La miseria, un lamento silente,
teje susurros en la tela de la existencia,
un poema oscuro, un relato latente,
donde el dolor trama su resistencia.
En callejones sombríos, se dibuja,
la tristeza baila en cada rincón,
sus versos son lágrimas que fluyen,
un poema de la miseria, cruda canción.
Entre escombros de sueños quebrados,
se entreteje la trama de la desesperación,
sus estrofas narran destinos marcados,
en el corazón de la pobreza, sin redención.
Los versos de hambre recorren la piel,
como un tatuaje indeleble de desdén,
la miseria declama su poesía cruel,
en la penumbra de un mundo sin sostén.
Las palabras de miseria, punzantes agujas,
se clavan en el alma con afilada precisión,
un poema que resuena en las ruinas,
donde la desolación teje su confusión.
Pero en este oscuro poema, aún hay esperanza,
un verso oculto que busca la redención,
la solidaridad que alivia la bonanza,
un rayo de luz en la penumbra, canción
.
Así, en la sinfonía de la miseria persistente,
donde el sufrimiento compone su sinfonía,
quizás pueda surgir un poema diferente,
donde la humanidad encuentre su armonía.
