CAPÍTULO 28

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Aunque la vida de Perséfone Weasley no fuera precisamente perfecta, en realidad no había demasiadas cosas que le salieran mal, quizá porque no se comprometía realmente con cosas cuya realización no estaba completamente segura de poder lograr, o qu...

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Aunque la vida de Perséfone Weasley no fuera precisamente perfecta, en realidad no había demasiadas cosas que le salieran mal, quizá porque no se comprometía realmente con cosas cuya realización no estaba completamente segura de poder lograr, o quizá porque ella tenía ese hábito de forzarlo todo hasta obtener el resultado que quería.

Penélope Clearwater no había sido santo de su devoción al comienzo, pero tampoco era desagradable y solo fue cuestión de tiempo adaptarse a ella y a su relación con Percy. Ahora se daba cuenta de que había sido un error, empezó de tal forma y no había hecho sino más que empeorar con el transcurso del tiempo. No era realmente grave en aquellos momentos, mucho menos urgente, ya que nadie podría afirmar con seguridad que ella había estado involucrada de algún modo en la petrificación de Penélope.

Hermione era solo un desafortunado efecto colateral con el que la podían vincular aún menos, después de todo, había sido un mero accidente, sin causa o motivo. Perséfone no se habría tomado la molestia de desearle eso, mucho menos de causarle eso, pero tampoco habría intentado evitarlo. Hermione Granger era una niña fastidiosa que le había hecho algunas preguntas incomodas hacía un par de días, a pesar de la predisposición de sus amigos a creer en ella; no la odiaba, pero tampoco le generaba demasiada simpatía más allá de que su hermano estaba encariñado con ella de la forma en que uno se apegaba a su mascota de enmarañado cabello, y matar a Scabbers no le había preocupado en lo más mínimo, tal y como ella no le habría quitado el sueño.

En cambio, Perséfone estaba colérica. Penélope esta viva, solo petrificada, y en el interior de la protegida enfermería era intocable, de hecho, gran parte de la escuela se había vuelto intocable debido a la nueva política de la escuela en que los profesores acompañaban a los estudiantes de un aula a otra y a sus salas comunes, los grupos de estudiantes en absolutamente todas las casas ya no atravesaban un solo mísero pasillo sin la compañía de al menos otros veinte compañeros de clases.

Los odiaba. Los odiaba a todos y cada uno.

Odiaba a Penélope, que le había robado a su hermano como si no fuera nada, y luego lo había destrozado. La odiaba por no haber muerto, porque eso solo mantenía alejado a Tom de ella. Odiaba a Tom, porque él había puesto un arma en sus manos y le había prometido ser infalible. Odiaba al basilisco, porque, letal como era, se había colocado en la cima de entre sus escasos fracasos. Odiaba a Hermione Granger, porque no solo había sido inoportuna, porque su petrificación haría sentir mal a su hermano, porque era una maldita entrometida. Odiaba un poco a Percy también, porque la había alejado, porque no la amaba tanto como ella lo amaba a él, porque incluso cuando Penélope había roto su corazón, Perséfone jamás lo había visto tan desolado como en el momento en que supo lo que le había sucedido a la chica.

Y mientras su cuerpo bullía en ira, una furia que le entumecía los dedos y le tensaba los músculos del cuello hasta crujir con el movimiento, una presión en el pecho que luchó fervientemente por apartarla del oxígeno, y por unos segundos, el odio se sintió peligrosamente parecido al miedo, al pavor, y al amor intenso, desbocado y enloquecedor que había dominado su vida desde que tenía memoria.

MAKE ME YOUR ENEMY, tom riddle [✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora