Misionero

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Esa precisa mañana en el infierno Alastor entendió por primera vez lo que Lucifer sentía cuando él se iba todo el día por asuntos externos.

No iba a negarlo, conciliar el sueño en los brazos de su ángel después de 1 semana entera sin lograrlo, solo para que a la mañana siguiente despertara con una infeliz nota en el lugar dónde se supone debería estar él, esperando pacientemente a que despierte y desearle un hermoso día, lo puso horriblemente de malas.

Lo que no iba a demostrar era que la ausencia de Lucifer lo afectaría todo el día, sin embargo, los huéspedes lo notaron en sus orejas caídas y su poco usual comportamiento sin sarcasmos o segundas malas intenciones disfrazadas de caballerismo.

Además de eso, esperó en el sillón del living desde que despertó hasta que solamente quedaron él, Adam, Husk y Angel, estos 3 últimos bebiendo en la cantina.

—¿Sigue depresivo verdad?— Husk miró discretamente a Alastor, que aún leía el mismo libro de la mañana y que había leído ya 4 veces en el día; asintió a la pregunta de Angel con una expresión extrañada.

—Nunca creí ver al jefe así, es muy raro.— Dijo sin más, sirviéndole a Adam otro trago.

—Hasta perras como él tienen sentimientos.— Escupió Adam tomándose su whisky de un trago.— Lo pasean de lo lindo y cree que es él quien tiene la cuerda.

—A veces dices cosas bien pendejas y raras Adam, pero supongo que tienes razón en esa.— Musitó Angel entre risas.— Alastor trae correa y ni cuenta se da, pero es adorable hasta cierto punto.— Volteó a ver al demonio de la radio, seguía leyendo pero sus orejas estaban atentas a cualquier sonido de la puerta principal.

—Casi me da pena verlo así. Casi.— Adam pide otro shot y vuelve a tomarselo de una; pasan otro par de horas bebiendo hasta que el nuevo demonio se quedó dormido en la barra.

Angel y Husk continúan hablando hasta que se decidieron por cargar al estúpido de Adam y llevarlo a sus aposentos.

Antes se despidieron de Alastor, quién no les dirigió la mirada, únicamente dedicó un ademán a forma de despedida.
Suspiró pesadamente, dejando el libro a su lado y en cambio tomó su celular para ver la hora. Casi daban las 3:30, provocando que su ceño se frunciera; no planeaba dar el brazo a torcer y escribirle un mensaje al soberano preguntando por su regreso, menos sabiendo que en la nota que dejó decía que seguramente llegaría para el desayuno.

De todas maneras no pierde la esperanza, le gusta pensar que Lucifer haría todo lo posible por llegar a dormir con él
Pero joder, odia sentir que es dependiente de lo que haga o no haga; se levanta del sillón para ir directo a su habitación, aunque a mitad del pasillo observa a lo lejos esa estúpida puerta roja con dibujos de patitos.

Entrecierra los ojos, dudando de si sucumbir al anhelo de su corazón o, como siempre, ignorarlo y ocultarlo hasta que Lucifer dé el primer paso.

...

Decide por esa única vez caer en la espontaneidad, dirigiéndose a la habitación del ángel caído con una resignada y auténtica sonrisa feliz.

🩷

Cerca de las 5, Lucifer finalmente regresó al Hotel después de una reunión con los pecados por allá en el anillo de la lujuria. Resulta que las peores de las malas lenguas difundieron que Lilith había regresado al Infierno, dispuesta a quitarle la "custodia" de Charlie, o algo así.

El ridículo chisme llegó a la boca de todos en los anillos de la lujuria, pereza y avaricia, por ende tuvieron que encargarse de apaciguar las cosas, con eso terminaron en pocas horas, lo que le costó el resto del día fue el festejo.

30 𝑑𝑖𝑎𝑠 𝑑𝑒 𝑂𝑇𝑃 𝐴𝑝𝑝𝑙𝑒𝑅𝑎𝑑𝑖𝑜 (+18/+21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora