14 Ella es única

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—¿Alguna vez has pensado si tuvieras una silla personalizada en la mesa familiar, cómo sería la tuya? Tiene que ser una silla que te represente.

—No lo sé —responde Nina—, no pienso en esas cosas raras. Nos levantemos a desayunar mejor, tengo que irme a trabajar en una hora.

—Está bien.

Desayunamos con música de fondo, con sus abrazos y sus besos por mi cuello.

—Nina lo que te dije antes sigue en pie, no estoy lista para una relación... aún.

—¿Lo mencionas por cómo estoy ahora? —se separa de mí y no la alejo.

—Solo quiero ser clara.

—Y lo eres ¿Acaso no puedo ser cariñosa contigo? Sabés que siempre he sido así.

—Está bien.

La dejo ser. De camino me deja en mi departamento, me cambio de ropa y el auto de la empresa pasa a buscarme para dejarme en la ubicación exacta que me marca el GPS, ella sale a recibirme con unos guantes y la ropa algo sucia, por eso decía vestimenta cómoda que se pueda ensuciar, no imaginé que me pondría a plantar plantas.

—¿Si sabés que no soy jardinera?

—Lo sé —me sonríe— pásame aquella maceta. Al entrar en la casa tenemos que sacudirnos bien, no quiero tierra adentro.

—Sí, señora —ella se ríe, se acerca y me besa— ¿Esta es tu casa?

—Sí, pero tranquila que nadie vendrá, me han dejado sola el fin de semana.

—Bueno no creo que les extrañe ver a un amiga tuya aquí.

—Te verían más bien cómo mi amante. Mi esposo y yo tenemos un acuerdo —se seca el sudor de la frente—, mi hija ya es grande y lo sabe —quiero saber más, pero no me da el pie para preguntar—. Listo esa era la última ¿Vamos a bañarnos?

Me paro sacudiendome bien la ropa antes de entrar y me lleva de la mano al baño de su habitación, en el mismo es ella quién me desviste mientras el vapor del agua caliente lo inunda todo. La ducha va entre besos mientras nos lavamos, y cuándo pienso que voy a tener que hacer lo que le hago a Galaxy antes de irme, ella cierra el grifo y sale para recibirme con una bata de toalla abierta, para luego colocarse una ella.

En su habitación, veo una foto de ella, su esposo y su hija sonriendo en Disney. Entonces es cuándo me sorprende con una pregunta.

—¿Si pudieras elegir ser un villano de Disney, cual serías?

Sonrió ampliamente es la primera vez que, alguien me hace una pregunta random, por lo general las hago yo y resulta que soy una rara.

—Malefica y tú.

—Bueno ser más vieja tiene sus ventajas, yo sería Hades.

—¿Tienes hambre? Porque deje algo medio cocinado ayer, bueno nada sofisticado, hice la salsa para los spaghettis.

—Me encantaría comer.

Pongo la mesa y se siente raro, estar con ella en su propia casa, pero siento una comodidad que siento cuándo estoy en mi hogar, no sé porqué, quizás sea porque ella es buena anfitriona o porqué es ella.

—¿Puedo hacerte una pregunta? —le digo sentándome en la isla mientras ella revuelve la salsa y esperamos que hierva el agua. Me da el ok— ¿si tuvieras una silla personalizada en la mesa familiar, cómo sería la tuya? Tiene que ser una silla que te represente.

—Diría que sería una silla de la época victoriana, esas hechas de roble oscuro y tapizado de gamuza bordo, con apoya brazos, una silla cómoda, de esas que no quieres levantarte. Las sillas de ahora son incómodas, endebles y no te dejan ganas de quedarte sentada. Tú cuál serías.

Un oscuro secretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora