Capítulo 29. Paper Rings.

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Los temas jurídicos en este capítulo fueron tratados a mi interpretación, las leyes de otros países son difíciles de comprender e investigar, de igual manera, lo que no pude localizar, se trató conforme a la ley mexicana, estadounidense y algo (mucho) más inventado por mi. Por lo que algunos aspectos pueden no cuadrar con la realidad. Gracias.

***

Lo que fácil llega, fácil se va.

Fue lo primero que pensé al terminar de leer el contenido del sobre, sentí como el pánico y el sentimiento de pérdida se entrelazaban en mi pecho como serpientes enredadas, apretando con fuerza cada respiración y dejando un sabor amargo en mi boca.

Recordé cómo la bilis vino a mi el día en que me enteré de que Ha Yoon se casaba, pero esto era peor, un millón de veces peor. Dentro de mi mente, me encontraba en un laberinto oscuro y confuso, donde cada paso parecía llevarme más lejos de la salida. Una sensación de vacío me estaba envolviendo, estaba perdiendo lo más importante de toda mi vida, sentía como mis manos temblaban agarrando aquel oficio.

Lisa se dio cuenta de mi estado, dejó a Giselle en su carriola y vino rápidamente a mi.

—¿Jennie?— no respondí, las palabras se encontraban atoradas en mi garganta, retenidas por un nudo, un solo aliento y me desarmaría completamente.— Jennie, ¿qué pasa?

El pánico empezaba a notarse en su semblante. Como pude, tendí la hoja hacia ella, lo leyó rápidamente y en ella, así como en mi, el brillo de felicidad se perdió en sus ojos y en ellos se instauró una barrera de lágrimas, la conexión que tenía con ella me permitía entender que en este momento, ella también se sentía perdida.

¿Podría alguien tan fácil arrebatarme la felicidad?

Se quedó unos largos y tortuosos segundos ahí parada, leyendo línea a línea de aquel documento. Al finalizar, este se arrugó en sus manos y me atrajo hacia ella.

Este contacto fue suficiente para terminar de rompernos ambas y estallar en llanto. Ella se aferraba a mi y yo a ella, podría considerarlo como un apoyo mutuo. Llorábamos, sí, pero teníamos el consuelo, no estábamos solas.

Cuando sentí que era suficiente y Lisa ya solo tenía pequeños espasmos en su respiración, terminé este abrazo.

—¿Qué vamos a hacer?— hablé finalmente, mi voz se escuchaba rota, podías notar la desilusión en ella.— Si él la reconoce legalmente...

—No podremos hacer nada.— completó mi frase.

Lisa lo sabía, yo lo sabía, la cultura homofóbica y misógina de Corea del Sur era capaz de quitarme la patria potestad de Ahyeon. Era capaz de limitarme a visitas ocasionales de fin de semana.

¿Sería capaz la ley de quitar a una niña de un ambiente sano y familiar y entregarla a un hombre que no la quiere solo porque éramos dos mujeres que se amaban el núcleo de esta familia?

Sabía la respuesta, mientras miraba los ojos de Lisa, veía como su mente estaba a toda máquina, me preguntaba si estaba pensando lo mismo que yo, responder a esa demanda, llenar redes sociales como protesta, un sin fin de soluciones vagas irrumpieron en mis pensamientos.

Utilizar sus influencias y las de sus padres en la política cobrando favores, inclinarnos a la corrupción.

La abracé nuevamente, recosté mi cabeza en su pecho, cada latido de su corazón resonaba contra el, marcando el ritmo frenético de su angustia. Sus manos, que estaban aferradas alrededor de mi, temblaban, incapaces de controlarse, sentía que estábamos envueltas en una neblina espesa de confusión.

Paper Rings |Jenlisa| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora