✨Capítulo 3✨

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Dos semanas

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Dos semanas. Ese es el tiempo que he conseguido quedarme aislada en casa con cualquier estúpida excusa, por dos motivos, el primero y principal, es porque me gusta la soledad. Tengo aficiones en las que no necesito tener a nadie cerca y me relajan sorprendentemente, como aquel que decide esnifar pegamento para evadirse y sentirse mejor consigo mismo; el segundo, porque por mucho que me haya esforzado en estas semanas en fingir que mi piel no reacciona sola ante la mirada de ese chico nuevo llamado Evan, no lo he conseguido, al menos de cara a mi misma, porque soy capaz de notar cada vez que me mira gracias a una pequeña punzada que me da la nuca, como si estuviera picándome un insecto molesto, para después, que mi cuerpo comience a hormiguear y se me erice el bello, así que sí, solo he sido capaz de disimularlo frente al resto del mundo, porque a mi misma no puedo engañarme, por no hablar de la curiosidad que me causa.

Quería preguntarle varias cosas, como, por ejemplo, de donde viene. Está claro que de Alaska no, porque no tiene el tono de piel que se adquiere cuando te suele dar el sol, cosa que aquí no pasa demasiado. Otra duda que me asalta es, quien es ese chico rubio que viene a buscarle casi a diario en un impala negro que quita el sentido y que hace que las cabezas de giren a su paso; pero la duda más grande que tengo, es porque ha perdido no uno, sino dos años de instituto.

Según los cotilleos de los pasillos, estuvo dos años internado en la cárcel por matar a un tipo a golpes. Sinceramente, dudo que esa versión sea cierta, aunque tengo claro que no es el tipo de persona con un comportamiento ejemplar, pero no creo que llegue a ese extremo.

Hoy es sábado, y se celebra la primera fiesta en honor al equipo de fútbol americano. No está de más aclarar que es solo la excusa para hacer una fiesta, porque en realidad no se ha jugado ningún partido y lo único que han hecho ha sido las pruebas para las nuevas futuras estrellas arqueras, y entrenar. Dos días, porque el entrenador Martínez ha vuelto algo más... robusto de las vacaciones y necesita comenzar poco a poco.

Termino de aplicar el colorete claro, y dejo la brocha en su sitio en el escritorio. Suspiro mirándome al pequeño espejo que uso y no puedo evitar morderme el labio. Me siento...me siento yo misma. Poco maquillaje, un peinado sencillo y ropa sencilla. Todo gritaba que era yo y sabía que eso no sería suficiente para Blake.

Oía su risa subir desde la cocina, donde seguramente estaba ganándose la confianza de mis padres para que siguieran teniendo el mismo buen concepto de ella que llevaban teniendo años. Desde que nos hicimos amigas.

Es curioso como cambian las relaciones con el paso del tiempo. Blake y yo nos hicimos amigas en el primer curso de primaria del colegio Archery Primary School. Ella me tiró de la trenza porque quería las galletas de chocolate que yo estaba comiéndome, y yo me limite a tirarle la pala con la que jugaba en el patio de arena a la cara. Dos horas después mi madre fue a buscarme y me obligaron a pedirle perdón por tirarle la pala, y su madre la obligo a hacer lo mismo por tirarme de la trenza y querer quitarme las galletas.

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