EXTRA DOS | Asegúrate de no plantar tantas semillas en el jardín

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Dedicado a Karmakiller1212


Esta vez, Toshirou estaba en su día de descanso, pero en lugar de pasarlo en su casa o en el cuartel, decidió visitar la oficina de la Yorozuya con tal de pasar tiempo con su esposo, aunque eso no lo admitiría abiertamente.

Fue Shinpachi quien lo recibió y le dijo que Gintoki había salido con Kagura a comprar algo para comer.

—Gin-san salió corriendo después de recibir tu llamada —comentó Shinpachi, riendo un poco—. Creo que se emocionó demasiado.

Toshirou chasqueó la lengua y sonrió, luego procedió a encender su cigarro. Últimamente, debido a su trabajo, Toshirou había estado tan ocupado, que no se había pasado por la casa en días, por lo que apenas había visto a Gintoki.

Lo extrañaba, ahora que ya vivían en su propio hogar era difícil estar separados más tiempo del requerido.

Quería verlo.

—Estás en tu casa, Hijikata-san, estaré en la cocina preparando unas cosas que me pidió Gin-san —se excusó Shinpachi, mientras asentía con su cabeza a modo de disculpa.

—Sí, no te preocupes. —Asintió Toshirou de la misma forma.

Dio una calada a su cigarro y se recargó en el respaldo del sillón.

—Apúrate, idiota —murmuró Toshirou.

En eso, se escuchó que alguien tocó a la puerta. Toshirou se enderezó y se levantó, pensando en que Gintoki había regresado, pero al mismo tiempo pensó que era extraño que tocara la puerta de su propia oficina.

Así que concluyó en que era algún cliente o conocido.

—Yo iré, Shinpachi —avisó Toshirou, pasando por la cocina.

—Gracias, Hijikata-san —agradeció el menor, apenado y volviendo a lo suyo.

El samurái deslizó la puerta principal, encontrando a un niño frente a él. Extrañamente, este pequeño le resultaba familiar. Intentó ignorarlo, pero el cabello rizado y platinado y esos ojos de pez muerto eran exactamente iguales a los de él.

—¿Esta es la Yorozuya Gin-chan? —preguntó el menor—. Busco a mi papá. ¿Se encuentra Gintoki-san?

Toshirou quedó en blanco. Esto debía ser una broma de mal gusto. El oficial comenzó a sudar frío mientras mascaba fuertemente su cigarro.

—Me dijeron que viniera aquí si quería ver a mi padre —mencionó el pequeño, con inocencia.

No, no, no. Tranquilo, Toshirou, probablemente quiere hacer un encargo para encontrar a su padre. Además, Gintoki no..., pensó Toshirou.

—¿Es un encargo? —preguntó el mayor, con cautela.

—Ah, no —contestó, y luego sonrió—. Vengo a ver a mi papá.

Fue ahí, cuando escuchó la última frase, que Toshirou sintió a su alma dejar su cuerpo.

—Ah, mocoso —habló Gintoki, que acababa de subir las escaleras junto con Kagura y Sadaharu.

El oficial giró su rostro hacia Gintoki, viéndolo de forma filosa. A primera instancia, Gintoki no se percató de la atmósfera que envolvía a su esposo, pero al ver su expresión envuelta en rabia y a aquel niño que conoció hace unos años, supo que había algo mal.

Sentía que era el culpable de algo.

Toshirou solo podía fijar su mirada en Gintoki, que no sabía cómo reaccionar. Salió al pasillo y tomó una postura de desenvaine a la par que respiraba fuertemente.

Lo que es crecer | Gintama - GinHiji/OkiKaguDonde viven las historias. Descúbrelo ahora