Paper Rings |Jenlisa|

Capítulo 25. Suegra, Navidad y ¿Love?

—Ya tengo una en mi oficina y ahora esta se quedará justo aquí.

Lisa tomó una de las copias de las ecografías, y la colocó debajo del tablero central de su auto, acabábamos de salir del control programado para este mes, el siguiente me lo anotó dentro de dos meses, debido a que me encontraba muy sana. 

—¿Tienes una en tu oficina? 

—Claro, así la veo a diario, por cierto, me hace falta una tuya. 

—Eso se soluciona fácil— me incliné hacia ella y le di un beso en la mejilla al mismo tiempo que tomé la foto.— 'Te ves demasiado tierna, esta es solo para mi, tu turno— con mi dedo índice le señalé mi mejilla y se acercó a darme un beso, tomé la foto y se la envié a ella. —Puedes colocar esa. 

—¿Ya te dije que amo la forma de tus ojos Nini?— dijo viendo la foto que le acababa de mandar. 

—Siempre me dices que te hipnotizo con ellos. 

—Eso es cierto, son mágicos— me iba a acercar a darle otro beso, pero una llamada entrante me interrumpió, al ver el nombre en pantalla, el pánico me invadió. 

—¿Pasa algo?— Lisa, al no recibir respuesta luego de varios segundos, se asomó a la pantalla de mi celular.— ¿Quién es? 

La llamada se perdió, pero volvió a sonar casi de inmediato. 

—¿Estás bien Jennie? ¿Quién es Ji-a?

—Es...— Dios, sabía que no iba a poder evitarla por siempre, en algún momento iba a tener que verla.— Es mi mamá. 

—¿Y eso es malo por qué...? 

—No sabe que estoy embarazada. 

—Ay, eso es muy malo Jennie. ¿Desde cuándo no hablas con ella? 

—Antes de tu boda. Tampoco la he ido a ver. 

—No te quiero espantar, pero se ve urgente. Ya es la cuarta llamada que dejas perder, deberías de contestarle. 

—No— dije casi de inmediato. El terror me estaba invadiendo, ¿qué diría mi mamá si le digo que me embaracé de un desconocido?

—Tienes que hablar con ella Jennie, no puedes evitarlo el resto de tu vida. 

—Si puedo, es más, ¿me amas? 

—¿Por qué me lo preguntas?— me dijo Lisa entrecerrando sus ojos. 

—Eso no importa, ¿me amas o no me amas? 

—Claro que sí, lo sabes. 

—Bueno, que te parece si nos escapamos de Corea de Sur y nos vamos a algún rincón recóndito del planeta— lo pensé solo por un momento— ¡Ya sé! Podemos ir a Latinoamérica, esa coreana que está en México dice que es bonito y que el mango es barato, podemos vivir vendiendo mercancía de K-pop y abriendo un restaurante de comida asiática, aprovechemos el boom de la cultura coreana. Te alimentaré a base de tacos y churros, ¿qué tal? 

—Es la mejor idea que has tenido jamás. 

—Lo sabía, seremos felices por siempre, te lo aseguro. ¿Necesitaremos visa? 

—Pero aun así tienes que hablar con tu madre, Nini. 

—¡Lisaaaa! Por favor apiadate de mi, me va a matar. 

—¿Hace cuánto que no la vas a ver? 

—Desde las vacaciones de verano, seguramente quiere que vaya para Navidad.— una nueva llamada se hizo presente, miré mi celular con duda, mi plan de escape a Latinoamérica había fallado. Volví a ver a Lisa, que con un gesto me animo a contestar. Deslice el dedo sobre la pantalla e inmediatamente escuché a mi madre.