Memorias

CAPITULO 4: SONRISAS

La chica seca las lagrimas rápidamente ante la pregunta del chico y señala hacia la derecha.

—Bue, vamos entonces. — camina lentamente hacia esa dirección. Al ver que la chica no se inmuta le pregunta, —che, vienes o te quedas ahí toda tiesa.

—¿Vos no tenías que comprar unas cosas? — ella se cruza de brazos, esperando una respuesta.

—Si, pero, primero te dejo a vos. —dice tranquilamente Danilo, pensando que ella estaría de acuerdo, hace nada estaba llorando.

—Ya fue, no tengo na que hacer, te puedo acompañar si querés. — Belén se descruza de brazos.

—A mi me da igual, lo hago por vos, estabas re triste. —Además tengo que caminar mucho, ¿segura?

—Si, si. — afirma con la cabeza la rubia. —Tengo plata, podemos merendar si te apetece, antes de ir a la casa del Carlos.

—Bueno va. — le indica a Aguirre el camino.

Los dos caminan unas horas por unos callejones, llenos de grafitis y vagabundos durmiendo en cartones. Este paseo le sirvió a Belén aprenderse a manejar por el fuerte.

—Todas la calles son re parecidas. — la rubia mueve la cabeza lentamente, mirando de un lado a otro, como si esto fuera a ayudarla a identificar mejor dónde estaba.

—Cuando vivís aquí ya te acostumbras. — Sánchez mete sus manos lentamente en sus bolsillos, como si fuese a decir algo comprometedor.

—Che, me vas a arrancar la cabeza, — la chica se gira mirándolo instantáneamente.
—En verdad no tenía que comprar nada.

—¡Qué! —responde la chica, nerviosa al no saber dónde está y cómo llegar a su casa.
—Sos tarado, o le tirás piedritas a los aviones, gil. — la rubia se para en seco, muy enfadada por la mentira de Danilo.

—Bueno, igual te puedo llevar de camino a tu casa... — el castaño mira a Belén. Ella estaba muy enfadada.

—Tarado ahora ya estamos re lejos —.exclama ella. La rubia intenta calmarse diciéndole a Danilo. —Ya fue, comamos algo.

Al chico se le enciende una sonrisa en la cara ante el repentino cambio de emoción, y entusiasmado dice — si si, pero pagas tú.

La chica asiente, pensando que era poco caballeroso por su parte no invitar, pero Belén sabía que Sánchez no tenía apenas dinero, así que no le dio demasiada importancia.

1 hora después

Ambos acaban de comer. Estaban verdaderamente repletos, pese a que eran flacos comían mucho los dos.

—Che, estaba todo re bueno.— se toca ligeramente la barriga, después de un tiempo se sentía completamente lleno.

—Lo sé, aunque me dejaste toda pobre, comiste un montón.— ríe Belén, achinando sus ojos.

El chico no solía ver a muchas chicas reír, y mucho menos de esa particular forma. Rápidamente se le contagió la risa y comenzaron a carcajear. Se les había olvidado por completo que estaban en una cafetería, con gente alrededor.

—Uru, ¿no nos teníamos que ir a la casa del Carlos? — interrumpe la chica entre sonrisas.

El chico se quedó callado por un momento, pensando, pero no en lo de Tévez, si no, le había llamado "Uru ". Danilo en ese momento sintió una conexión, como si se conociesen hace años, pero la realidad era que se conocieron este mismo día.