Capítulo 17. Patadas de ahogado.

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POV Lisa

—Gracias Jisoo, ¿a Jennie falta mucho para despertarse?— pregunté mientras bebía un sorbo del café que me fue negado ayer por la noche, al fin despertaba.

—Normalmente me despierto yo primero a arreglarme, solo tenemos un baño, por lo que lo ocupo yo primero y Jennie después, la dejo descansar más.— respondió Jisoo desde el otro lado de la pequeña mesa que tenían en la cocina.

Quién diría que esta adorable y bella mujer tendría detrás al mismísimo demonio. Nadie, lo sabe ocultar muy bien tras su rostro angelical. Ayer, de la manera más amable posible, nótese mi sarcasmo, me dijo que no me iba a pedir que me alejara de ella, pero que si iba a persistir con pretender a Jennie, más me valía comportarme y no lastimarla o si no me iba a partir en pedacitos.

Claro, todo esto ya censurado, porque la forma en la que me habló no es para nada apta para el público, podía jurar que le salía fuego de los ojos.

Ya entendía por qué Rosé se dejaba mangonear. No la juzgo, la entiendo. Aunque hoy parecía una persona completamente diferente, hasta me hizo café, creo que podemos ser buenas amigas, Jisoo era de esas personas fieles que defendía a los suyos, me alegraba que Jennie la tuviera de amiga, al menos sabía que no la dejaría sola en ninguna situación.

—Oh, entonces creo que no la despertaré para despedirme, debe estar agotada, vamos a dejarla descansar un poco más.— necesitaba llegar temprano a la oficina para arreglar todo lo que no había hecho ayer, sabía que estaría ocupada todo el día, de solo pensarlo, ya estaba agotada.

No dormimos juntas, pero porque Jisoo no nos dejó, dijo y cito “Debemos tomarnos las cosas con calma” y sabía que estaba en lo correcto, pero mi lado irracional solo quería actuar y dormir acurrucada en los brazos de Jennie, en fin, Rosé se había ido en la noche, ya que tenía que realizar un informe sobre su recién terminado proyecto, en el cual estaba trabajando hasta recibir una llamada de Jisoo preguntando si sabía sobre mí y Jennie.

Eran exactamente las 6 de la mañana y yo estaba sobre la puerta de Jennie viéndola dormir, me adentré en su habitación y dejé un casto beso en su frente, Jennie era preciosa, su rostro tenía forma de diamante, lo que hacía que sus mejillas sobresalgan un poco, tal como unos dumplings, sus labios eran rellenos y rosados, eran una eterna invitación a ser besados, toda ella era una tentación. Y me encantaba ser tentada, poniéndolo en analogía, ella era mi manzana y yo era una Eva pérdida del Edén, creo que es más que obvio que caí sin dudar ante ella, lo mejor era que no se sentía prohibida. 

Vi cómo se movió y se volteó de lado quedando sus labios levemente abiertos, su cabello quedó regado por toda la almohada y un mechón le cubría el rostro, lo retiré con mucho cuidado de no despertarla, su cabello era tan suave, simplemente tierna y divina, cute agresión era lo que se me venía a la mente.

Le eché un vistazo a su habitación, era pequeña, pero acogedora, tenía una cama individual, sus colchas parecían muy cómodas, lo que daría por poder quedarme dormida con ella hasta tarde, pero mis responsabilidades de adulto ya las había ignorado bastante, tenía un lindo tocador con un espejo redondo y un escritorio lleno de hojas, supongo, de su trabajo.

Vi unos post-its, tomé unos y le dejé una nota pegada e su espejo para no sentir que la dejaba sin despedirme.

Me disponía a retirarme cuando escuche que habló.

—¿Dijiste algo?—susurré por si acaso aún se encontraba dormida. Lisa fue todo lo que escuche antes de ver como caía en un sueño profundo nuevamente, dijo mi nombre en suelos, ¿acaso estaba soñando conmigo? Ojalá sea un sueño lindo.

Paper Rings |Jenlisa| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora