En el rincón oscuro donde el dolor se anida,
teje su telaraña, una trama sin medida.
Un poema sombrío, letras de sufrimiento,
donde el corazón llora en su propio lamento.
Como espinas que clavan en el alma herida,
el dolor es un poema que susurra en la vida.
Versos de angustia, lágrimas que fluyen,
un camino melancólico que en el pecho huye.
En la noche sin estrellas, el dolor persiste.
Un poema que en la piel se inscribe y asiste,
cadenas de tristeza, nudos que aprietan,
el poema del dolor, un canto sin paletas.
Pero la profundidad de la oscura sinfonía,
a veces nace la fuerza, la luz que guía.
El poema del dolor, aunque amargo y denso,
puede ser la semilla de un nuevo comienzo.
Que en el poema del dolor, encuentres la senda
hacia la curación que el tiempo enciende,
y en las páginas del sufrir, aunque eternas parezcan,
descubras el verso sanador que las lágrimas gobiernan.