CAPITULO 12: ANTONELLA

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Después de esa despedida tan extraña, de dos completos desconocidos, conociéndose, Antonella llegó a su casa, tras un viaje de unos 15 minutos.

—El niño con el que andabas, ¿quién era? — El padre de la chica estaba muy extrañado, sabía que su hija se había quedado sin amigas pero no tenía ni idea de qué tenía más amigos, sobre todo hombres.

—Un amigo mío, — Sabía completamente que no eran nada, ni amigos, apenas habían intercambiado unas cuantas conversaciones. —¿Por?

—No, nada. Es que yo pensé que no tenías más amigos, nunca me has hablado de él, ¿es buen pibe?

—Si, es buen pibe. ¿Qué hay de comer? — Cambia rápidamente de tema.

—Milanesa. —Contesta secamente, no era tonto el hombre, sabía perfectamente que a su hija le pasaba algo.

Danilo sale hacia el lado contrario, dirigiéndose a Carlos. —Antonella, es re buena, che.

Si, ya te vi con ella, bien pegaditos. — El de rulos le da una palmada en el hombro, y seguido a eso le sonríe.

—Respeta, tengo novia. —Responde inesperadamente el uruguayo, Tévez no sabía lo suyo con la rubia.

—¿Quién es la desafortunada? —Dice bromeando, todavía no quitaba la sonrisa de su cara.

—Que tiras vos, es la Belén. — La cara del moreno se sorprende al escuchar eso.

—A bueno che, ¿porque no me lo contaste antes? —Pregunta curioso antes la sorprendente respuesta.

—Empezamos ayer.

Esa tarde

Antonella, estaba empacando sus cosas, pensando en todos sus momentos bonitos en el barrio.

Al acabar su padre le pregunta, —¿qué te pasa a vos?

—Nada pa, que estoy triste, tener que despedirme del barrio donde pasé mi infancia. Aunque nos le un buen sitio, ni seguro, siempre será mi casa, ¿entendes?

—Ya, ¿pero qué le hago yo? Es mi trabajo, no es mi decisión. — El hombre comenzó a enfadarse, pensó que su hija no comprendía las razones de la mudanza, que era una egoísta.

—Ya bueno, da igual che, te enojas re fácil. —La morena no quería irse, creo que se nota. Uno de los motivos es que alguien que le gustaba, si gustaba has leído bien, por fin le hablaba, en este caso Danilo.

Después de un silencio incómodo entre padre e hija, el hombre dice, —déjate de armar quilombo y subite a la camioneta.

—Ya voy. —Ella mira al suelo, y suspira. Ese chico la atraía desde hace como 1 año y medio, pero nunca se le había acercado, de hecho solo se burlaba de él. Se caían mal. Hasta este día.

Ya subida en el camión de mudanzas tiene un leve recuerdo, cierra los ojos, apartando la vista del pasto al lado de la inmensa carretera que la esperaba de camino a su nuevo hogar.

Intenta concentrarse en este pensamiento,

6 meses antes

Antonella sentada en su pupitre, mira ligeramente a Danilo y se recuesta en la mesa, la invaden unos pensamientos confusos hacia el.

Suena la campana del recreo, y se marcha al baño, se llevaba aguantando las ganas de ir al inodoro unos minutos, estaba casi que explotando.

Dentro de su cabina, escucha una conversación, al ser de las más populares, era obvio que se iba a quedar escuchando conversaciones ajenas.

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