CAPITULO 11: CAMBIOS

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—¡No! Pelotudita, ¿qué te pasó? — La madre de Catalina, muy preocupada atiende rápidamente a Belén, que estaba herida. —Ustedes siéntese aquí, — haciendo referencia al sofá.

Los padres de la castaña se llevan a la rubia a otro cuarto, ninguno sabía lo que le estaban haciendo.

—Che, estoy re preocupado. —Dice Sebastián.

—¿Podemos hablar un momento? — Danilo quería aclarar las cosas con el de ojos claros, citándolo a charlar, alejados del grupo.

—Si, si, sin problema. — Ambos caminan un poco más afuera del salón.

Ya, cara con cara, Sánchez habla, —che, no me cargués, a vos te gusta Belén.

El de pelo negro no sabía que decir, ¿tanto se le notaba? —Si, ¿y que?

—Nada, que siento informarte yo pero, ella es mi novia. — Claramente el uruguayo estaba mintiendo, no eran nada, pero solamente quería que se olvidase de ella.

—Me estás jodiendo, pelotudo. — Hace ese particular gesto con las manos, juntando el pulgar y el meñique.

—Te digo la verdad. — Camina hacia el sofá nuevamente a esperar si Aguirre daba señales de vida.

1 hora más tarde
01:37 am

Los cuatro amigos estaban dormidos la particular butaca de color gris. Hasta que de un momento a otro la madre de Cata sale de la misteriosa habitación, agotada, Belén estaba bien, aunque durmiendo. No iba a armar un quilombo para una mina que seguía dormida.

La pareja se dirige al dormitorio y todos logran conciliar el sueño, menos el uruguayo. No sabía porque le había dicho eso a aquel chico, solo estaba dando vueltas en su cabeza el mismo tema.

Danilo consigue ver entre la oscuridad a la mujer y al hombre salir de ese cuarto rumbo a su dormitorio. Aunque le pareció un poco extraño que no avisasen lo lograba entender.

El chico quería aclarar las cosas de una vez por todas. Así que se levanta y muy cautelosamente se dirige hacia donde se encontraba descansando su mejor amiga.

El cuarto era amplio, solo se lograba alumbrar por la luz de la luna, estaban en plena madrugada.

—Belén, che, despertate. — Zarandea, no muy agresivamente a la rubia, con intenciones de levantarla.

La chica abre los ojos, un poco dolorida, —hola, ¿qué querés?

—Hola, ¿qué tal? — Sánchez quería ser ante esta propuesta sobre todo amable.

—¿Vos qué crees? Hecha mierda. — Ríe, aunque rápidamente tose.

—¿Te puedo preguntar algo? — El corazón de el castaño cada vez latía mucho más fuerte y rápido. Nunca se había sentido tan "enamorado".

—Si, si contame, — Belén no tenía ni idea de que le iría a decir, pero estaba por algún motivo emocionada. Le encantaba verlo ayudándola, aunque sea con un simple, ¿cómo estás?

—Te la hago corta, me re gustas. — El no se podía creer lo que estaba saliendo de su boca. Seguro ella no sentía lo mismo por el, seguro dejarían de ser amigos. Todos esos pensamientos rondaban por su mente, perturbándolo cada día que pasaba.

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