4 Nina

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Una parte mía muy consciente sabe que ella siempre me ha querido quizás un poco más de lo que yo la quiero, al menos en la manera romántica en la que ella me ve, eso es seguro.

En cuánto subimos al auto la pelirroja no me ha sacado los ojos de encima por decir lo menos.

—Te ves bien.

—Mentir es un pecado Nina —me río, pero ella se mantiene seria— ¿Qué te contó ese pajarito?

—Algunas cosas. Pero en resumen lo sé todo —trato de sonreír y bajo la mirada—. No tenemos que hablar de eso si no quierés.

—En realidad no, no quiero. Solo ha pasado una semana y aún me estoy haciendo a la idea. Me está costando más de lo que esperaba.

—Es normal solo ha pasado una semana cómo dijiste —acaricia mi brazo— ¿Puedo abrazarte?

—Sí, por favor.

Se acerca y me acurruca entre sus brazos, se siente simplemente demasiado bien tenerla tan cerca, su perfume caro, el calor de su piel, el olor de su shampoo, todo en Nina se siente bien y ojalá pudiera corresponderle en sentimientos, lo único que me detiene es que es demasiado posesiva y a mí no me gusta eso.

Nos mantenemos así hasta parar en el centro, me aparto de ella y suspira alejándose también para bajarnos del auto.

—¿Algún café al que ir particularmente?

—La verdad me da igual.

Meto las manos en mi saco y su intento por tomar mi mano queda solo en eso, un intento. Nos sentamos en un café el cuál ella eligió, ordenamos y mientras nuestra orden sale ella me mira fijo con sus ojos café que creo que va a traspasarme.

—¿Qué has hecho todo este tiempo? Te alejaste un año Nina.

—Lo hice, consideré que era lo mejor.

—¿Para quien?

—Para mí. Verte en una relación iba terminar de romperme el corazón —el mozo deja el pedido— ¿Sabés el porqué verdad?

—Eres demasiado posesiva para querer una relación contigo y yo soy demasiado —elijo mis palabras— hippie roñosa, es lo que dijo tu padre —sonríe—, para estar contigo.

—No me importa lo que diga mi padre, yo haré con mi vida lo que me venga en gana. Tengo mi propio estudio de arquitectura, hago mi propio dinero y ya no necesito su financiación.

—Se rebeló la ovejita. Pero no has negado que eres posesiva y eso a mí me asfixia. Aparte no quiero estar con nadie al menos por seis meses —tiempo en el que voy a trabajar en la agencia—, estoy saliendo de una relación y no voy a meterme en otra.

—¿Me dices que tengo seis meses para convencerte de salir conmigo? —sonrío y niego con la cabeza.

—Habiendo tantas porqué yo. Eres una mujer hermosa, independiente, con dinero y su propio negocio, literalmente levantas la mano y la mitad de este café te daría su número.

—No me interesan los números de la mitad de la gente de este café ¿Aparte porque no? más allá de tu atractivo físico y voluptuoso —señala mi pecho—, eres culta, interesante, graciosa y por fin soltera. Llevo esperando este momento demasiado tiempo ¿Me vas a dar la oportunidad de hacer el intento estos seis meses?

—Nina... —suspiro.

—Dejame cuidarte al menos, somos amigas primero que nada ¿O ya tampoco podemos ser amigas?

—Claro que podemos —doy un trago a mi vaso de jugo—. Ya no te tapas las pecas, me agrada te queda bien.

—Ya sé, desde que me dijiste que te gustaban no las he vuelto a tapar —me sonríe y sus ojos verdes brillan.

Un oscuro secretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora