Capítulo 18

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5 años después

Hoy es 23 de diciembre y llevo todo el día corriendo de aquí para allá por la ciudad. Tantas cosas por organizar y el tiempo se me está viniendo encima. He salido de casa por la mañana, con un ligero beso en los labios de Martin y poca explicación más allá de que tenía que ir al estudio. He intentado ignorar el mohín de reproche en sus labios por el aparente olvido de nuestro aniversario.

Alucino al pensar que hacemos 7 años de relación —obviando muy tranquilamente los meses de standby durante nuestra ruptura—. Me parece increíble cómo el tiempo en la academia pasó tan lento pero con tanta intensidad, que estuvimos juntos tres meses y parecía una vida entera. Ahora, de un día para el otro, nos plantamos en 7 vueltas al Sol de relación, y no puedo estar más feliz y orgulloso de nosotros, del equipo que hemos formado, y del amor inacabable que nos tenemos.

Hemos construido juntos, no sin obstáculos, dificultades y horas bajas, una vida increíble, acompañando con amor y apoyo unas carreras de éxito y un entorno amoroso y feliz.

Los primeros meses en Miami fueron complicados. Alejarnos de nuestras familias y amistades, del espacio de seguridad en el que se había convertido Madrid, para llegar a un ambiente nuevo, muy diferente a lo que estábamos acostumbrados, y con pocas conexiones a las que agarrarnos. No fue fácil, pero tanto juntos como por separado, encontramos nuestro lugar en esta ciudad que de primeras puede parecer impersonal, pero que una vez dentro te abre las puertas de par en par para recibirte. Hemos conocido mucha gente que llegó a Miami en circunstancias similares a las nuestras, por sus carreras artísticas, siguiendo un sueño, acompañando el sueño de seres queridos, y que entienden lo que es empezar una vida lejos de casa, y que nos han ayudado a construir hogar aquí. Y ya van 3 años y sumando.

Después de la colaboración con David Bisbal, empecé a ganar popularidad entre el público latinoamericano y estadounidense, tanto que estaba cruzando el charco para dar conciertos, actuaciones, promociones y colaboraciones casi que mensualmente, en un ritmo vertiginoso. Lo consideramos muy detenidamente con mi discográfica y representante, y era una oportunidad muy clara como para dejarla pasar, si quería dar el siguiente paso en mi carrera musical, debía fijarme allá donde todo se mueve. Y vaya que se mueve.

Cuando decimos que en nuestra relación los astros se alinean no exageramos. Con Martin sucedió muy a la par. Después del estreno de la primera película donde participó, lo fueron llamando de más proyectos cinematográficos, trabajando con reconocidos directores del panorama español. Su fichaje para una conocida serie de Netflix fue el último empujón que necesitó, y que dejó en claro que su lugar también estaba al otro lado del Atlántico.

Lo decidimos juntos, valoramos las implicaciones, las oportunidades, aquello que dejábamos atrás, aquello que nos esperaba por delante. Pero la decisión siempre estuvo clara. Valía la pena arriesgarnos e intentarlo. A lo sumo, volveríamos a Madrid, con poco drama y con nuevos retos. Aunque finalmente no hizo falta.

Nos instalamos primero en un piso que nos pusieron desde la discográfica, y con el tiempo encontramos nuestra casa, en una zona residencial y tranquila de la ciudad, donde estar juntos y encontrar esa calma en medio del torbellino que eran nuestras vidas.

Esa casa que he dejado esta mañana y a la que tengo que volver antes de que a cierto vasco le dé por venir a buscarme para tirarme un florero a la cabeza por novio de mierda.

Hablando de florero, todavía tengo que ir a la floristería.

*****

Abro la puerta y no hay vascos a la vista. Dejo las bolsas de comida en la cocina, y el resto de cosas las escondo en la despensa, lejos de ojos curiosos.

La cuadratura del círculo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora