9 Bloom

451 65 6
                                    

Llego a casa de mi madre, y veo llegar a Bloom con mala cara, pero en cuanto me ve sonríe y corre a abrazarme. Le hablo pero no me escucha, me separo de ella y le hablo en lenguaje de señas.

—¿Tus audífonos?

—Me los dejé en casa.

—Bloom, son importantes para para poder estar en clase.

—Se han roto.

—¿Cómo?

Mi madre sale y ella entra corriendo.

—Es el 3er par este mes.

—¿Quién?

—No quiere decirnos y sin hablar no podemos hacer nada.

—Mañana iré a buscarla yo a la escuela.

—Griselda —mi madre me toma del brazo—, dale espacio, ella no es cómo tú.

—No, yo soy cómo yo y para eso me tiene a mí.

Ahora veo en que se ha estado gastando mi madre el dinero que no llega con los gastos, en cuánto sepa quiénes son las que acosan a mi hermanita, voy a hacer que lo lamenten.

Bloom es la niña más adorable que haya visto, tímida, metida en sus libros, buena alumna, buena hermana y buena hija. Tiene una mejor amiga desde el jardín, jamás la he visto enojada o con la expresión con la venía llegando, mi pequeño girasol castaño, de ojos café, aún conserva su color de cabello brillante cómo el sol, las mejillas se le siguen poniendo rosadas cuándo tiene calor o algo le da vergüenza.

—Te extrañé mucho mi hermosa flor —le digo parada en la puerta de su habitación y ella levanta la mirada, me está escuchando. Me acerco a abrazarla.

—Ya no soy un bebé.

—Sigues siendo mi hermanita menor y para mí seguirás siendo mi bebé —quiero que este abrazo duré en lo posible toda la vida, cuándo crecen ni siquiera se dejan abrazar en público y ya tiene 14 años—. Te amo tanto mi hermosa Bloom.

—Yo también Gri.

Nos separamos y decido no seguir con el tema de sus bullys, me siento en su cama y ella a mi lado, me tiro de costado y la veo acomodarse sus anteojos, con su mejillas rosadas contrastando y realzando su mirada de ojos de venado.

—Mamá me dijo que eres candidata para una operación.

—Sí, pero no sé si se pueda.

—Se podrá, yo tengo el dinero y no dejaré que mi hermanita se quede sin la operación con la que viene soñando toda su vida.

—¿De verdad?

Me mira y comienza a llorar, entonces yo la abrazo fuerte. Entiendo que se había hecho a la idea de que no podría ser y ni siquiera había hecho una pataleta o reclamo. Esta es Bloom la niña más comprensiva y buena del mundo.

—Gracias hermana, gracias —nos apartamos y le seco las lágrimas— ¿Qué pasó con Lyra? Mamá me dijo que ya no están juntas.

—No funcionó —digo conteniendo el llanto y me levanto para que ella no me vea llorar, pero me toma de la manga de mi sueter.

—Lo lamento —me abraza—, ya vendrá alguien con quién si funcione y te merezca.

Bajamos a cenar y me quedé a dormir en un colchón en su cuarto, hicimos pijamada cómo cuándo ella tenía 8 y armamos una tienda con las sábanas, se acurrucó entre mis brazos y estuvimos viendo una película, hasta que mamá apareció dando el toque de queda. En madrugada me levanto a abrir el cajón de las boletas para ver que tan grave son las deudas que tiene mi madre.

Un oscuro secretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora