En la penumbra de la ausencia, amor eterno,
mi corazón late, un eco fraterno.
Aunque te fuiste, aún siento tu calor,
en el jardín de recuerdos, cultivas mi flor.
Tus risas, como melodías en el viento,
resuenan en mi alma, un dulce aliento.
El tiempo no borra el lazo que nos une,
en el lienzo del amor, tu imagen cincela la luna.
En el susurro del viento, tu nombre persiste,
un eco amoroso, donde la tristeza se disuelve y existe.
Aunque tus pasos ya no pisen esta tierra,
tu amor florece, una flor que nunca se cierra.
Cierro los ojos, y tu rostro aparece,
como un sueño que nunca desvaneces.
En el lienzo del ayer, pintas la esperanza,
un amor que desafía incluso a la bonanza.
A través de la bruma de la despedida,
tu esencia pervive, en cada despedida.
Amar en la pérdida, es un arte divino,
donde el amor trasciende, eterno y divino.
En la danza de estrellas en el firmamento,
tu luz destella, un amor sin arrepentimiento.
Aunque la muerte se lleve lo terrenal,
nuestro amor persiste, inmortal.
En cada suspiro, en cada latido,
te llevo conmigo, en este camino compartido.
Aunque la vida nos separe en dimensiones,
el amor hacia ti, son eternas canciones.