Verdad, empecemos tranquilitas.
—Perfecto, a ver....¿cuántas veces te has googleado a tí misma esta semana?—Todos nos reímos, por lo cringe y por lo real de la pregunta, todos nos autogoogleamos.
—Joder, tía, qué corte, pero no voy a beber por algo así... diría que dos veces. Venga, ¡le doy yo!

Chiara gira la botella y le toca preguntarle a Omar, echado para delante él coge reto, y tiene que hacerle un lapdance a Álvaro, que claramente lo disfruta. Omar gira la botella y me toca a mí, por ahora me decanto por verdad.

—A ver, qué puedo preguntar, bueno, ¿cuántas veces has tenido sexo en el último mes? En plan la Resistencia.

Joder, quién me manda a mi. La pregunta no tiene nada de extraño, es muy común en estos juegos, pero me daba palo contestarla delante de Martin. En fin, esto es la normalidad, no estamos juntos, y ahora estamos teniendo una relación cordial.

—Pues no es como si fuese contando, pero unas 10 veces diría.—Siento la mirada de Martin sobre mí, pero la evito conscientemente y me inclino para girar la botella.

La cuadratura del círculo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora