CAPÍTULO 38

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Perséfone y Tom no hablaron demasiado, o nada en absoluto, mientras ella seguía sus instrucciones y comenzó el delicado proceso de transfigurar un trozo de tubería que habían recogido de los túneles en una espada

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Perséfone y Tom no hablaron demasiado, o nada en absoluto, mientras ella seguía sus instrucciones y comenzó el delicado proceso de transfigurar un trozo de tubería que habían recogido de los túneles en una espada. Era particularmente útil que, siendo la plomería del castillo casi prehistórica, estaba hecha de cobre, y por lo tanto no era necesario pensar en ahondar en la alquimia para modificar el material.

Algunos minutos después, tras esa pieza de magia que era más compleja e impresionante de lo que cualquiera de los dos iba a reconocer, Perséfone sostenía en su mano una espada larga e incómodamente pesada, de un color rojizo-anaranjado, sin detalles demasiado intrincados pero un filo letal hasta para la vista. En cuestión de balance, estaba bastante bien, al menos, incluso si ella requería hacer particular esfuerzo para levantarla y empuñarla correctamente requería absolutamente que ella utilizara ambas manos.

Cuando Tom le había dado la indicación, ella no había perdido el tiempo cuestionando, sino que se había limitado a obedecer, pero con su trabajo terminado, no pudo evitar preguntarse cuál era exactamente el motivo por el que él querría que Perséfone tuviera una espada. Casi inmediatamente después de terminarla, se encontró aplicando una variedad de encantamientos sobre la hoja de cobre, desde impermeabilización y resistencia hasta un hechizo en particular que ella había llegado a aprender mediante autoestudio debido a su complejidad y consistía en una variación de la regeneración automática, de forma en que resistiría ser sumergida en un tanque de ácido sin una muesca, al menos durante las siguientes horas, hasta que pasara el efecto.

—Aprendí cómo se divide el alma cuando tenía 15 años —comentó Tom, examinando el trabajo de Perséfone.

— ¿Y vas a explicarme cómo hacerlo?

—Es más simple de lo que a las personas les gustaría creer —dijo él, con una sonrisa maliciosa y un destello de profunda satisfacción en sus ojos rojizos—. El alma se divide naturalmente cuando cometes asesinato, Perséfone, y después de eso solo se requiere un hechizo para poner el alma en el recipiente adecuado.

— ¿A quién? Si para darte mi alma, debo matar, ¿a quién mataré?

—Ah, eso es interesante. Tuve que pensarlo detenidamente porque necesitamos terminar con esto lo antes posible, y tuve una idea —dijo Tom, girándose hacia la estatua de Salazar Slytherin—. Háblame, Slytherin, el más grande los cuatro de Hogwarts...

Perséfone apartó la mirada de inmediato, cuando la piedra comenzó a crujir y el basilisco emergió de la oscuridad, y ella tuvo que esforzarse activamente para mirar algún punto sobre la bestia y no directamente a sus ojos.

— ¿El basilisco? ¿Quieres que mate a tu basilisco? —preguntó ella, con escepticismo y consternación— ¿Para eso es la espada?

—Sí —respondió, encogiéndose de hombros ligeramente con indiferencia—. Los basiliscos viven varios siglos, pero su duración suele estar alrededor de los novecientos años. Este de aquí tiene al menos mil años. Incluso si no lo matas, no le queda demasiado tiempo, está sobreviviendo gracias a la magia residual del castillo, y aunque no es evidente, se está consumiendo a sí mismo. Es una desgracia que una bestia así decaiga de una forma tan vergonzosa.

MAKE ME YOUR ENEMY, tom riddle [✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora