CAPÍTULO 21

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Si Percy se sentía desconcertado por alguna inusual sensación de déjà vu, sus facciones no lo demostraron, pues no perdió por un segundo la mirada de pura perseverancia y un deje de impaciencia mientras esperaba la respuesta de su hermana

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Si Percy se sentía desconcertado por alguna inusual sensación de déjà vu, sus facciones no lo demostraron, pues no perdió por un segundo la mirada de pura perseverancia y un deje de impaciencia mientras esperaba la respuesta de su hermana. Y, aunque Perséfone siempre había sido una mentirosa con talento, una actriz en el sentido más clásico de la palabra, cuando habló lo hizo con el corazón en la mano, porque ese no era un chico de tercer año que había violentado la privacidad de su hermano menor, ni un chico que amenazaba con provocar la expulsión de sus otros dos brillantes hermanos... Ni siquiera uno de sus amables pero ingenuos profesores; ese era su hermano mellizo, que la había entendido mejor que nadie en el mundo, hasta que no lo hizo.

Así, como la mayor hipócrita en el mundo mágico y quizá en el muggle también, dejó las lágrimas caer y se colgó de su cuello en un abrazo.

—No es nada, Perce —dijo ella, entre sollozos.

—No me mientas Perséfone, nosotros somos mejores que esto —dijo Percy, en voz baja, y ella se encogió un poco.

Estás loca, Perséfone. Resonaron sus palabras, las que él ya había olvidado con solo un pequeño movimiento de varita y un hechizo que ella no debería saber y mucho menos dominar.

Ellos ya no eran mejores que eso. Su relación ya no era mejor que eso. No eran mejores que el olvido, las mentiras y los secretos, y aunque él le había dicho que la amaba en el peor momento de ambos, todo amor tiene límites y ella había bailado en los limites de ellos por demasiado tiempo.

—Es el maldito efecto secundario de pasar algunas semanas junto a Molly Weasley —dijo Perséfone, con desprecio.

— ¿Qué fue lo que te hizo esta vez? —preguntó Percy, muy molesto.

—Me hizo limpiar un viejo librero con nuestros álbumes de fotos de la infancia. Y, Percy, es como si yo no existiera, no hasta nuestro nacimiento, al menos. Pero no hay rastro de una niña en las compras, en la ropa o en la habitación. Es como si ella no me hubiera querido ni siquiera antes de que naciera, ¿qué mierda pasa? Todo el tiempo hablaron de las Weasley mujeres esparcidas a través del árbol genealógico como un milagro, ¿por qué no se entusiasmaron conmigo ni siquiera antes de mi nacimiento? Todo este tiempo creí que me equivoqué en algo, que había decepcionado a mamá de alguna forma, pero resulta que jamás he sido lo que ellos han querido.

—Perséfone... No hay nada malo contigo —dijo él, y se le quebró la voz cuando también derramó lágrimas y se aferró con más fuerza a su melliza.

Quizá te envíen a San Mungo a determinar qué es lo que está mal contigo... Pero estaré allí en todo momento, te lo prometo.

Tan parecido, pero tan diferente al mismo tiempo...

—Quiero creer eso, quiero creer eso con tanta fuerza que duele, pero también sé que al final todos me darán la espalda, porque el mundo se adaptó a mi existencia, pero eso no significa que la quieran.

MAKE ME YOUR ENEMY, tom riddle [✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora