Capítulo 20. No puedo abrir mi corazón sin preocuparme.

8K 551 264
                                    

—¿A qué hora puedo pasar por ti, preciosa?—me preguntó Lisa por teléfono.

—¿A qué hora sales tú?

—A la hora en la que me digas que pase por ti.

—Vamos Lis, tengo algunas cosas que calificar aquí, así que si tienes cosas pendientes, que sé que las tienes, puedes hacerlas y pasar por mi más tarde.

No me gustaba cuando, como hoy, descuidaba su trabajo por vernos por la tarde, ya dentro de dos días tenía la reunión con el grupo King, según me había dicho, esto era muy importante para su firma, si bien, ya era bastante reconocida, esto la podría catapultar para abrir otra sede y nacionalizar su empresa, ya no sería un despacho.

Tenía entendido que todo iba de maravilla, después de la última noche que pasamos juntas, todo siguió de la misma manera, Lisa y Rosé nos tenían abandonadas a mí y a Jisoo.

Solíamos bromear con que éramos mujeres de la Segunda Guerra Mundial cuyos maridos (novia y casi novia) se fueron a prestar servicio durante dos años (2 semanas) a la guerra en Japón (a su trabajo) y nos sentíamos demasiado solas haciéndonos compañía la una a la otra, haciendo manitas de crochet para nuestra familia una vez que volvieran, estando a la merced de sus cartas cada mes (sus llamadas diarias y mensajes a cada momento del día).

—Está bien, paso por ti a las 8, ya es una necesidad verla, Señorita Kim.

—Lo mismo le digo, Señora Manobal.

—Pero la hora, ¿te parece bien? ¿No es muy tarde para ti?

—No, me queda perfecto, nos vemos más tarde, es mejor que te apresures con tu trabajo, adiós cariño.

Le colgué sin recibir respuesta, ya que si no finalizaba la conversación, creo que no la terminaríamos nunca.

Recogí las cosas de mi última clase y me dirigí a la sala de maestros, directo a mi escritorio, ni siquiera terminé de sentarme cuando llegó Jisoo demasiado emocionada.

—¿A qué no sabes a quién voy a ver hoy?

—¿Tu marido regresa de la guerra?

—¡Sí!— sus ojos brillaban de manera intensa con el solo saber que iba a ver a Rosé, amaba que fuera tan feliz con Rosé, aunque por lo que había estado hablando, Rosé igual estaba muy enamorada, Lisa me dijo que antes de conocer a Jisoo, estaba con una mujer diferente cada semana, pero un día solo llegó diciéndole que había conocido al amor de su vida y de ahí no la sacó.

Qué fácil había sido encontrar el amor.

—Lisa me llamó, me dijo que por hoy saldría temprano y vendría a verme, supongo que es lo mismo con Rosé.

—Sí, iremos al departamento y hay algo que quiero pedirte.

—¡No me voy a poner audífonos Jisoo! Déjame dormir, mañana tenemos que dar clases.

—¡Llevo años sin verla!, por favor, ve a un hotel para que puedas dormir, yo lo pago— juntó sus manos en forma de plegaria para que aceptara su favor.

—¿Y por qué no vas tú a un hotel?

—Quiero hacerle una cena romántica en el departamento.

—Qué cursi— le dije volteando los ojos.—¿De casualidad no quieres que pase al supermercado por unas velas?

—¿No te mordiste la lengua? Tú eres igual con Lisa. Pero lo de las velas es una excelente idea —La verdad sí, ¿cómo no se me había ocurrido antes a mí? Sin embargo, eso no se lo iba a mencionar a Jisoo.— por favor, no llegues a casa hoy y ve a un bonito hotel, déjame tener una noche romántica con mi preciosa novia.

Paper Rings |Jenlisa| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora