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No tengo realmente un nombre o una familia, apenas tengo recuerdos de mi madre debido a que han pasado unos años desde que estoy perdida o me mejor dicho, atrapada en otro mundo, eso lo sé porque todo lo que conocía ya no servía, tuve que aprender con sangre y sudor durante 6 años, todos esos años logré estar sobreviviendo solo por sacrificar mi humanidad o mejor dicho las enseñanzas de mi mundo.
Básicamente tengo que sacrificar mi sangre solo para tener un posiblidad para sobrevivir. Siendo honesta no recuerdo la última vez que hable con alguien o siquiera rogué a algún dios por piedad, solo sobrevivía con uñas y dientes contra todas las bestias de este mundo, compitiendo apenas con ellas por territorio.

Estaba regresando a mi cueva que ha sido mi hogar durante estos años, había terminado de cazar y traía varios kilos de carne fresca de alguna bestia que desconozco, aunque tampoco es que recuerde muchos a los que pueda comparar.

Apenas entre a mi cueva tire la carne a la fría piedra junto a algunos huesos, suspire y me tire a mi nido de pieles para descansar, estaba tranquila debido a que ya me había ganado ese poco de territorio que podía llamar mío
Respiraba el olor reconfortante de mi nido, pero escuche como alguna criatura se acercaba, eso solo significaba que buscaba pelear por el territorio, con furia recogí una astilla de hueso y salí de mi cueva, me encontré a una bestia bastante grande, yo la llamaba "piel dura", difícilmente algunas bestias podían contra ella si eran atacados primero.

Suspire viendo cómo estaba mirándome con arrogancia, después de años ya sabía el como pensaban las bestias casi siempre, corte levemente la punta de mi dedo para dibujar en mi cuello un símbolo de sangre, deje caer la astilla mientras sentía como mi cuerpo estremecía mientras me preparaba para pelear.

Sin darme tiempo en avanzar "Piel dura" empezó a correr hacia mi, pero yo tampoco me quede atrás pues apenas lo vi también me preparé para empezar a pelear.
Apenas salto hacia mi para atacar me aparte con mucho esfuerzo para después saltar a su gruesa espalda, por instinto me agarré con fuerza de su pelaje con una manos mientras que con la otra me apresurada para dibujar sobre otro símbolo mi mano ocupada, segundos después la bestias dejo de moverse y termino cayendo muerta mientras que yo suspiraba cansada soltando mi agarre.

-. Carne... Fresca...-

Sin pensarlo empezar a intentar desgarrar la piel con mis uña, sentí como mi cuerpo empezó a estremecerse aún más llegando al punto de sentir como si me quemaran las manos, segundos después pude destrozar la piel y llegar a la cadena la cual empecé a comer apresurada, el dulce sabor de la carne fresca me quitaba la sensación de dolor de mis manos.

Esa bestia era como 5 veces mi peso pero igualmente conseguí comer gran parte de la carne de su espalda, suspire mientras regresaba satisfecha a mi cueva para comer la carne que caze antes, al entrar fue a recoger mi comida y la empecé a comer con más tranquilidad, borre descuidadamente el símbolo de mi cuello y mi mano, así sentí como me relajaba a la par que comía lentamente.
Estaba por terminar de comer de no ser porque escuche como algo parecía lastimado fuera de mi hogar, ahora estaba enojada, la unica ley que respetaban las bestias ahí era no iniciar peleas después de una pelea de territorio.
Sali apresurada aún con la el dedo ligeramente cortado y apunto de hacer un símbolo en mi pecho, pero solo vi a una persona, me quedé paralizada mientras miraba desconcertada a la persona arrodillada enfrente a la bestia que antes me reto.
Esa persona se giró y me vió, parecía enojada, eso lo supe al ver como se levantaba mientras empuñaba un cuchillo y con la otra hacia algo extraño.

Apenas hizo eso yo me puse a la defensiva, hice el símbolo en mi pecho mientras no apretaba la mirada, yo iba a ir enserio, pero parecía que ella hablaba... La voz de esa persona me saco de mi defensiva.

Humana SalvajeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora