En la sombra que danza en la oscuridad,
el miedo se alza, un turbio vendaval.
Susurra en las grietas de la mente inquieta,
un eco tembloroso que la calma despoja.
En los callejones del temor se desliza,
como sombra fría que la valentía avisa.
Alienta los suspiros, agita el corazón,
el miedo, un fantasma en la introspección.
Sus garras se aferran a la piel del alma,
tejiendo pesadillas, urdiendo la calma.
En el rincón donde la luz titubea,
el miedo siembra dudas, la incertidumbre crea.
Pero lucha contra su abrazo sombrío,
nace la fuerza, un resplandor bravío.
El miedo, aunque acecha en la penumbra,
puede ser vencido con la luz que deslumbra.
En el poema del miedo y su danza sutil,
la valentía es la tinta que escribe el perfil.
Que el coraje sea la melodía que resuena,
y en el abrazo del miedo, la fortaleza se eterniza.